«Vivir en una cultura diferente es un desafío»
Shiva Roofeh es facilitadora internacional, oradora, moderadora, diseñadora de programas y educadora que enseña a las personas a cómo ver, comprender y controlar su propia programación mental. Una manera de pensar y actuar que proviene de las distintas culturas en las que todos hemos crecido y estamos inmersos.
Shiva es de origen iraní-estadounidense, musulmana-judía agnóstica y ha vivido en seis países diferentes. Toda esta mezcla intercultural ha hecho de ella una persona con un gran capacidad de observación, análisis de los entornos sociales y adaptación al cambio. Conocimientos que aplica diariamente ayudando a personas para mejorarse a sí mismos y las relaciones en su entorno profesional.
En esta entrevista conocemos a una profesional inteligente, fuerte y decidida con una interesantísima experiencia.
– Eres de ascendencia iraní y creciste en Estados Unidos desde los cinco años, ¿cómo se vive entre dos culturas y qué ha supuesto para ti crecer en este entorno?
Esa es una buena y compleja pregunta. Vivir entre dos culturas a veces parece sexy y exótico, pero en realidad es muy difícil. Como muchos inmigrantes, crecí en un sistema en el que dentro de casa tenía una identidad, la persa, y fuera tenía otra, la norteamericana. Esta no fue una decisión consciente, fue instinto de supervivencia. En una cultura como la estadounidense, la sociedad no te da permiso para no ser estadounidense. Cuando nos mudamos a los Estados Unidos, yo era iraní, tanto en mi identidad interna como la externa, por lo que la identidad con la que la sociedad me etiquetó fue “la de Irán”. A medida que fui creciendo, mi identidad interna cambió, me convertí en iraní-estadounidense, pero mi identidad externa siguió siendo la misma. Siempre se nos pregunta: «¿de dónde eres?, no, ¿pero de dónde eres realmente?» Lo que nos obliga a identificarnos como otra persona, como no estadounidense en este caso. Al mismo tiempo, cuanto más tiempo pasábamos en Estados Unidos, menos me consideraban mi familia y otros iraníes como “una de ellos”. Entonces entras en una especie de lugar intermedio donde no eres ni lo uno ni lo otro. Para mí, esa desconexión constante entre mi identidad interna y mi identidad externa supuso una falta de sentido de pertenencia, que terminé internalizando. Así que, al crecer en ese entorno, sentí constantemente la necesidad de pertenecer a cualquier lugar. Me sentí sin hogar. Pero en ese espacio intermedio también puedes encontrar libertad. Si no soy completamente iraní, no tengo que seguir todas nuestras reglas tácitas, como tener el corazón de un poeta y además convertirme en médica o ingeniera. Asimismo, no ser completamente estadounidense significaba que tampoco tenía que seguir todas las reglas de los EE.UU, como la excesiva competitividad a la hora de perseguir tus sueños. Las culturas están llenas de contradicciones. Al no ser ni de una u otra, pude crear mi propia cultura, eligiendo qué valores, normas y comportamientos estaban más en consonancia conmigo. Ese es el mayor regalo que me ha dado vivir entre múltiples culturas.
«Sentí constantemente la necesidad de pertenecer a cualquier lugar. Me sentí sin hogar. Pero en ese espacio intermedio también puedes encontrar libertad»
«Las culturas están llenas de contradicciones. Al no ser ni de una u otra, pude crear mi propia cultura, eligiendo qué valores, normas y comportamientos estaban más en consonancia conmigo»
– Has vivido en diferentes países como Irán, Italia, Estados Unidos, Irlanda, Inglaterra y España, ¿de qué manera te han cambiado personalmente además de en cuanto a tu percepción del mundo y de las personas?
Viví en tres países antes de los cinco años. Nací en Irán y viví como refugiada tanto en Italia como en Estados Unidos. Cuando era niña, el simple hecho de saber, saber realmente, que existían otras culturas, fue un salvavidas. Y cuando digo «saber» no me refiero a cognitivamente, todos sabemos que existen otros países. Para mí “saber” es experimentar. Habiendo vivido en otros países, conocido a su gente, comido su comida, visto sus calles y haberlo experimentado todo, significó para mí, saber que siempre habría una salida. Siempre habría una escapatoria. Me doy cuenta de que esto suena muy a supervivencia, pero en realidad fue así como comencé a tener una mentalidad que de verdad entendía que otras realidades eran posibles. Otro cambio que me ha dado tener una vida intercultural es la constante energía y la necesidad de explorar. Honestamente, no sé si mi intensa curiosidad por el mundo es algo natural en mí o algo que ha sucedido por haber vivido tanto en el extranjero cuando era niña. Como adulto, también he continuado moviéndome. He vivido en Inglaterra, Irlanda y ahora en España, y todas esas experiencias me han ayudado a convertirme de manera constante y continua en una mejor persona. Cada día vivir en una cultura diferente es un desafío, en el buen sentido. Todos los días me encuentro con algo nuevo, a veces es una palabra y, a veces, me encuentro cara a cara con una parte de mi mentalidad o identidad que no sabía que estaba allí. Si aprovechas todos los desafíos y las novedades que te vas a ir encontrando en el día a día y si eliges enfrentarte a quién eres y no a quién quieres ser durante estos desafíos, entonces tienes la oportunidad de cambiar las partes más negativas que hay en ti y crecer continuamente para convertirte en una mejor persona.
«haberlo experimentado todo, significó para mí, saber que siempre habría una salida. Siempre habría una escapatoria»
– ¿Qué significa para ti la capacidad de adaptación?
Significa hacer pequeños cambios en su forma de pensar, cuestionar aquello que presupones y cambiar algunos hábitos. Existe el temor de que si te adaptas a otras personas u otras culturas (que es fundamental para una inclusión de verdad), te pierdas a ti mismo y tu identidad. Eso es una absoluta tontería. Adaptarse no cambia quién eres, no cambia tus valores o creencias religiosas y no te hace menos patriota. La adaptación consta de dos partes generales: adaptarse a comportamientos y horarios, y adaptar la mentalidad y la actitud.
Ambos significan mirar a tu alrededor: a las personas con las que eliges pasar tiempo y amar, la organización en la que trabajas, la comunidad que eliges mantener, la sociedad en la que vives, y comprender a las personas que componen esos grupos. ¿Qué es el sentido común para ellos? ¿Qué es «normal» para ellos? Algunas cosas como los horarios y los códigos de vestimenta pueden ser rígidos y eso significa que debes cambiar sus comportamientos y hábitos. Otras cosas, cosas intangibles, como la comunicación, la confianza, el respeto, la amistad y el liderazgo, son más flexibles y significan que debes observar y aprender sobre esas personas para poder tratarlas como quieren que las traten, y no como quieres que te traten a ti.
«Existe el temor de que si te adaptas a otras personas u otras culturas (que es fundamental para una inclusión de verdad), te pierdas a ti mismo y tu identidad»
«Adaptarse no cambia quién eres»
– ¿Qué es la programación mental, por qué comenzó a interesarte y cómo trabajas en esta área?
La programación mental son todas aquellas reglas no escritas; los llamados: sentido común, presunciones, valores, creencias y comportamientos que heredamos de nuestras culturas, religiones, familias, amigos y comunidades mientras crecemos. No elegimos activamente ninguna de estas presunciones, valores, reglas, etc… nos fueron entregados, fueron programados en nosotros desde la infancia. Me interesé por la programación mental cuando entré en el mundo de la Inteligencia Cultural. Aprender que cada cultura tiene su propio «sentido común» y que hay diferentes definiciones y creencias en torno a cosas como: la confianza, el respeto, el «buen» liderazgo e incluso diferentes perspectivas del tiempo, me hizo darme cuenta de que estamos formados en aquellas presunciones, valores y creencias propios de nuestra cultura. De niños no se nos pregunta qué modelo mental del mundo queremos usar. Se nos da un modelo mental y se nos ordena que lo sigamos, (esa orden nunca es explícita, se presenta en forma de rechazo), «si no sigues la manera en la que trabajamos, entonces no perteneces aquí». Esto me hizo darme cuenta de que incluso las unidades culturales más pequeñas, como lo son: familias, comunidades, escuelas… están formadas por personas que siguen un modelo mental similar entre ellos. ¿Y adivina qué?, todas estas personas (es decir, tú, yo y todos los que conocemos) terminan en puestos de trabajo como: directores ejecutivos, políticos, trabajadores de fábricas, trabajadores de la hostelería, del sector de la sanidad, etc… y continúan viviendo acorde con cómo debería ser el mundo según sus modelos mentales. El problema es que, primero, ninguno de nosotros elegimos nuestro modelo mental, por lo que muchas veces lo que es “normal” para nosotros no es realmente “lo natural” en nosotros, y segundo, nadie comparte exactamente el mismo modelo mental que nosotros, pero creemos que sí. Mi trabajo consiste en ayudar a los líderes senior a comprender y descomponer sus modelos mentales para deshacerse de aquello que presuponen, de sus creencias, reglas y comportamientos no escritos que no les sirven a ellos, ni a sus equipos ni organizaciones.
«No elegimos activamente ninguna de estas presunciones, valores, reglas, etc… nos fueron entregados, fueron programados en nosotros desde la infancia»
«Mi trabajo consiste en ayudar a los líderes senior a comprender y descomponer sus modelos mentales para deshacerse de aquello que presuponen, de sus creencias»
– ¿Cómo es el trabajo que realizas como facilitadora y de qué forma lo aplicas en tu trabajo?
Cuando trabajo como facilitadora y no como formadora, mi rol es crear y moderar procesos en los que las personas se unan para discutir un tema, generar ideas, tomar decisiones, etc… En mi rol como facilitadora, no soy necesariamente experta en un contenido concreto, son los participantes quienes son los “expertos” o quienes poseen el conocimiento. Mi papel es crear un espacio psicológicamente seguro en el que los participantes sientan que pueden compartir abiertamente, discutir sin desviarse del tema, no tomarse las cosas de manera personal y obtener las ideas que surgen en el camino. Utilizo mis habilidades de facilitación todo el tiempo, en reuniones con clientes, en debates, cuando enseño… mientras discuto con mi pareja. Es como una herramienta mágica.
«Mi papel es crear un espacio psicológicamente seguro en el que los participantes sientan que pueden compartir abiertamente»
«Utilizo mis habilidades de facilitación todo el tiempo, en reuniones con clientes, en debates, cuando enseño… mientras discuto con mi pareja. Es como una herramienta mágica.»
– Diseñas programas de educación para empresas ¿qué tipos de programas diseñas y qué resultado tienen?
Le enseño a la gente cómo no ser idiotas. Me estoy dando cuenta de que esto suena ofensivo, pero lo digo con la mejor intención. Mi definición de idiota es alguien que desconoce la programación mental que impulsa sus decisiones, comportamientos y actitudes. Así que, le enseño a la gente cómo descubrir su programación mental oculta para que puedan ser mejores personas primero, y mejores líderes en segundo lugar. Y una mejor persona es simplemente alguien que sabe lo suficiente sobre sí mismo como para no poner sus inseguridades, miedos, ira etc… en otras personas.
Hago esto a través de programas enfocados en la Inteligencia Cultural y el Liderazgo y, lo que es más importante, donde ambos se encuentran: la autoconciencia y el liderazgo objetivo y no por defecto.
Cuando comienzas a vivir y lideras con intención y no por defecto, te haces consciente de tus problemas: los miedos, las inseguridades, las viejas creencias y las suposiciones que han estado impulsando tu comportamiento. Te das cuenta de cómo eso te ha ayudado de alguna manera, pero también cómo ha dañado tu liderazgo, tus relaciones y tu carrera.
Piensa en ello como herramientas para el liderazgo y la vida que nadie te enseña. Eso es lo que enseño y facilito. Los resultados son asombrosos (muy humilde por mi parte, lo sé). Bueno, siempre hay un porcentaje de personas que se resisten y lo rechazan, pero la mayoría está abierta a la idea de mejorar quiénes son y cómo se manifiestan. Algunos resultados en esos casos han sido, por ejemplo: líderes poco convencionales y de la próxima generación, habiendo obteniendo un asiento en la mesa directiva?, un estudiante universitario supremacista blanco que acaba abrazando el multiculturalismo; líderes senior que abandonan sus trabajos de alto perfil y bien remunerados para lanzar proyectos comunitarios impulsados por un deseo; Directores generales de las principales empresas farmacéuticas que trabajan activamente para convertirse en mejores predecesores, y mi favorito, líderes de países y, de grandes industrias, que se enfrentan a sus miedos e inseguridades por no ser lo suficientemente buenos, lo suficientemente inteligentes y ser simplemente normales.
«Una mejor persona es simplemente alguien que sabe lo suficiente sobre sí mismo como para no poner sus inseguridades, miedos, ira etc… en otras personas»
– Trabajas para diferentes empresas internacionales como Novartis, ABN AMRO, Gestamp Automotive, Generali, Accenture, Rolls Royce, Samsung, BASF, Merck, Repsol y Unilever entre otras ¿de qué proyectos te sientes más orgullosa?
Si tuviera que elegir, diría que el proyecto que hice para Generali es del que estoy más orgullosa y es definitivamente uno de mis favoritos. Tenía muchas capas como programa y tuve la suerte de trabajar con un gran equipo y un cliente muy inteligente e ingenioso. Sin embargo, a nivel personal, yo no me encontraba en un buen momento. El programa incluía algunas sesiones en persona de una semana en Italia, y el tercer día de la primera sesión, me di cuenta de que mi matrimonio no estaba funcionando y de que quería divorciarme. Esa noche lloré y todas las demás noches hasta que llegué a casa. Sin embargo, durante el día pude subir al escenario, tomar el control de la sala y hacer un trabajo increíble. Me encantó cada minuto, no sufrí, me sentí exactamente donde necesitaba y quería estar en ese preciso momento. Vivir en ese espacio entre la pasión de hacer lo que amo hacer y el terror de saber que mi vida tendría que cambiar drásticamente, desbloqueó algo en mí. Experimentar aquello, me hizo entender que podía derrumbarme y seguir adelante al mismo tiempo.
Estoy extremadamente orgullosa de ese programa en general: el cliente, los participantes, mi co-facilitadora, son algunos de los mejores profesionales y humanos con los que he trabajado. Pero también estoy orgullosa de mí misma porque no solo pasé por un mal momento, sino que sobresalí durante ese mal momento e incluso lo disfruté.
«estoy orgullosa de mí misma porque no solo pasé por un mal momento, sino que sobresalí durante ese mal momento e incluso lo disfruté»
– Eres docente en diferentes escuelas de negocios, como DukeCE, Headspring (antes Financial Times – IE Corporate Learning Alliance), The Geneva Business School, BSpark e ICADE ¿cómo es la relación con tus alumnos y qué tratas de inculcarles?
No soy una profesora que esté para dorarle la píldora a nadie. Además, tengo poca paciencia y altas expectativas. Pero es que quiero enseñarles a todos mis estudiantes las herramientas de vida y liderazgo que nadie me enseñó a mí ni a quienes me rodean. Quiero inculcarles una necesidad, no un deseo o una aspiración, sino la necesidad de ser mejores y hacerlo mejor. Creo que puedo responder mejor a esta pregunta citando a un antiguo estudiante (podéis encontrarlo en mi LinkedIn): “Antes de contactar a Shiva, piénsatelo dos veces. Y piénsatelo con cuidado… Solo hazlo si estás preparado/a para conocer la peor parte de ti; hazlo sólo si quieres ser consciente de tus presunciones y prejuicios más profundos; si quieres tratar a las personas como les gustaría y no como te gustaría a ti; Hazlo solo si estás listo/a para saber que eres igual a todos/as los/las demás en el mundo, pero todos/as los/las demás son diferentes a ti. Hazlo si quieres cambiar. Pero hazlo especialmente si quieres ser un mejor ser humano. Shiva me ha cambiado y ha cambiado mi vida. Personas como ella hacen del mundo un lugar mejor»
– ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Me encanta la cantidad y diversidad de personas que conozco y la variedad de opiniones, visiones del mundo, creencias, historias y suposiciones que tienen. Me encanta viajar, trabajar y conocer a líderes de todo el mundo y darme cuenta de que todos comparten el mismo miedo central: el no ser suficientemente buenos. Me encanta poder ponerme frente a personas poderosas como a iguales, porque sé que por más complejos que seamos, por diferentes que sean nuestras realidades, todos somos solo niños que fingen ser adultos porque ninguno de nosotros sabe realmente qué hacer.
«sé que por más complejos que seamos, por diferentes que sean nuestras realidades, todos somos solo niños que fingen ser adultos porque ninguno de nosotros sabe realmente qué hacer»
– Colaboraste de manera desinteresada con organizaciones de ayuda a inmigrantes y refugiados ¿qué tipo de trabajo realizaste en ellas?
Trabajé como capacitadora de inteligencia cultural para el personal y voluntarios de organizaciones de refugiados y también como capacitadora de inteligencia cultural para sus clientes.
– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?
El desarrollo profesional a través del desarrollo personal es algo realmente poderoso, que no está disponible para el público general. La oportunidad de conocer a los líderes de la próxima generación que quieren ser mejores y hacerlo mejor, que pertenecen a diferentes empresas, industrias y roles, y la posibilidad de que puedan trabajar juntos en su desarrollo profesional con sus propios términos, es algo muy especial. Eso es lo que quiero aportar para el futuro. Quiero ayudar a los líderes de la siguiente generación que tienen una mentalidad global, a tomar el control de su carrera y liderazgo para que puedan traer una cultura más saludable y dejar un legado del que puedan estar orgullosos. En definitiva, quiero abrir las formaciones que hago para empresas al público general.
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Que cada vez más gente activamente practique el ser mejores personas.
«Que cada vez más gente activamente practique el ser mejores personas»
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