Makiko Sese – Bailarina y performer

 

«Bailo ya que estoy viva e interactúo con los que están en el mismo espacio y tiempo porque no puedo ignorar a otras vidas que me rodean, tanto personas como la luz, el viento, la tierra, el olor»

Makiko Sese

 

Makiko Sese es bailarina japonesa afincada en España desde 2009, crea performances en las que la naturaleza siempre está presente y donde la interacción con el público es clave.

Traductora de literatura japonesa, alterna también esta actividad con presentaciones de Teatro Kamishibai para familias en las que acerca la cultura japonesa a través de relatos.

En 2011 se dio a conocer internacionalmente con el proyecto 1000 gruyas que llevó a cabo con colaboradores que buscaba la recuperación de Japón después del terremoto que asoló el país. Ahora centra su actividad en la danza y ha presentado recientemente trabajos en el Centro Conde Duque de Madrid y en Berlín.

Caminar con ella por las calles del barrio de Lavapiés de Madrid es descubrir nuevas sensaciones pues hace reparar a su interlocutora en todos los detalles y las personas que les rodean. En esta entrevista nos habla de su vida en España y su trabajo de performance.

 

 

Creciste en Kawasaki, muy cerca de Tokio, una zona rodeada de mucha naturaleza, ¿cómo fue tu vida allí?
¡Feliz! Solía jugar con mis compañeros después del colegio. Por suerte, teníamos mucho contacto con la naturaleza entre bosques, montañas, templos etc. No necesitábamos juguetes. Aunque dedicaba mucho tiempo a estudiar y practicar el clarinete desde secundaria, siempre allí está la naturaleza. Ahora se ha convertido en una zona residencial con muchas casas, pero gracias a los templos antiguos mantenemos zonas verdes y se puede disfrutar de grandes cerezos en flor, que son una maravilla en primavera.

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Solía jugar con mis compañeros después del colegio. Por suerte, teníamos mucho contacto con la naturaleza entre bosques, montañas, templos etc. No necesitábamos juguetes.»

Después de la visita a una amiga en Zaragoza, decidiste vivir en España, ¿cuál fue el motivo por el que decidiste trasladarte?
Por un plato que probé en un bar de esta ciudad, concretamente judías verdes con jamón, cuando la visité. Me atrajo la comidica, pero no fue ése el momento de tomar la decisión. Fue casi más de diez años después cuando vinieron unos amigos españoles a Japón. Me sorprendieron mucho porque ellos seguían el estilo de vida de España en Japón, o sea comer a las 14:00 y decidir asuntos improvisadamente… Y reconocí el “¡Viva la vida!”, ya que en aquella época yo era una pieza de una gran rueda, la de la vida en Tokio.

 

¿Qué choques culturales tuviste al comenzar a vivir en España?
“Las palabras se las lleva el viento”, y esto ocurre en varios sentidos. Desde luego, depende de la foma de ser cada uno. En español no suelen usar el adjetivo “pesado” o “ligero”, en japonés, sí y es importante. Es decir, las palabras pesan una vez que salen de la boca. Por eso, es mejor callar si no estás convencido 100 % en tu interior. A medida que iba adoptando el código español, aprendía cómo improvisan desde los proyectos hasta cosas cotidianas, como quedar un domingo para ver una película. Estoy descubriendo otra manera de organizar las cosas y el tiempo. El poder de improvisación en este país me sorprende. Como dice un refrán japonés, “si se termina con una sonrisa, todo vale”. Bueno, se necesita tener un corazón un poco más fuerte para disfrutarlo como una japonesa. En Japón casi todo va con más antelación y la certeza de realizarlo. La perfección de la realización con los detalles ya es un arte…
En cambio, me gusta el horario español. En el primer año, intentaba añadir un par de horas más para vivir. Comer a las 14:00 y quedar a cenar a las 21:00, por ejemplo. Mi conclusión es que en España hay dos días en un día. Así tienes tu tiempo libre antes o después de trabajo con tus amigos.

«En Japón casi todo va con más antelación y la certeza de realizarlo. La perfección de la realización con los detalles ya es un arte»

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«El poder de improvisación en este país me sorprende.»

Al volver a Japón ¿qué características de la cultura española perciben en ti tu familia y amigos?
Soy así desde que nací, abierta y alegre, que son quizá prototipos característicos de España. Me ven en mi salsa. Parece que ahora hablo en voz más alta. Y toco mucho a la gente. La última vez que estuve en Japón, en la despedida abracé a mi papá y a mi hermano. Y se quedaron pretificados. Fue muy bonito. Y también me dicen que estoy morenita, ya que no me pongo crema solar diariamente ni para ir a la playa, ya que no me gusta su olor y bañarme con ella en la querida “gran mare”. Allí en Japón las chicas con la piel blanca se consideran guapas.

 

Llevas más de 5 años en Madrid, ¿qué te gusta de esta ciudad para haber decidido quedarte?
Me gusta Madrid, concretamente mi barrio, Lavapiés. Siempre que sales de casa te encuentras con alguien del barrio y te pones a hablar con ellos. Hay mucha diversidad. Puedes escuchar varios idiomas diferentes y ver colores vivos por aquí. Además hablando del olor, puedes disfrutar paseando por las calles, adivinando qué están cocinando tus vecinos. Siendo un barrio de las ciudades grandes, aún mantiene el encanto de “pueblo”. Por ejemplo, en el edificio donde vivo, tenemos el grupo de vecinos y a veces nos reunimos para tomar algo y hablar de la posibilidad de mejorar nuestro ámbito. Si alguien necesita una aspiradora o cubitos de hielo, pide por el grupo de WhatsApp. Compartimos comida, fruta y hasta los pisos.
Y para variar, me están atrayendo otros sitios con mucha naturaleza de verde húmedo como Islas Baleares, Galicia, Asturias, Cantabria o País Vasco… y vivir con el fuego y el agua cerca.

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Me gusta Madrid, concretamente mi barrio, Lavapiés. Siendo un barrio de las ciudades grandes, aún mantiene el encanto de “pueblo”.»

Trabajas como profesora de japonés, ¿has encontrado mucho interés de los españoles por la cultura japonesa?
De hecho, estoy cerrando la etapa de profesora de idioma japonés, ya que tengo varios proyectos aparte en adelante. He disfrutado mucho compartiendo la esencia de la cultura japonesa con mis alumnos. Estoy muy agradecida. Seguiré trasmitiéndolo de manera diferente. Noto que cada vez más hay demanda de clases, incluso en nivel avanzado. No paro de recibir preguntas sobre las clases.

También eres traductora de literatura japonesa, ¿es complicado traducir las diferencias y sutilezas culturales para que las entendamos los españoles?
No es fácil. Afortunadamente, tengo la oportunidad de poder trabajar con nativos españoles. Mi rol es sacar la profundidad de las obras y ser fiel a los autores. Traduzco el texto japonés al español. Y luego mis compañeros lo corrigen y lo corrijo nuevamente si las ideas están muy bien expuestas. Por ejemplo, en japonés no se aclara mucho “el sujeto”, así que hay que añadir claramente quién se está dirigiendo a quién. También los refranes son muy graciosos para trabajar. Hay algunos que no se entienden cuando se traducen así que los traducimos tal y como están para que los lectores descubran otro punto de vista en ciertas situaciones.

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Cuando traduzco, mi rol es sacar la profundidad de las obras y ser fiel a los autores»

 

En este momento te estás centrando más en tu faceta como creadora: bailas, interactúas con el público ¿cómo es tu trabajo y cómo lo preparas?
Empecé a bailar hace cinco años cuando conocí a Shigemi Iida, que fue asistente de Kazuo Ohno, uno de los fundadores de Butoh, y de su hijo Yoshito. Llevaba mucho tiempo deseando bailar, pero no sabía qué bailar. Iida estaba en Madrid para un taller llamado Body Magic y participando en él, reconocí que bailar es bailar, es decir, no hay género si quieres bailar. La Vida es tu maestra y tu coreógrafa. Bailo ya que estoy viva e interactúo con los que están en el mismo espacio y tiempo porque no puedo ignorar a otras vidas que me rodean, tanto personas como la luz, el viento, la tierra, el olor etc.

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«La Vida es tu maestra y tu coreógrafa»

Mientras bailo, van y vienen varios sentimientos e imágenes y los apunto. Luego, cuando estén bien fermentados, me pongo a crear una historia y más tarde pongo unas piezas musicales de la lista de mi música favorita.
Cada día es una preparación para las próximas performances o más bien, cada día es como tu propia representación. Como decía Yoshito Ohno en su clase, eres ya una obra desde que naciste. ¿Cómo te presentas en un escenario? Con una flor es más bonito… Soy como una antena que es receptiva a todo: conversaciones en el metro, las cafeterías, los programas y la música de la radio, sonidos de la ciudad, las palabras desde las personas cercanas y lejanas. La experiencia y los recuerdos de los viajes que he hecho también me aportan para ir creando. Allí encuentro ese «tilín”.

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Soy como una antena que es receptiva a todo: conversaciones en el metro, las cafeterías, los programas y la música de la radio, sonidos de la ciudad, las palabras desde las personas cercanas y lejanas. La experiencia y los recuerdos de los viajes que he hecho también me aportan para ir creando. Allí encuentro “el tilín”.»

¿Tienes artistas de referencia?
Los niños, los pasajeros por las calles, mis amigos… las plantas, los árboles, las luces entre las hojas, las rocas, las olas, el viento etc. En mi día a día siempre encuentro algo que me enseña a bailar.

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«En mi día a día siempre encuentro algo que me enseña a bailar»

En tus performances tienes siempre muy presente la naturaleza mediante el sonido de la lluvia, las hojas de los árboles ¿qué movimiento del cuerpo generan estos sonidos?
Uf, es difícil de verbalizar. Lo que me sale. Cuando escucho el sonido de la lluvia y las hojas, vuelvo a los bosques o las montañas que estuve anteriormente. Vuelvo a vivir aquellos momentos. Por ejemplo, el momento del acercamiento de los tifones es una sensación frecuente en mi, ya que brotan recuerdos infantiles cuando salía a la lluvia fuerte con los brazos abiertos al cielo para recibirla por todo el cuerpo, riéndome a tope. Este tipo de alegría o excitación lo tengo también en las fiestas locales donde la sangre hierve y la carne baila. Así se dice en japonés. El Baile es algo ritual para conectar con la Vida. Es muy sagrado. Les doy las gracias a ellos.

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«El Baile es algo ritual para conectar con la Vida. Es muy sagrado»

Tu trabajo despierta todo tipo de reacciones en los espectadores ¿qué comentarios recibes de ellos después de las presentaciones?
¡Me gustaría entretener a los espectadores! Voy investigando. Para mí los espectadores son una parte fundamental del espectáculo y no trasmito solamente algo placentero, si no despertaría algo en el fondo de cada persona. Así que recibo comentarios variados y de ahí aprendo más. Por eso, me gusta comunicarme con ellos.
Me gustaría seguir bailando con amplitud, claridad y desde luego con el corazón abierto.

 

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¿Qué tipo de interacción quieres crear con el público?
Ser uno en la diversidad. Unos se alegran, otros se ponen nerviosos. Unos se ponen tristes y otros se relajan, pasando por la espiral de la Vida con sus propios cuerpos. ¡Qué terminemos bailando juntos de alguna manera! Y regresemos a casa con esos sentimientos y apliquemos “baile” a la vida cotidiana.

 

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Integras también a los niños en tus performances cuando se encuentran en el público ¿qué relación tienes con ellos y qué te aportan en el trabajo?
Me integran ellos. Me gusta estar con ellos porque son muy directos y juguetones. Viendo el video de la performance que tuve en este diciembre, se nota mucho. Varios niños se me acercan o simplemente se mueven. Me siento vinculada con los niños. No hay separación entre ellos y yo, por lo que estamos jugando juntos.
Lo mismo se puede decir del Teatro Kamishibai que interpreto. Los niños me hablan y me preguntan durante la función. De vez en cuando, te revelan el secreto o la tramoya de los cuentos. De esta manera, podemos jugar juntos para que sea más entretenido.

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Los niños me integran en las performances. Me gusta estar con ellos porque son muy directos y juguetones.»

¿Qué espacios son para ti los más adecuados para mostrar tus trabajos?
Gracias por preguntarlo. Quiero bailar en la naturaleza, como bosques, encima de las rocas, en las playas o los sitios míticos como plazas, los edificios históricos, museos, castillos, etc., donde se junta la buena energía. En el verano pasado, tuve una performance en una plaza delante de un castillo antiguo en Acaya, Italia por Cosmic Vegan Fest. Sentí una conexión profunda con el público; las personas, el cielo, las estrellas, el viento, la tierra… Iré buscando de qué manera se puede conseguir bailar en estos sitios. A lo mejor, participando en los festivales locales y formando parte de las actividades. Estoy abierta a propuestas así que si se os ocurre algo, por favor escribidme. ¡Gracias!

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Quiero bailar en la naturaleza, como bosques, encima de las rocas, en las playas o los sitios míticos como plazas, los edificios históricos, museos, castillos, etc., donde se junta la buena energía.»

Has presentado en Madrid y Berlín la pieza «Umu (Dar a Luz)» con la artista japonesa de caligrafía Juju Kurihara y el intérprete de flauta Shakuhachi Antonio Enzan Olías, ¿cómo fue el trabajo con artistas de otras disciplinas?
Fantástico. Un día Juju me ofreció una entrevista en su blog, Iromegane. Allí descubrimos algo en común: el respeto hacia las palabras. Ella, siendo maestra de caligrafía japonesa, cada día está frente a las letras. Me parece una meditación larga y profunda en su vida. Para mí las palabras son una de las cosas que me motivan para bailar. Así nació la idea de colaborar. A medida que avanzaba el tema, queríamos incluir a alguien al proyecto. Sin duda quisimos que fuera Antonio para la primera vez, ya que es una persona con mucha energía y conocimiento en música a parte de ser nuestro gran amigo en común. Y cada una tuvo la experiencia de colaborar con él anteriormente. Yo tuve la oportunidad de bailar con su música en vivo y fue extraordinario. Desde luego, este intento nos salió maravilloso y tenemos ganas de colaborar más.
En Berlín, participó una violonchelista, Hui-Chun Lin, que tiene mucha experiencia con la improvisación. El día que nos conocimos fue el mismo día de la performance. Ensayamos durante 15 minutos para conocernos. Era suficiente. Nos aportó con su bella música incluso el uso de voz.

 

También has colaborado como modelo para varios fotógrafos y estás probando en el campo de la interpretación, ¿qué te aportan estas colaboraciones?
La primera oportunidad me la ofreció el peluquero Shimada Kemp. Realizó tres estilismos, con lo cual descubrí mis otras caras. Luego con un chico que se me acercó cuando estaba bailando en el parque de El Retiro, y colaboramos en una foto sesión con sus compañeros que trabajaron como asistente y maquilladora.
Es un trabajo muy creativo y me interesa formar una parte en ello. Es un momento muy íntimo e intenso con las personas del equipo. Al mismo tiempo, sacan caras tuyas que nunca has visto. Colaborar con otras personas en este entorno es algo gratificante.

 

 

El pasado diciembre presentaste tu pieza «Ama, Ama, Ama, Ama» en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid ¿cómo fue la experiencia?
Ha sido un gran aprendizaje desde el principio; la comunicación con los responsables del evento, los técnicos y luego cómo aprovechar el espacio al máximo. Tenía suerte de no tener un escenario, es decir podía estar al mismo nivel que el público. He recibido reacciones variadas que me aportan para seguir modificando esta obra. Estoy segura de que “Ama, Ama, Ama, Ama” es un ser vivo que no para y que será la obra de toda mi vida.

Después de la tragedia del terremoto y tsunami que asoló Japón en 2011, iniciaste el proyecto «1000 grullas» para desear una pronta recuperación de tu país.? Participaron miles de personas de todo el mundo, ¿cómo te sentiste con esta acogida y qué respuesta tuviste por parte de tus compatriotas cuando lo conocieron?
Me sentí muy agradecida y me sorprendió el poder del idioma español, ya que recibí innumerables mensajes desde los países latinoamericanos. Como no me esperaba una reacción enorme, me quedé boquiabierta, la verdad. También me alegró mucho haber podido compartir la experiencia con países que suelen tener catástrofes, como México o Chile. Aparte de apoyar a los afectados económicamente, pudimos mostrar el sentimiento de estar juntos haciendo algo con las manos físicamente, como comida, ganchillo, dibujo etc. Y nosotros los japoneses tenemos esta costumbre de hacer mil grullas. Sigo muy agradecida y recibiendo comentarios de los amigos que están en Japón que me dicen que les llena el corazón cuando ven las grullas y los rostros de las personas que las han hecho.


¿Qué proyectos artísticos preparas para el futuro?
De momento, estoy preparando una performance de danza para el sábado 2 de abril en Espacio En Blanco de Madrid. Por casualidad, me surgió una oportunidad de ofrecer clases de danza y a raíz de eso, se nos ocurrió la idea de presentar algo en público al final del curso. En estas clases, intercambiamos ideas y probamos posibilidades que tenemos en el movimiento corporal, música, dibujos y vestuario con mucha intensidad. En esta performance nos centramos en las mujeres, ya que es un tema que cada una de nosotras, mi alumna y yo teníamos pendiente desarrollar en nuestra vida.

Por otro lado, con una bailarina italiana, Cristiana Fusillo, estamos presentando un proyecto a un teatro italiano para uno de los programas de artistas en residencia. Estamos pendientes de la buena noticia, cruzando los dedos. Tengo otros dos bailarines con quien quiero bailar y estoy esperando el momento de fermentación. Todos son bailarines con experiencia y aprendo mucho.
Espero poder seguir colaborando con otros artistas, también músicos como pintores, por ejemplo. Desde luego, seguiré bailando como una flor silvestre con otras plantas diferentes en los bosques.

 

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

«Seguiré bailando como una flor silvestre con otras plantas diferentes en los bosques»

Para el Teatro Kamishibai, me gustaría tener una gira por los colegios o las librerías en España y presentar los cuentos japoneses a los niños y también a los adultos.
Por último, el sábado 12 de marzo tenemos una presentación del libro recién publicado, “El Libro de los Cinco Anillos” de Musahi Miyamoto (Satori Ediciones), un auténtico samurái en el magnífico doyo taio donde tienen una programación cultural además de artes marciales. Vendrá mi co traductor Carlos Rubio también para hablar del tema. Se inaugurará con una performance mía dedicada al libro: Tierra, Agua, Fuego, Viento y Aire. Es un nuevo intento de bailar, esta vez basado en un libro siendo su propia traductora.

 

Un deseo que te gustaría se hiciera realidad.
Un día me gustaría publicar un libro de poesías como mi abuela. Para ello, necesito más materiales y experiencia profunda en mi vida, ¡creo yo!

Makiko Sese, YanMag. Foto Berta Delgado

 

 

Más información

Web

Makiko Sese

Proyecto 1000 grullas

 

Artistas con los que colabora Makiko Sese

Juju KuriharaIromegane

Antonio Enzan Olías

Hui-Chun Lin

Shimada Kemp

Cristiana Fusillo

 

Festival donde ha presentado su obra

Cosmic Vegan Fest

 

Traducción

Satori Ediciones

Carlos Rubio

 

Maestros de Butoh

Kazuo Ohno

Shigemi Iida

Yoshito Ohno

 

Fotografías de actuaciones

Gerardo García

Daniel Villa

Nacho Sarrais

Ruth Simón

 

 

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Ziyi Yang

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