Pablo Sánchez – Cooperante internacional y Co-Fundador de The Health Impact

Pablo-Sanchez-cooperante-internacional-The-Health-Impact-YANMAG

 

Read in English

 

«Tu perspectiva cambia cuando empatizas»

 

Pablo Sánchez es cooperante internacional y co-fundador del la ONG The Health Impact.

Su trabajo en diferentes organizaciones internacionales no gubernamentales de ayuda a los refugiados en los Balcanes, Grecia y Líbano le han proporcionado la suficiente experiencia para ver las carencias a los que se enfrentan diariamente las personas migrantes y refugiadas.

Defiende los proyectos humanitarios pequeños pero de mayor impacto y repercusión sobre el terreno, aquellos en los que el cooperante tiene un trato más personal y estrecho con las personas refugiadas, donde se establece una relación de iguales sin paternalismos.

Por esa razón acaba de fundar junto a su compañera  Allison Randles Moss la organización The Health Impact, con la que pretenden promover la educación sanitaria en los campos de refugiados para mejorar la calidad de vida de las familias.

 

– ¿Cuál es tu formación y por qué decidiste trabajar ayudando a refugiados?

Estoy terminando el grado de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. Pero la formación en ayuda humanitaria que he ido adquiriendo todos estos años no ha venido del entorno académico, sino de la práctica de haber pasado horas y horas en diferentes organizaciones y con personas que buscaban el mismo fin que yo, aprendiendo de las mil experiencias vividas y de esas situaciones de las que difícilmente me olvido.

La decisión de empezar a trabajar con personas migrantes no vino de un día para otro, se fue fraguando con el paso del tiempo. Uno de los principales motivos fue el trato nefasto que percibía en los medios de comunicación a esta crisis. Las personas refugiadas siempre han sido consideradas como números, desde los medios se deshumaniza toda vida que intenta huir de la guerra y la miseria, despojándoles de un nombre y una historia que cada persona tiene detrás.

Si esta crisis de refugiados le sucediera a un país europeo lo tendríamos en las noticias las veinticuatro horas del día, se generaría una gran empatía con las personas desplazadas, pero en cambio deciden alimentar un odio y una xenofobia que ya están creando un clima de verdadero rechazo.
Decidí irme a Grecia a trabajar con otras organizaciones en cuanto vi que no estaba haciendo lo suficiente por ayudar en esta situación tan extrema.

En mi propio barrio, Prosperidad – en Madrid – colaboro de manera continua con la Escuela Popular y Prospe 16, decidí que tenía que cambiar el hecho de no hacer nada en esa crisis y quise tener un papel más activo en esta situación límite.

Me he dado cuenta de que tu perspectiva cambia cuando empatizas y te das cuenta de que lo que sufren los refugiados te podría estar pasando a ti, que podríais ser tú y tu familia la que huye de su casa para no morir. Es cuando ves más allá de esos números que sólo proyectan los medios.

 

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

 

«Te das cuenta de que lo que sufren los refugiados te podría estar pasando a ti»

 

– Has trabajado y desarrollado proyectos en diferentes organizaciones internacionales ¿cómo ha sido la experiencia?

En todas ellas la experiencia ha sido distinta, porque los grupos humanos son diferentes y también su manera de trabajar. Es ahí cuando realmente he aprendido cómo hay cientos de proyectos que ayudan y significan mucho para aquellas personas a las que van destinados.

La ayuda se manifiesta de diferentes maneras: desde dar comida, agua o atención médica a los niños y jóvenes que trataban de llegar a Europa y conseguir traspasar sus fronteras en las que eran apalizados, robados y hasta asesinados, a dar clases de inglés a niños y adultos, hacer actividades con los más pequeños o dar un rato libre a las madres que pasaban todo el día cuidando de sus hijos.

Compartir el tiempo con estas personas te cambia, escuchas sus historias y su situación actual y se te cae el alma al suelo. Empatizas, lloras y son ellos los que incluso te consuelan. Recuerdo cuando en Sarajevo (Bosnia) íbamos a un centro comunitario en el que vivían unas veinte familias con sus niños. Ahí llevaban meses y meses, sin nada que hacer. Otros voluntarios y voluntarias se dedicaban a tratar de hacer su vida algo más llevadera, ya que si iban a la frontera con sus hijos pequeños la extrema violencia que todavía practica la policía croata pondría en peligro a sus niños.

Me sentaba a trabajar en el comedor común, dónde todo el mundo iba y venía y dónde Faraz (nombre ficticio) se acercaba siempre a charlar. Su inglés no era especialmente bueno, pero la impotencia que transmitía cuando hablaba no necesitaba de idiomas. Venía de Afganistán y tuvo que huir con sus dos niñas pequeñas para evitar correr el mismo final que amigos suyos.
En él veía a mi padre, su fragilidad y su humanidad. También en él veía a mi vecino con sus dos hijas o a mi tío con mis primas. Me veía a mí mismo.

Ser testigo en primera persona de lo que pasa es lo que más fuerza te da para continuar. Sabiendo lo que allí sucede no puedes ignorarlo y hacer como si no supieras de su existencia.

 

«Ser testigo en primera persona de lo que pasa es lo que más fuerza te da para continuar»

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

 

«Sabiendo lo que allí sucede no puedes ignorarlo y hacer como si no supieras de su existencia»

 

 

– ¿Qué capacidades has descubierto que tenías trabajando en estos proyectos de cooperación?

Las situaciones totalmente extremas que nunca imaginarías vivir te fuerzan a conocerte y a lidiar con mil sensaciones y sentimientos distintos, a sentarte y ponerte a pensar “¿cómo estoy digiriendo todo esto?

Te ayuda a conocerte, a trabajar bajo una presión enorme, a superar mil imprevistos y a reinventarte una vez tras otra.

También -y esto creo que es muy importante saberlo para todas las personas que trabajamos como cooperantes- te hace entender que toda esa miseria no es tu culpa, que no depende del “podría haber hecho más” y que, aunque no vayas a revertir la situación, sí cambias la vida de mucha gente. Y ellos la tuya.

 

 

«Las situaciones totalmente extremas que nunca imaginarías vivir te fuerzan a conocerte»

 

Pablo-Sanchez-cooperante-Libano-Grecia-Balcanes-The-Health-Impact-refugiados-migrantes-YANMAG

«Aunque no vayas a revertir la situación de los refugiados, sí cambias la vida de mucha gente. Y ellos la tuya»

 

 

– ¿Qué diferencias has encontrado en la situación de los refugiados en Líbano, Bosnia, Serbia y Grecia?

Tanto en Grecia como en Líbano, los refugiados llevan años estancados desde que la guerra comenzó. La gente ya se ha asentado en estos dos países al ver que poco podían hacer para mejorar su situación, teniendo que esperar por unos papeles que no llegan a la hora de pedir asilo o simplemente tratando de sobrevivir y conseguir un poco de dinero. Ahí la ayuda básica como la comida o un techo es más común de lo que lo es en los países como Serbia o Bosnia, dónde los refugiados sólo tratan de llegar a las fronteras de Europa y traspasarlas.

Los que se encuentran en los países Balcánicos intentando llegar a la UE están en continuo movimiento, queriendo quedarse ahí el mínimo tiempo posible puesto que las condiciones de vida son extremadamente duras, no hay nada que los ate al lugar.

El frío invernal les retrasa en su viaje y las posibilidades de morir en el camino aumentan exponencialmente. Los que emprenden el viaje hacia Europa son, generalmente, hombres jóvenes en una condición física capaz de soportar temperaturas extremas, días sin comer y beber y con un esfuerzo físico tremendo, algo que familias con niños pequeños no son capaz de aguantar.

Todo depende de las condiciones en las que te encuentres para poder ir al “game” que es como llaman ellos el cruzar la frontera y traspasarla es totalmente arbitrario, nunca sabes con qué te podrás encontrar, aunque siempre se juegan la vida, porque además de la policía hay grupos paramilitares de extrema derecha que les atacan.

Son las familias las que normalmente mantienen económicamente a sus hijos enviándoles el poco dinero que tienen desde sus países de origen porque no pueden permitirse ir todos juntos por el coste del viaje.

 

– ¿Por qué hay refugiados que permanecen durante años en campos? ¿qué está fallando en la política global en este asunto?

Salen de su país por miedo a morir y la desesperación los lleva a aceptar cualquier destino como válido. Mejor dormir en la calle que bajo un techo sobre el que puede caer una bomba. Al salir de manera tan rápida y sin un plan asentado, van a cualquier lado en el que conocen o han oído que va alguien de su entorno. Es entonces cuando se ven en un campo o un asentamiento durante años esperando a que la situación mejore o se regularice.

Líbano, por ejemplo, no permite la creación de campos para evitar que los refugiados se queden allí un largo período de tiempo tratando de forzar que vuelvan a sus casas cuando la situación en su país mejore. De igual manera, Turquía, siendo el país que más refugiados tiene del mundo, recibe dinero de la Unión Europea para mantenerlos y evitar que pasen a Europa y se redistribuyan, dejando que se ahoguen en su pobreza.

 

«Turquía, siendo el país que más refugiados tiene del mundo, recibe dinero de la Unión Europea para mantenerlos y evitar que pasen a Europa»

 

El racismo institucional en la UE hace que no los quieran dentro, a pesar de haberse comprometido a acoger a un número determinado de refugiados, incumpliendo así sus propias promesas.

Al mismo tiempo es incomprensible cómo España se queja de sus pueblos y ciudades vaciados mientras, a su vez, quiere a todos los inmigrantes fuera. Pasa lo mismo con la baja natalidad, lo cual parece ser un problema alarmante para pagar las pensiones en unos años si no fuera porque hay cientos de miles de familias que viven en la absoluta misera en campos de refugiados esperando a tener un futuro digno (y por la falta de trabajo que respete los derechos laborales, evidentemente).
Hay cientos de miles de niños sin escolarizar, viviendo en condiciones lamentables y los países de la UE podrían solucionarlo si se pusieran a ello. Fallan todos ellos. Falla la Unión Europea con sus políticas racistas y xenófobas. A las pruebas me remito.

 

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

 

«Fallan todos ellos. Falla la Unión Europea con sus políticas racistas y xenófobas. A las pruebas me remito»

 


- Habiendo trabajado sobre el terreno ¿cuál es la manera más efectiva para que llegue la ayuda a los refugiados? ¿qué necesidades son las más urgentes para estas personas?

Hablando claro, se necesitan voluntarios y dinero. Los voluntarios trabajamos demasiado lejos de Europa y los envíos de material son muy caros, por lo que las donaciones que recibimos desde España cuestan más traerlas que comprarlas a no ser que se haga un desembolso enorme, cosa que suele ser demasiado complicada para las pequeñas organizaciones. Sucede lo contrario con las grandes ONGs, que trabajan allí, tienen más margen de maniobra, aunque no siempre están presentes cada vez que ocurre algún problema.
Son las asociaciones pequeñas y locales las que realizan un trabajo aparentemente más humilde y pequeño, pero más efectivo, marcando realmente la diferencia. Los voluntarios que van a trabajar allí ponen todo su empeño y dedicación en ello y más cuando se establece una relación más cercana y personal con los refugiados. No todo es la ayuda física que se proporciona en estos casos, son fundamentales el contacto y el apoyo personal: escuchar, comprender, atender.

 

 

«No todo es la ayuda física que se proporciona en estos casos, son fundamentales el contacto y el apoyo personal: escuchar, comprender, atender»

 

 

Lo que estas personas necesitan es salir de ahí, pero hasta que eso pase, los problemas sanitarios o de educación son los más urgentes y nuestro interés es cubrir los primeros para que no deriven en cuestiones más graves con un coste que no puedan permitirse luego. La falta de agua potable, unas calles limpias y demás factores que contribuyen a la insalubridad hacen que las infecciones proliferen. Un simple corte o herida puede derivar en un problema mayor.

No somos conscientes de la suerte que tenemos con una sanidad pública como la española donde pequeñas cosas como un catarro o una herida no van más allá. Allí en Líbano íbamos tres veces por semana a un asentamiento a dar clase de inglés a niños pequeños y hubo una chica que se hizo un corte con un cristal que se quedó dentro del pie. Al pasar los días acabó con una infección y podía verse cómo se propagaba por las venas. Por suerte, mi compañera, Allison Randles Moss, la trató a tiempo para que no fuera a más.

Ahora que están dando tantas pautas en Europa de cómo lavarse las manos, cómo desinfectar superficies, qué hacer y qué no para evitar contagios y la propagación del
Coronavirus deja claro que la gente necesita directrices de cómo llevar a cabo todo esto.
Estamos hablando de países que tienen un alto nivel de vida, en los que existe un SMI y, generalmente, no baja de 800 euros y donde las condiciones son infinitamente mejores.

Imagina cómo se estará desarrollando la situación en los cientos de asentamientos libaneses y en los miles de campos de refugiados distribuidos por todo el mundo. Es un
caos. Por eso proyectos como este son necesarios. Sobre todo en gente tan vulnerable y con tan pocos recursos.

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

 

«Los problemas sanitarios o de educación son los más urgentes y nuestro interés es cubrir los primeros para que no deriven en cuestiones más graves»

 

 

– Trabajas en colaboración con Allison Randles Moss ¿cómo os conocisteis tu compañera y tú y qué proyectos tenéis en común?

Nos conocimos en Líbano, en la organización en la que ambos estuvimos meses trabajando. Íbamos a los diferentes asentamientos a realizar proyectos educativos con niños, vimos las condiciones en las que vivían y cómo enfermedades, infecciones y demás problemas sanitarios se sucedían por falta de información, malos hábitos y una dejadez por parte de las instituciones que les obligaban a vivir prácticamente entre la basura.

Veíamos una cantidad inmensa de niños que, por culpa de algo que podría evitarse, desarrollaban catarros, infecciones en la piel y demás enfermedades. Todas ellas con un tratamiento barato y sencillo en España pero que allí personas refugiadas no pueden permitirse o directamente eluden por no ir al médico por el desembolso de dinero que les pueda suponer. La mayoría es previsible y, por ende, se puede evitar.

Decidimos ponernos en marcha y desarrollar un proyecto de atención médica y educación sanitaria.

 

– Este proyecto se ha materializado en The Health Impact, una ONG de ayuda a refugiados ¿en qué momento de desarrollo del proyecto os encontráis?

De momento estamos comenzando, definiendo y cerrando bien el proyecto, estableciendo objetivos y prioridades en función del dinero que tenemos, el cual en este momento es muy escaso. Por ello estamos muy limitados y necesitamos más apoyo para sacarlo adelante.

Es un proyecto con unas líneas sencillas pero bien definidas y claras. Es humilde porque se centra en mejorar el día a día de estas personas y es humano porque buscamos un trato directo entre iguales que buscan solucionar problemas que países e instituciones ignoran.

Creemos en ello, podemos hacerlo y lo tenemos claro. Sólo necesitamos apoyo y recursos para llevarlo a cabo.

 

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

«Creemos en ello, podemos hacerlo y lo tenemos claro. Sólo necesitamos apoyo y recursos para llevarlo a cabo»

 

 

– ¿Cuáles son las líneas de actuación de The Health Impact? ¿qué tipo de colaboradores y trabajadores buscáis?

Mejorar la salud a través de la educación. Esa es la idea básica de la organización. Queremos dar las herramientas y conocimientos necesarios para que puedan, por ellos mismos y con el escaso acceso que tienen a los recursos sanitarios, esquivar a las mil infecciones que están acechando en los asentamientos. Que prevengan para que no tengan que curar después e invertir una cantidad de dinero que a ellos les puede suponer la diferencia entre comer o no.
Probablemente no podremos proporcionarles una casa digna donde vivir, pero el objetivo a medio plazo es intentar hacer su vida un poco más fácil y llevadera, conservar su salud en el mejor estado posible, evitar infecciones que deriven en problemas más importantes.

Cuanto antes tengamos todo listo para irnos a trabajar allí y una financiación adecuada que nos lo permita, antes podremos empezar a mejorar las condiciones de vida para algunas personas.

La gente que queremos a pie de cañón como colaboradores tiene que tener, especialmente, ganas de dar un trato muy humano, ver cada caso de manera individual y tener sensibilidad con las personas a las que vamos a ayudar.

Que quieran tomar este proyecto como suyo y que participen en él tanto como puedan y quieran, evidentemente. Que sean tranquilos, pacientes, con ganas de aprender…no buscamos nada en especial, aunque una formación sanitaria, al ser la base del proyecto, prima sobre las demás.

Pero ante todo que tenga ganas, muchas ganas de trabajar.

 


»Mejorar la salud a través de la educación. Esa es la idea básica de la organización»

 

The Health Impact. ONG de ayuda a refugiados

Página web de The Health Impact

 

The Health Impact. ONG de ayuda a refugiados
The Health Impact en Instagram

 

 

– ¿Cómo estáis trabajando en la financiación de The Health Impact?

En este momento estamos trazando estrategias para conseguir lograr nuestros objetivos. Estamos viendo cómo podemos hacer para intentar llegar a más gente no sólo para visibilizar el proyecto y nuestra acción, sino también para darle voz a las personas a las que queremos atender allí.

Para poder financiar el proyecto estamos creando un crowfunding en el que contamos una historia que empatiza con el lector y le muestra que, de igual manera que les ha pasado a los refugiados sirios, podría ser él o ella quien tuviera que sufrir las consecuencias de la guerra.

Intentamos mostrar en todo momento que la ayuda es necesaria y que quienes están viviendo en la miseria por culpa del conflicto también son personas, cosa que parece evidente pero que muchos olvidan tras los cientos de números que nos llegan cada día deshumanizándoles por completo.

Buscamos colaboradores que quieran apoyar este proyecto mediante donaciones.

Ahora mismo estamos estudiando qué necesitamos hacer para cubrir nuestras necesidades de modo que podamos ir a trabajar de manera estable.

La comunicación y la financiación son partes muy interesantes del proyecto, puesto que necesitamos mostrar a la gente que este proyecto es necesario, que es importante y es vital para muchas personas.

Y eso no debería ser muy complicado, porque es la realidad que hemos conocido nosotros en primera mano.  Sólo tenemos que visibilizarla, puesto que una vez que se conoce no se puede ignorar.

Queremos trabajar en una buena comunicación sobre el proyecto, directa y sencilla, que muestre lo que hacemos con total transparencia para que la gente quiera unirse a todo esto y aportar su granito de arena. Y valorar cada euro que quieran donarnos, porque sabemos que muchas personas hacen un gran esfuerzo para poder colaborar.

Para nosotros es fundamental esta labor de comunicación además para frenar además el bombardeo constante de mensajes contradictorios y xenófobos por parte de los medios, falsas noticias sobre los migrantes y refugiados.

Enseñando nuestro trabajo al mundo se pueden cambiar muchas cosas.

 

 

«Para poder financiar el proyecto estamos creando un crowfunding»

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

«Enseñando nuestro trabajo al mundo se pueden cambiar muchas cosas»

 

 

– Teniendo en cuenta tu experiencia con ONGs internacionales ¿qué aspectos te gustaría replicar en vuestra organización y de cuáles queréis huir?

Es importante que creemos una organización que la gente entienda como un proyecto propio, que sienta que avanza gracias a ellos, que les haga sentir importantes y transformadores de una situación que es terrible.

Tanto en nuestro trabajo allí como en la manera que lo comunicamos, queremos singularizar cada situación, hablar con nombres propios de cada caso y situación. Que vean que somos personas que trabajan con personas.

Una transparencia absoluta en nuestro trabajo es imprescindible para mostrar que todo por lo que ponemos el grito en el cielo es de vital importancia.

Para nosotros sería un fracaso reproducir el trato deshumanizante que hemos visto en muchas casos y que se da de manera continua, aunque presuman de defender los derechos de los refugiados. Es algo que no imaginas que ocurra cuando estás en España y es un shock muy fuerte cuando llegas allí y ves que sucede.

Estas actitudes manchan el nombre de la gran mayoría de personas que hacen todo lo posible por revertir esa situación de manera incansable y anónima en pequeñas organizaciones en los Balcanes y  Líbano con las que he trabajado.

 

 

 

«Queremos singularizar cada situación»

 

 


- En tu experiencia trabajando con refugiados, ¿qué historias o situaciones te han marcado más con ellos y a qué personas no olvidas?

La primera vez que trabajé con refugiados fue en Grecia. Ahí conocí, hace ya casi tres años, a chicos de mi edad que se tuvieron que marchar de Palestina, Irak, Siria… para poder tener un futuro, un trabajo, una vida. Recuerdo con claridad el momento en el que escuchaba sus historias e inevitablemente me recordaban a mis amigos y a mí. Las cosas de las que se reían, con las que bromeaban…te das cuenta de que somos iguales, que  podrías ser tú el que hubiera emprendido un viaje hacia su país y te forzara a vivir en las condiciones en las que lo hacen ellos. Duele ver que sufran tanta miseria y violencia. No les olvido, tampoco sus historias, sus nombres o sus caras. Es el motor por el que trabajo.

Tampoco olvido a una familia siria que conocí en Líbano. No tenían una historia diferente o más conmovedora que las demás, pero pasaba mucho tiempo en su casa y me hicieron sentir uno más de ellos. Me encantaba estar con ellos, beber té, escuchar todo lo que tuvieran que decir… sus preocupaciones. Me encantaba sentirme en familia y acogido, igual que lo hago con la mía en Madrid. Es difícil ver todo eso, ser tan consciente de que somos iguales, de lo injusto de la situación. Nadie se merece vivir así.

 

– ¿Qué consejo darías a una persona que quiera comenzar a trabajar como voluntario ayudando a refugiados?

Que lo haga con calma y no se culpe. Algo que no se previene es el sentimiento que te genera el trabajar en este ámbito, la parte emocional que tanto se implica y acaba sufriendo con una culpa personal tremenda “por no haber hecho suficiente” como me pasó a mí al volver de Grecia. Volví muy afectado.
Ninguno de nosotros va a cambiar por sí solo la situación de las personas migrantes, por ello nos organizamos, en grupo se multiplican los esfuerzos y se ven más los resultados.
Plantearse que ya existe un problema por el que se quiere ir a trabajar es ya un gran avance y una vez que descubres la realidad de las personas que huyen de su país no puedes ignorarlo. Por ello, cuanta más gente se implique, mejor.

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

«Plantearse que ya existe un problema por el que se quiere ir a trabajar es ya un gran avance»

 

 

– ¿Cómo te gustaría ver vuestra organización y vuestro trabajo dentro de 10 años?

Con un trabajo ya acabado, al menos en la zona. Aunque suene muy típico, la cantidad de familias que me han dicho que quieren volver a casa es increíble. Eso significaría que el conflicto ha finalizado y que pueden volver al lugar en el que vivieron. Aún así, aún tenemos trabajo para mucho tiempo y sería ingenuo pensar que de aquí a diez años los países e intereses económicos de algunos van a dejar de crear conflictos armados con miles de civiles como víctimas.
En 10 años nos veo con mucha experiencia, vivencias y orgullosos de lo que hacemos. El apoyo de la gente es fundamental para poder seguir trabajando, por eso me gustaría ver una organización que mantiene el contacto humano con aquellos a quienes atienden y con un respaldo de las decenas de personas que saben que ponemos todo nuestro empeño y dedicación en ello.
Hemos de evitar convertirnos, a toda costa, en aquello que nos ha hecho nacer. En organizaciones que han crecido tanto que a veces olvidan tener un trato más humano. Consideramos esto como algo más que un trabajo y así lo trataremos siempre, tal y como hemos estado haciendo hasta ahora.

 

– ¿Te queda tiempo libre?

La verdad es que sí. Intento sacar tiempo para ver a los amigos, con mis padres y con mi hermana, hacer deporte y estudiar. Que exista una dedicación plena a todo esto no significa que tenga que dejar de cuidarme a mí también. Soy consciente de que es importante para continuar y poder ayudar. Cuanto mejor me sienta, más fuerza tendré para llevar este proyecto.

 

– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Que existan gobiernos que antepongan los intereses de los pobres, de la mayoría, a los suyos propios y de los ricos. La contención de los refugiados en la frontera europea no soluciona ningún problema, lo agrava. Basta de ignorarlo, basta de no hacer nada.

 

Pablo Sanchez. Cooperante Internacional. Fundador de Health Impact. Foto: Berta Delgado. YanMag

 

«Que existan gobiernos que antepongan los intereses de los pobres, de la mayoría, a los suyos propios y de los ricos»

 

 

Más información

The Health Impact

The Health Impact en Twitter @TheHealthImpact

Pablo Sánchez en LinkedIn

Pablo Sánchez en Twitter @pablosanchezvol

 

 

 

YanMag

Save

Save

Save

Save

Save

Save

Save

0 comments