El pasado mes de marzo se presentó en el Teatro Réplika de Madrid la obra Salvadas, dirigida por Maja Kleczewska dentro del Festival Ellas Crean, incluido dentro de la programación del Instituto Polaco de Cultura con motivo de la presidencia de Polonia de la Comisión de la Unión Europea y que cuenta con el apoyo del Instituto Adam Mickiewicz.
Salvadas es un monólogo desgarrador escrito por Piotr Rowicki e interpretado por la actriz Agnieszka Przepiórska que narra la brutal violencia sufrida por mujeres en el campo de tránsito Zieleniak, Varsovia, en 1944, a manos de la unidad RONA de las SS. La protagonista, Irena K., tras 80 años de silencio, revive su voz para honrar a las heroínas olvidadas. Una obra que dejó que dejó el público visiblemente impresionado y que quiso saber más de aquel terrible suceso al terminar la representación quedándose a conversar con la actriz protagonista.
Conversamos con su directora Maja Kleczewska para conocer más sobre la obra y recogemos también parte del diálogo que la actriz Agnieszka Przepiórska mantuvo con el público al final de la representación del monólogo.
ENTREVISTA CON MAJA KLECZEWSKA
Maja Kleczewska es una de las directoras teatrales más reconocidas de Polonia. Sus obras se han presentado en escenarios como La Bienal de Venecia -donde fue galardonada con el León de Plata-, el Stary Teatr de Cracovia, el Deutsches Schauspielhaud de Hamburgo o el Teatro Nacional Alexandrinsky de San Petersburgo.
– ¿Por qué decidiste dirigir Salvadas y qué sentimientos le impulsaron a descubrir los sucesos originales de 1944?
En agosto de 1944, durante el Levantamiento de Varsovia, un grupo de criminales rusos se unió a los nazis y su misión era pacificar a los civiles de un distrito central de Varsovia. Desconocía la magnitud de las violaciones y asesinatos que cometieron. Desconocía que, después de 80 años, la mayoría de los nombres de las víctimas se desconocen. Tampoco conocía el impacto que la ocupación soviética tuvo en el silencio forzado de las víctimas. Los crímenes rusos fueron encubiertos. Miles de mujeres nunca contaron las violaciones que sufrieron. Me alivió que, después de 80 años, podamos contar la historia del heroísmo de estas mujeres.
– ¿Por qué crees que estos sucesos nunca se documentaron ni denunciaron? ¿Por qué se mantiene el silencio en lugares donde han ocurrido violaciones incluso después de décadas?
Comprendí que no solo la política soviética, sino también la vergüenza, eran un tema importante. Las mujeres no querían volver a traumatizarse recordando los horrores de la guerra. La violación es un arma de guerra cuyos efectos se sienten en el pasado, presente y futuro. Los efectos del trauma de una violación en tiempos de guerra se sienten a lo largo de la vida. El silencio y la negación son posibles mecanismos de autodefensa que protegen la estructura psicológica humana.
– En tu opinión, ¿qué crees que ocurre en el cerebro de los hombres que los transforma de esta manera durante una guerra? ¿Por qué reprimen su empatía, a menudo teniendo esposas e hijos en casa?
Estas son preguntas muy interesantes, pero en mi trabajo no me centré en los procesos psicológicos de los perpetradores. Quería centrarme en las víctimas y los supervivientes. Y quizá la explicación de Philip Zimbardo baste para aceptar que cualquiera puede convertirse en perpetrador, dependiendo de la situación y las condiciones. Probablemente todo ser humano es capaz de crueldad.
– ¿Ha cambiado la forma en que los medios hablan sobre las guerras o aún no se habla lo suficiente de la violación?
La violación como arma de guerra devasta a las víctimas con violencia y trauma. Las sobrevivientes necesitan ayuda psicológica. En todas las guerras hay víctimas de violación, tanto en los conflictos pasados como en los presentes. No hablamos lo suficiente de ello. El 7 de octubre, mujeres fueron violadas, asesinadas y secuestradas por terroristas de Hamás, pero los medios de comunicación, sesgados, no prestaron atención. Las mujeres ucranianas son violadas, pero su voz no se escucha. Una activista ucraniana, durante el Festival de Cannes de 2022, apareció en la alfombra roja, se arrancó el vestido, dejando al descubierto la bandera de Ucrania pintada en su pecho desnudo, con las palabras «Dejen de violarnos» escritas en su abdomen, mientras que otras partes de su cuerpo mostraban huellas rojas de manos. La mujer gritó «¡No nos violen!» mientras el personal de seguridad la rodeaba rápidamente y la sacaba de la alfombra roja. Su voz tampoco fue escuchada.
– El monólogo exige mucha intensidad de Agnieszka Przepiórska durante la mayor parte de su tiempo en el escenario. ¿Cómo trabajaron con ella para mantener esta intensidad sin agotarse?
Bueno, creo que, al final, después del espectáculo, se siente agotada. El papel que interpreta es intenso y exigente. Pero lo importante es la intención y la consciencia de que dice lo que debe decirse, de que revela lo que estaba oculto. El sentido de la palabra da fuerza.
– ¿Qué reacciones tuvo el público que vio la obra en Polonia? ¿Y en otros países?
Muchos espectadores se quedan después de la función para compartir sus experiencias. Hay quienes, ahora con casi 90 años, recuerdan esos eventos, estuvieron allí y se quedan después de la función para compartir sus recuerdos. Conocerlos es una experiencia inolvidable. Y entonces entiendo por qué esta función tuvo que hacerse y por qué es necesaria.
– Salvadas se presentó en Madrid en el marco del Festival Ellas Crean. ¿Cómo crees que difiere la perspectiva de las mujeres de la de los hombres al crear?
No estoy segura de cómo definir la perspectiva femenina/masculina en el arte. Quizás me resulte más fácil trabajar con personajes femeninos. Me gustan diferentes artistas y sus obras, pero su género no influye en mi percepción del arte.
ENCUENTRO CON LA ACTRIZ AGNIESZKA PRZEPIÓRSKA
Agnieszka Przepiórska es actriz de teatro, series y cine, intérprete de monodrama. Graduada en el Departamento de Interpretación de la Escuela Superior Estatal de Arte Teatral y Cinematográfico de San Petersburgo. En la actualidad está afiliada permanentemente al Teatro Juliusz Słowacki de Cracovia, donde actualmente se la puede ver, entre otras, en las obras Dziady y Wesele, dirigida por Maja Kleczewska, y Por favor, señor y señora Wyspiański moribundo, dirigida por Agata Duda-Gracz.
El público preguntó a Agnieszka Przepiórska cómo se sentía al interpretar este monólogo y qué suponía para ella: «Siento una vocación, siento que tengo una fuerza para contar estas historias, me gusta hacer que estas mujeres entren en el imaginario común. Me canso, pero no me vacío. Lo siento como una misión, para mí es la ya 9° obra que montamos, siempre me han interesado las biografías de mujeres, es mi objetivo profesional. Me interesa recuperar la memoria de esas mujeres. Falta contar la mitad de la historia, que es la de las mujeres.
La casa de los encuentros con la historia es una institución con la que colaboramos y que organiza encuentros teatrales además de recoger archivos orales de supervivientes, que cada vez van quedando menos porque van falleciendo. Gracias a esta institución y está obra hacemos que estas obras entren en el mainstream.»
Przepiórska se ha interesado y estudiado la Guerra Civil española para encontrar elementos comunes con Salvadas, y durante el encuentro mencionó las fosas comunes y la memoria histórica. También dijo que visitó el Museo del Prado buscando la obra de las mujeres artistas.
Sobre el teatro que más le interesa, Przepiórska dijo: «Me gustan los dos tipos de teatro, el burgués y el político. Me gusta usarlo como herramienta política feminista pero también me gustan las palabras, soy actriz. Pero ahora no encuentro lógica a un teatro que no tenga un mensaje o un sentido para denunciar algo.»
La actriz también habló de su relación con Rusia y la cultura rusa: «Me formé en interpretación en San Petersburgo y los polacos siempre hemos percibido la cultura rusa como algo muy grande, incluso demasiado grande. Aprendí mucho allí de mis profesores rusos. Pero cuando Rusia invadió Ucrania me desvinculé de Rusia. Creo que su cultura es muy importante y me gustan mucho sus autores, pero por lo que está pasando es el momento de dar más difusión a la cultura ucraniana.»
Sobre Maja Kleczewska y el equipo con el que ha trabajado en esta producción dijo: «Kleczewska es una de las tres mejores directoras de escena de Polonia, ella suele trabajar con elencos más numerosos y producciones más grandes. Para mí es un milagro que ella haya querido dirigir esta obra. También el resto de profesionales que me acompañan como el creador del vídeo que se proyecta en escena Krzysztof Garbaczewski, la coreógrafa Anna Krysiak, el compositor de música Cezary Duchnowski o el diseñador de vestuario Konrad Parol. Pienso que Irena K. ha querido que todos estos grandes artistas hayan querido trabajar conmigo.»
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