Pepa Salas Vilar – Artista plástica – 8×8

 

8×8 (infinito x infinito) es un proyecto curatorial de entrevistas a mujeres artistas y gestoras culturales dirigido por Andrea Perissinotto con la colaboración de YANMAG

 

«El color lo reservo para expresar la emoción abstracta, como una luz en movimiento que nos visita, la percepción sinestésica»

 

Pepa Salas Vilar muestra en su obra lo que nuestra mente reinterpreta constantemente. Es en la memoria donde permanecen los abrazos, las caricias, los besos, el anhelo constante de la conexión con el otro… pero se presentan ante nosotros una y otra vez de manera diferente con el paso del tiempo. Lo efímero y lo táctil, los momentos en lo que querríamos permanecer -en ese lugar, con esa persona- flotan entre montañas, en un mar con ballenas y colores ácidos, entre lo figurativo y lo abstracto. Escenas en las que nos reconocemos, que parecen sacadas de fotogramas antiguos, quizás extraídos de nuestra propia película.

 

Andrea Perissinotto sobre la obra de Pepa Salas Vilar:

 

«En estos tiempos ansiosos, dolidos por una impaciencia congénita que fagocita cualquier intento de saborear los momentos, las acciones, las fortunas o tristezas de cada parte de la vida, la obra de Pepa Salas Vilar nos alivia como una caricia subterránea, un oasis de algodón y hierbabuena que se respira con los ojos. Una experiencia reconfortante en un hábitat rebosante de incertidumbre, donde la necesidad imperativa de experimentar algo nuevo, siempre nuevo, constantemente nuevo, nos detiene en un estado de conexión perpetua con la individualidad: la nuestra, o la que nos han vendido como tal.

Y hace falta una dosis considerable de voluntad para desconectarse de la inmediatez del deseo y deleitarnos con lo que tenemos. Para disfrutar de la cercanía de los seres queridos, los que ahora están, pero no sabemos hasta cuándo. Ese beso en la frente, del abuelo a su nieto, esa sonrisa condescendiente de la madre al hijo, ese abrazo que une a las personas amadas como lágrimas de amapolas, cayéndose por el espejo de los recuerdos. Un cristal que separa el hogar doméstico del paisaje lunar, de las miradas hacia el vacío, girando la vista alrededor de un retorno.

Pero las pinturas de Pepa no son una transcripción fehaciente de unos hechos, sino más bien en ellas nos encontramos con los sedimentos del recuerdo y el olvido que se plasman como capas superpuestas de un acto del querer: el encuentro de la mente que se tropieza ante el intento de un acercamiento a la fisicidad y se consuela con un ejercicio de reminiscencia. Un juego imperfecto y placentero, donde las reglas desvanecen en un limbo sabroso, efímero y táctil. Como dice la artista «No es lo mismo recordar un suceso que ocurrió hace diez años a algo que sucedió ayer. Nuestra mente está continuamente creando».

Efectivamente, en la incesante erupción de figuras y sujetos que se entremezclan a la sombra de unas hipótesis de lo que fue, las pinceladas surcan el lienzo cabalgando unos blancos y negros que, a menudo, se ven interrumpidos (o acompañados) por unas líneas rectas fluorescentes o de colores pasteles: colores que fomentan la divergencia entre un acontecimiento estático y la multiplicidad del ser imaginativo. Quizá sea el color que escucha tus días, de uno en uno, que está viendo tu pelo caerse en el sofá, que enmarca un vaivén de experiencias compartidas, de momentos añorados: es verde ácido o pálido, que empuja la curiosidad de un niño, que nace con él, que es frío como un granizado de hielo y perejil y pica como un desamor de verano.

Es rosa que no pretende ser cariñoso ni deprimido, que no es banal pero tampoco luce de interés… es un cúmulo de granadas ásperas encima de un volcán que eructa leche de tigre, arañando la montaña en su caída hacia el mar, en un remolino turbio de silbatos afónicos que desaparecen como una ballena en un cajón. Es azul, azul claro, más bien, que se come la vejez a bocados, perfilando las palabras que no te ha dicho nunca, porque siguen siendo tan hostiles que se le llena la boca de heridas, tan patéticas y tan amargas que no consigue dormirse.

Y, sin embargo, toda esa variedad cromática que acompaña los protagonistas de los cuadros de Pepa, no nos asusta, al contrario, nos fortalece incluso en los momentos en los que empatizamos con el dolor. Porque siempre parece haber unas manos, protectoras, reconfortantes… muchas veces las hay, pero incluso cuando creemos que no, tenemos la impresión de que están allí, fuera de plano, en el trozo de pintura que no entra en la geometría de la pieza.

Entonces, incluso cuando estás asustada, estás preciosa, completamente sola, completa, completamente fuerte. Pepa Salas nos ofrece una dimensión exactamente diferente a la que creíamos conocer: una catarata de margaritas azules, dejándose llevar por la tridimensionalidad del ahora, en una repetición exhausta de patrones impuestos que gracias a ella estamos aprendiendo a reformular, cruzando los brazos a la altura de las muñecas y moviendo rápido los dedos, como libélulas aterrizando en un charco de sangre, cayéndonos una y otra vez, gota tras gota, pétalo tras pétalo, para perdernos en chubascos de jazmín y canela, a la espera de un beso. Un beso que vendrá, porque así lo hemos decido nosotros en nuestra memoria, nuestra propia justicia.»

 

ENTREVISTA CON PEPA SALAS VILAR

 

– ¿Cómo definirías tu obra?

El tema de la sinestesia ha influido siempre en mi obra, sin ser consciente de ello, en mis trabajos siempre aparecían símbolos como palabras o letras, números, códigos de color… que aportan a la obra significado. En mi obra actual, mezclo figuración y abstracción. Los elementos figurativos los represento en blanco y negro, mientras que el color lo reservo para expresar la emoción abstracta, como una luz en movimiento que nos visita, la percepción sinestésica.

Como una apreciación personal, incluiría mi obra en el estilo Realismo Mágico.

 

– ¿Tu obra tiene un sentido vinculado a la temática de la mujer o por el contrario tiene un carácter más universal?

Mi obra es más universal, vinculada a las emociones del ser humano, indistintamente de sexo, raza o credo.

 

Pepa Salas Vilar. Artista Plastica. Proyecto 8x8 (InfinitoxInfinito) de Andrea Perissinotto.

Pepa Salas Vilar. Artista Plastica. Proyecto 8x8 (InfinitoxInfinito) de Andrea Perissinotto.

– ¿De qué proyecto de los que has realizado te sientes más orgullosa hasta el momento?

De ninguno en especial y de todos a la par. Es verdad que al vivir en Alemania, he aprendido de los alemanes a valorar un título de doctor. Para ellos, después de la Segunda Guerra Mundial, el título al que podía aspirar un ser humano por sus propios medios era el de doctor, y lo estiman mucho. Allí no existe la posibilidad de doctorarse en Bellas Artes, tan sólo en Historia del Arte. Por lo que ser una de las poquísimas personas doctoras en Bellas Artes en Alemania, siendo mujer y extranjera me da una sensación de fuerza, que no sé si es orgullo, simplemente me hace sentir muy bien.

 

– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?

No sé… siempre intento poner toda mi ilusión, fuerza y ganas en el siguiente proyecto.

 

– ¿Es más complicado para una mujer artista desarrollar su carrera que para un hombre?

Por suerte en mi caso, creo que no ha sido complicado el desarrollar mi carrera artística por ser mujer, sino más bien la dificultad está en sobrevivir o mal vivir en el mundo laboral artístico español, en vez de poder vivir de él.
Me formé en España, Italia y Polonia. Los últimos 11 años, vivo en Hannover, donde desarrollo mi profesión artística. Quizás el ser extranjera, sí supuso dificultades los primeros años, pero la profesionalidad de mi formación y mi trabajo hizo que me hiciera un hueco en la escena artística de la región de Baja Sajonia.

 

 

Pepa Salas Vilar. Artista Plastica. Proyecto 8x8 (InfinitoxInfinito) de Andrea Perissinotto.

– ¿Qué aconsejarías a una mujer artista que comienza en este momento?

El truco del arte, es como un Cocktail de Método y Técnica, mezclados con hielos de Constancia y un chorreoncito alegre de locura…
Lo mismo aconsejaría a un hombre con las mismas inquietudes. Mucha perseverancia y no abandonar nunca.

 

– ¿Qué mujeres artistas han sido referentes para ti y en tu trabajo?

Paula Modersohn-Becker, Agatha Christie, Paula Rego, Remedios Varo, Ouka Leele, Vivian Maier, Shawna Gilmore…

 

– ¿Qué mujeres artistas recomendarías conocer?

Las que cito arriba, además de: Cristina Lucas, Pilar Albarracín, Louise Bourgeois, Esther Ferrer, Ana Mendieta, Clara Campoamor, Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Isabel Quintanilla…

Lamentablemente, debido al sistema patriarcal, existen más artistas hombres en la historia del arte, en los museos… y en consecuencia, que hayan influenciado mi obra. Esa ausencia o ninguneo femenino es una triste realidad. Espero que en un futuro y en este presente, esto cambie, y que haya en los museos tantas obras colgadas de mujeres artistas como de hombres, así como en el panorama artístico y cultural.

 

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Entrevista con Pepa Salas Vilar en YANMAG

 

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