«Busco la fórmula de entender cómo las ideas políticas se reproducen y movilizan las mentes humanas«
Manuel Rodríguez es consultor político y de innovación social. Es fundador y director de Cámara Cívica desde hace diez años, una entidad de economía social especializada en acercar la política a la ciudadanía mediante la divulgación, la educación y la comunicación política. Explora constantemente diferentes recursos y formatos comunicativos, para que la política llegue al público y se sienta cada vez más involucrado, activo y participativo, generando así una sociedad más democrática.
Conversamos con Manuel Rodríguez para conocer a un profesional con una sólida formación, brillante, constante y con un espíritu transformador.
– ¿Cómo comenzó tu interés por la política y cuándo decidiste que querías dedicarte a esta área?
Cuando estaba en secundaria quería estudiar idiomas, así que pensé en estudiar Traducción e Interpretación para terminar trabajando en organismos internacionales. Así empecé a interesarme por las relaciones internacionales y en esa época organizamos un viaje de estudios con mi colegio a Bruselas a conocer las instituciones europeas. Visitando el Parlamento Europeo vi las cabinas donde las intérpretes traducen en tiempo real lo que dicen los eurodiputados. Estando allí entendí que donde se podía realizar un verdadero cambio positivo en la vida de la gente no era en esas cabinas, sino en los escaños donde se sientan los eurodiputados. Ahí tomé la decisión de estudiar Derecho y Ciencias Políticas.
«Estando allí entendí que donde se podía realizar un verdadero cambio positivo en la vida de la gente era en los escaños donde se sientan los eurodiputados»
«Ahí tomé la decisión de estudiar Derecho y Ciencias Políticas»
– Eres Licenciado en Ciencias Políticas y en Derecho en la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla ¿cómo fue este periodo para ti?
Tengo muy buenos recuerdos de esa etapa, la UPO fue mi casa durante muchos años y conocí a gente fantástica. Viví intensamente la universidad desde el principio: participé en la asociación de rock de la UPO; fundamos la asociación Solón para acercar la política a la ciudadanía; fuimos a investigar a los Campamentos de Refugiados Saharauis de Tinduf… En 2011 me eligieron Delegado General de Estudiantes, presidiendo el Consejo de Estudiantes de la UPO (CEUPO), justo el año del 15M. Aunque me gustaba mucho mi carrera, aprendí mucho tanto dentro como fuera de las aulas.
– En Madrid cursaste el Máster Universitario en Liderazgo Político y Social en la Universidad Carlos III, ¿qué te aportó este máster y qué diferencias encontraste entre tu vida en Sevilla y posteriormente tu llegada a Madrid?
Vine a Madrid con una beca de la UC3M, que me financiaba el máster y una pequeña remuneración a cambio de trabajar como becario para el Departamento de Ciencias Sociales. Estando acostumbrado a la vida universitaria lo disfruté mucho. El campus de Getafe es precioso y el departamento para el que yo trabajaba estaba lleno de politólogos «famosos» de los que estaba deseando aprender. Ese máster era muy multidisciplinar y pude aprender herramientas de comunicación política, intervención social, emprendimiento y mucho más. Sin embargo lo mejor fue entrar en contacto con un profesorado que me abrió muchas puertas y, sobre todo, con un grupo de compañeros y compañeras que en muchos casos venían de la militancia activa en América Latina, por lo que aprendí muchísimo dentro y fuera de las aulas.
El cambio de ciudad fue complejo pero por suerte ya conocía a gente en Madrid que me ayudó en el proceso. Esta ciudad me ha tratado bien, pero también puede ser muy hostil. Sobre todo cuando no tienes un euro. Y yo, cuando terminé el máster (y por tanto la beca), estaba sin un euro.
– ¿Qué supuso el 15M para ti personal y profesionalmente y cómo ha influido en la política en España?
Fue una época fundamental. Yo cumplí 18 años y entré en la universidad poco antes de que se hundiera Lehman Brothers y llegara “La Crisis”. Todo lo que nos habían prometido, ya no existía. Por eso cuando llegó el Movimiento de los Indignados sentí que tenía sentido. El 15M a mí me pilló siendo Delegado General de Estudiantes, así que pude ver cómo las ideas de mayor transparencia, participación y lucha contra la corrupción se vivían tanto en la calle como en la universidad.
En mi generación había un sentimiento de que no había suficientes maneras de participar y que había cuestiones que eran intocables que nuestros mayores (incluidos nuestros profesores de Ciencia Política) no comprendían. El 15M puso sobre la mesa que ese sentimiento estaba muy generalizado y que ciertas cosas debían cambiar.
En mi caso influyó mucho tanto en la formación de mi pensamiento y la toma de conciencia de las grandes posibilidades de cambio que se abrían, además de que tuve la oportunidad de conocer y aprender de muchos de sus protagonistas.
En última instancia, todo lo que he hecho toda mi vida profesional parte de una idea muy ligada al 15M: cuanta más gente esté en la plaza pública hablando y discutiendo mejor, pues por un lado evita que el conflicto social se vehicule por vías violentas y oscuras y, por otro, la complejidad de la política exige que haya más ojos críticos y mentes pensantes buscando la fórmula para llegar a soluciones colectivas.
«todo lo que he hecho toda mi vida profesional parte de una idea muy ligada al 15M: cuanta más gente esté en la plaza pública hablando y discutiendo mejor»
«la complejidad de la política exige que haya más ojos críticos y mentes pensantes buscando la fórmula para llegar a soluciones colectivas»
– Eres experto en comunicación política, incidencia y acción colectiva, e innovación social ¿por qué decidiste especializarte en esta rama y en qué proyectos aplicas tus conocimientos?
Mi gran pasión siempre ha sido la teoría política, la manera en la que las ideas políticas se unen y nos permiten analizar la realidad para proponer una alternativa. Sin embargo, tenía ganas de salir del terreno puramente académico y terminé buscando la fórmula de entender cómo las ideas políticas se reproducen y movilizan las mentes humanas. Por ello empecé a interesarme por la comunicación política, siempre con un enfoque muy dirigido a generar espacios de conversación y fomentar la participación política, que es la idea que siempre me ha acompañado.
Paralelamente, me he ido encontrando a personas y grupos por el camino que me han hecho interesarme por la búsqueda de soluciones colectivas, innovadoras y sostenibles ante problemas complejos: David Pino y el cooperativismo, la Economía del Bien Común, la Escuela de Economía Social, Juan Romero y Open Kratio, Cecilia Güemes y GIGAPP, Medialab Prado, el Instituto de Lectura Fácil, Rafa Camacho y la Fundación Novagob, Raúl Olivan y el Laboratorio de Gobierno de Aragón, AIDI, mi compañera Nerea Blanco de Filosofers… Aprendiendo de todas ellas he conseguido articular una idea: los retos del s. XXI como el cambio climático, la digitalización o el auge de la extrema derecha son tan complejos que no pueden ser resueltos por una única «mente brillante» ni «haciendo lo que se ha hecho toda la vida» sino que exige de la reflexión crítica de muchas cabezas dialogando y experimentando otras formas de hacer.
Esta es la esencia detrás de proyectos como Cámara Cívica, una plataforma colectiva para acercar el conocimiento de la política a la gente a través de la cultura; y el método tras otros proyectos como Hateblockers, una comunidad de jóvenes contra el discurso de odio en internet; Beers&Politics, una comunidad de frikis de la política que queda para hablar y aprender con una cerveza; la Peña Andaluza La Gata, una comunidad de apoyo mutuo de jóvenes andaluces emigrados a Madrid…
«terminé buscando la fórmula de entender cómo las ideas políticas se reproducen y movilizan las mentes humanas»
«Por ello empecé a interesarme por la comunicación política, siempre con un enfoque muy dirigido a generar espacios de conversación y fomentar la participación política, que es la idea que siempre me ha acompañado»
– Has trabajado en diferentes ONGs ¿qué aprendiste de estas experiencias?
Las ONG son organizaciones fundamentales hoy en día. Tienen la capacidad de movilizar muchos recursos para llamar la atención sobre problemáticas sociales a las que a menudo no se les presta la atención precisa o no cuenta con los profesionales especializados que necesitarían. Cuestiones como los problemas de las personas migrantes y refugiadas, la emergencia climática, la situación de las personas con discapacidad, la falta de acceso a la vivienda, los prejuicios contra el pueblo gitano… muchos de estos temas no están todos los días de la TV, a pesar de que como sociedad afectan a la vida de más gente que el miedo a los okupas.
De mi paso por el tercer sector me llevo sobre todo la consciencia de que hay una gran cantidad de profesionales de altísimo nivel que podrían estar cobrando muchísimo dinero trabajando para grandes empresas con estándares éticos cuestionables, pero que prefieren poner su conocimiento y su fuerza de trabajo donde están sus principios. Ojo, no quiero decir que esté mal tener una remuneración, todo lo contrario: trabajar por los Derechos Humanos y el planeta no debería ser sólo una cuestión de militancia, sino que las entidades del tercer sector y empresas con impacto social deberían luchar por mejorar las condiciones laborales y salariales de sus profesionales, para que cada vez haya más gente dispuesta a desarrollar su carrera en la tarea de mejorar el mundo.
Ello exige por supuesto que las ONG sean capaces de innovar en sus vías de financiación buscando una sostenibilidad financiera que les permita ser independientes de los poderes económicos, públicos y privados, pero también de tejer alianzas con empresas que incluyen la generación de un impacto positivo en la sociedad como parte de su misión social, desde las clásicas cooperativas de trabajo asociado a las modernas B Corp.
– También has trabajado como asesor político ¿son los políticos receptivos a las propuestas?
Aunque a veces parezca mentira, los políticos son seres humanos, así que hay de todo. Los hay que piensan que tienen una visión preclara y no se dejan ayudar, y los hay abiertos a escuchar y aprender de los especialistas. También hay que entender que no es lo mismo un político profesional que lleva toda la vida militando, que un concejal de un municipio pequeño que apenas ha hablado en público en su vida. Apoyar a estas personas para que den un mejor servicio a la ciudadanía es verdaderamente satisfactorio.
«Aunque a veces parezca mentira, los políticos son seres humanos, así que hay de todo»
«Apoyar a estas personas para que den un mejor servicio a la ciudadanía es verdaderamente satisfactorio»
– Eres fundador de Cámara Cívica, una entidad que hace divulgación sobre política que ha cumplido diez años de funcionamiento ¿de qué manera surgió el proyecto, en qué se fundamenta y quién puede contratar sus servicios?
Cámara Cívica surge de una confluencia de circunstancias. Una amiga, Ana Sobrado, estaba preparando un programa de radio y nos pidió a mi compañero Pedro Nicolás y yo que preparáramos píldoras de conocimiento de un minuto de duración explicando un concepto político a gente joven: qué es ser de izquierdas y qué es ser de derechas, qué es un parlamento, qué es la separación de poderes… De nuevo, la idea de acercar la política a la ciudadanía, pero ahora teníamos la oportunidad de crear contenido educativo y útil. Vimos que ahí había algo interesante y nos pusimos a investigar. Hablamos con gente de nuestro entorno y nos decían que no participaban porque no sabían cómo empezar a informarse de la política, ya que los informativos eran aburridos y daban por hecho que sabías quién es quién o qué significa «inconstitucional». Por eso pensamos que para hablar de política debíamos utilizar conceptos que la gente ya conociera, elementos del imaginario colectivo, como ejemplos de Los Simpson o de Juego de Tronos. Ahí nació la idea de usar la cultura pop como herramienta pedagógica. En aquel momento nos miraban como marcianos, a pesar de que años después todos los políticos y analistas han usado series y películas para hacer llegar su mensaje (en la última campaña electoral, incluso vimos a Pedro Sánchez en «La Pija y la Quinqui» o usando memes). Como no sabíamos nada de producción audiovisual, Pedro y yo acudimos a nuestro amigo Javier Álvarez, que estaba estudiando Comunicación Audiovisual y nos introdujo en el mundo de la radio. Ahí empezamos a trabajar y a refinar el concepto y acabó llamándose Cámara Cívica. Posteriormente se fue uniendo gente y actualmente tenemos una web con cerca de 600 artículos divulgativos, vídeos, un programa de radio, cientos de colaboraciones en medios y algún que otro premio a la innovación.
Además de nuestra actividad pedagógica, trabajamos con administraciones y organizaciones que quieren acercar su mensaje a la juventud, promover debates, procesos participativos o que necesitan formación en nuevas narrativas digitales, como memes o videojuegos. Hacemos un trabajo muy serio pero siempre a través del humor, la experimentación y buscando mejorar la democracia.
«Hacemos un trabajo muy serio pero siempre a través del humor, la experimentación y buscando mejorar la democracia»
– ¿Qué balance haces de estos diez años de Cámara Cívica?
Han sido años de mucha prueba y error, hemos aprendido mucho por el camino sobre lo que supone gestionar una comunidad repartida en varios continentes, que a la vez es un medio con publicaciones periódicas, edición de contenido, manual de estilo, una web que hay que actualizar y gestionar, unas redes sociales que hay que mantener vivas, ir a charlas, colaborar con medios de comunicación… todo a la vez que intentamos ser coherentes con nuestros objetivos y defender la democracia y los Derechos Humanos, posicionándonos abiertamente en ciertos temas como el feminismo, la inclusión de las personas con discapacidad o el conflicto del Sáhara Occidental. Mantener equilibrios no siempre es fácil, pero el camino ha sido y sigue siendo tremendamente divertido.
«intentamos ser coherentes con nuestros objetivos y defender la democracia y los Derechos Humanos»
«Mantener equilibrios no siempre es fácil, pero el camino ha sido y sigue siendo tremendamente divertido»
– Como has comentado antes, dentro de las actividades de divulgación de Cámara Cívica, organizáis eventos donde analizáis desde un punto de vista político la cultura pop (películas, series o libros) ¿qué acogida tienen estos eventos?
Los Cervecívica son shows de humor y reflexión en los que diseccionamos una película o una serie y nos sirve para hablar de Filosofía, Ciencia Política y mucho más. En estos encuentros cualquiera puede preguntar relajadamente sin que nadie le tome por tonta. También permitimos hacer reflexiones profundas y «tabú», siempre que no vayan contra los Derechos Humanos. Como siempre decimos, lo único prohibido en un Cervecívica es enfadarse. O ser un fascista.
A día de hoy hemos hecho docenas de eventos repartidos entre Madrid, Sevilla, Cádiz y Zaragoza, en los que hemos tocado temas como Harry Potter y el fascismo, el lobby en House of Cards, el cambio climático en Juego de Tronos, la desigualdad en las películas Disney, el feminismo en El Cuento de la Criada o el impacto político del Carnaval de Cádiz. A veces también invitamos a gente experta o colaboramos con otras organizaciones, como la Fundación Novagob o Cine Con Ñ. Si alguien quiere que organicemos uno de estos encuentros en su ciudad estaremos encantados de que nos escriban.
«Los Cervecívica son shows de humor y reflexión en los que diseccionamos una película o una serie y nos sirve para hablar de Filosofía, Ciencia Política y mucho más»
– Desde tu experiencia ¿qué papel consideras que están jugando los medios de comunicación y las redes sociales en este momento en la política en España?
Creo que los medios son plenamente conscientes de la crisis de credibilidad por la que atraviesan, pero afrontan esta situación de una manera diferente: algunos incorporan nuevos formatos (podcast, streamings, píldoras en redes…), profesionales de nuevas generaciones que traen temas y narrativas nuevas… mientras que otros están intentando estirar el chicle y vivir de las rentas, aprovechando su posición de dominio para introducir temas que interesan a sus patrocinadores pero que no tienen relevancia en la agenda pública. Hablamos de «opinión publicada» en lugar de «opinión pública». Ello, junto al protagonismo de ciertos periodistas, que se sienten con el derecho de opinar e intervenir como un actor político más, en lugar de abrir un campo de juego en el que los diferentes operadores sociales puedan moverse, nos sirve un terreno ideal para crear desconfianza y las «fake news» afloren. No es de extrañar que en España contemos con una prolífica «manosfera» de youtubers de extrema derecha. Por tanto, aunque hay espacio para la esperanza y la experimentación, también debemos criticar el oligopolio de empresas mediáticas que amenaza la libertad de información de la ciudadanía.
Por no hablar de la precariedad de la mayoría de profesionales de los medios, que es otra forma de hacerlos menos independientes a las presiones y a los grandes anunciantes.
«los medios son plenamente conscientes de la crisis de credibilidad por la que atraviesan, pero afrontan esta situación de una manera diferente»
«aunque hay espacio para la esperanza y la experimentación, también debemos criticar el oligopolio de empresas mediáticas que amenaza la libertad de información de la ciudadanía»
– Colaboras como analista político para diferentes medios de comunicación como Cadena SER, RNE, El Diario.es y La Tuerka, entre muchos otros. La actualidad política siempre va muy deprisa y es cada vez más compleja ¿cómo trabajas para preparar los temas?
En primero de carrera me dijeron que iba a estar toda la vida obligado a leer la prensa todos los días de mi vida. Y al menos los días laborales intento cumplir. Es una exigencia estar al tanto no sólo de lo que pasa en el mundo sino también de los diferentes análisis y enfoques que explican lo que sucede. Así estás preparado para cuando te llaman, aunque siempre en función de la temática hay que estudiar mucho. También hay ciertos temas en los que te sientes más cómodo: en mi caso suelo acudir a los medios a analizar las estrategias de comunicación de los partidos en elecciones, la influencia de la cultura pop en la ciudadanía o la posición de España en el conflicto del Sáhara Occidental.
– ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y qué aporta a tu vida?
Sentir que hay coherencia entre lo que pienso y lo que hago. Lo que más me gusta es sentir que cada hora que le dedico a trabajar está orientada a generar un impacto positivo en la sociedad. Y que por el camino me encuentro a diario a decenas de personas que comparten esa visión y ese entusiasmo. Me hace sentir que hay esperanza y que el mundo puede mejorar.
«Me gusta sentir que hay coherencia entre lo que pienso y lo que hago»
«por el camino me encuentro a diario a decenas de personas que comparten esa visión y ese entusiasmo»
– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?
Actualmente estoy empezando a crear contenido en redes sociales, analizando la actualidad política en mi cuenta de Instagram @manurodriguezcc y la respuesta ha sido muy positiva. Si esto sigue así, quizás me plantee otro tipo de formatos.
A futuro, me encantaría sistematizar todo lo aprendido en Cámara Cívica estos años y crear una especie de liceo cívico para enseñar herramientas de pensamiento crítico para crear un ejército de demócratas militantes que participen activamente creando proyectos sociales en su entorno cercano.
– ¿Qué recomendarías a una persona que quiera comenzar su carrera profesional dentro de tu área?
Le recomendaría que se planteara qué le gustaría y qué no le gustaría hacer. En disciplinas tan amplias como la nuestra, un día puedes estar redactando un discurso en un parlamento o metiendo datos en un Excel, pasando por hacer encuestas o gestionando redes sociales. Yo he tenido que hacer un poco de todo, pero a día de hoy el mercado está más profesionalizado y se buscan perfiles más especialistas. Así que si no te gusta Excel pero sí hacer vídeos para redes, puedes empezar a buscar por ahí.
Igualmente, le diría que no tenga miedo de escribir a gente más mayor o con más trayectoria para buscar ayuda y orientación. Al final somos pocos y tenemos que ayudarnos. Ya hay redes y asociaciones creadas en las que puedes preguntar. Por ejemplo, viniendo a los Beers&Politics para conocer a otros profesionales y estar al día de las últimas tendencias. Por último, siempre ayuda empezar a escribir análisis políticos en blogs, medios pequeños, estar activo en redes sociales o tener un pequeño portfolio con lo que has hecho o sabes hacer. Todo suma y cuanto más sumes, más probabilidades hay de que llames la atención de alguien.
«Todo suma y cuanto más sumes, más probabilidades hay de que llames la atención de alguien»
– ¿A qué dedicas tu tiempo cuando no trabajas?
Me encanta la música en directo, así que voy mucho a conciertos de rock, punk, ska, rap… aunque últimamente no le hago ascos a casi nada.
También soy un buen seriéfilo y cinéfilo, si me invitas al cine o a casa a ver una peli soy feliz. Analizar películas políticamente ha sido una forma de sacarle partido a una afición que me encanta.
Practico artes marciales desde hace cinco años en el gimnasio Shimsang Doyang de la maestra Paula Díaz, concretamente hapkido jungki kwan.
Me gustan mucho los videojuegos, ahora mismo estoy dando fuerte y flojo al The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom y al Final Fantasy XVI.
He retomado una afición abandonada recientemente, la de leer cómics. De adolescente devoraba todo lo que podía de Spiderman y Hulk, pero al empezar la carrera lo dejé de lado. Me acabo de terminar La Profecía del Armadillo, de Zero Calcare (autor de la serie de Netflix «Cortar por la línea de puntos» y «Este mundo no me hará mala persona») y el segundo volumen de Sandman de Neil Gaiman. Estoy ahora con From Hell, de Alan Moore, que le tenía un montón de ganas por un análisis magistral que hizo el compañero Ernesto Gimeno en camaracivica.com.
Soy un gran consumidor de podcasts, me acabo de terminar Anguita y Julio, de Cordópolis y La Esfera, una ficción sonora espectacular con Marta Nieto y Luis Zahera. Tengo a medias Biotopía y Un Mundo Violento, de David Sáinz.
¿Qué más? No sé, también me gusta cocinar. Hago una pasta brutal (risas).
– Un sueño que te gustaría se hiciera realidad
Que en España nadie tuviera necesidad y todos los problemas se resolvieran hablando al volumen adecuado. Eso sería una auténtica democracia.
«Me gustaría que en España nadie tuviera necesidad»
«Eso sería una auténtica democracia»
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