«Todos estamos llenos de voces y seres imaginarios y cada uno encuentra su manera de vivir con semejante ruido»
Julia Olavarrieta es la creadora de Estoy hecho un trapo y bajo este nombre crea muñecos de autor con materiales reciclados. Cada creación es única y distinta a las demás y está ligada a la persona que la encarga por un motivo particular. Su formación en Filosofía y en Ciencias de las Religiones hace que todos los muñecos escondan referencias a la mitología, la religión y el arte y también bromas privadas de la propia autora, que sólo se descubren en interesantísimas conversaciones con ella.
Cosidos a mano, sus trabajos son personajes con vida propia que recuerdan a fetiches africanos y obras de art brut, pequeñas piezas de arte con significado propio que no dejan indiferente al que las observa.
Conversar con Julia significa abandonar los lugares comunes y los tópicos para adentrarse en el pensamiento, redescubrir la cultura de manera lúdica y sorprenderse con las metáforas con las que describe la vida.
– Eres licenciada en Filosofía, con un Máster en Ciencias de las Religiones ¿qué ha cambiado en ti al pasar por estos estudios?
Sí, llevo mucha formación reglada en el cuerpo, el de Ciencias de las Religiones es el tercero que termino. Colecciono títulos, debo ser un poco adicta al aula (risas), los últimos cinco años los he pasado en el interior de alguna recibiendo o impartiendo.
Pero respondiendo a tu pregunta creo que mi paso por diferentes universidades ha nutrido, para bien y para mal, destrezas analíticas y discursivas que aumentan las variedades de placer y horror provocadas al ser un agente receptivo medianamente entrenado. Diría por tanto que lo ha cambiado en mí es lo que en cualquier caso habría cambiado salvo por el hecho de que me lo explico a mí misma con un cierto abuso de jerga y creando sin querer abigarradas constelaciones de ideas asociadas.
«Mi paso por diferentes universidades ha nutrido, para bien y para mal, destrezas analíticas y discursivas»
– ¿Cuándo comenzaste con el proyecto Estoy Hecho un Trapo y por qué decidiste dedicar tu tiempo a ello?
Hace diez años cosí mi primer muñeco, y empecé el mismo día que enhebré por primera vez una aguja, cuando me enseñó una compañera de clase con la que comparto mi fascinación por la literatura infantil y la iconografía.
Te lo voy a contar de un modo rocambolesco. Antes de entrar en la carrera, que lo hice un poco después de la veintena, había estado dos años en un taller de carpintería, así que llegué con las manos muy nerviosas. Esto significó aprender a coger apuntes a una velocidad supersónica para disociarme a gusto y dibujar gente entre las palabras. Creo que todos estamos llenos de voces y seres imaginarios y cada uno encuentra su manera de vivir con semejante ruido. Mi modo fue intercalar el estudio con la construcción de esos personajes que dibujaba. Luego me fui un año de intercambio a México y tuve la fortuna de conocer a un profesor de la escuela de artes de Tlaquepaque que me regaló la asistencia a sus talleres de papel maché todo el año para hacer Alebrijes y presentir nociones mínimas de escultura.
La alquimia meditativa que produce concentrarse en un trabajo manual es para algunos muy terapéutico así que llegó un momento en el que se amontonaban filas de seres que pedían venir a este lado de la imaginación para mantenerme en ese sitio de paz. Un buen amigo me propuso fotografiar los muñecos y me aconsejó hacer un blog donde al menos guardar las fotos. Otra bella amiga me enredó para participar en distintos mercadillos y eventos, y así a lo tonto, dejándome hacer, me vengo engorilando desde entonces. Me he encontrado más amigos y maestras por el camino que me han ido ayudando a mejorar, en todos los sentidos, la calidad de esta ocupación.
Somos tiempo y no veo tanto que dedique tiempo a crear muñecos como que soy ese mismo tiempo que además, debo insistir, es sensiblemente feliz. Puro tacto.
«Creo que todos estamos llenos de voces y seres imaginarios y cada uno encuentra su manera de vivir con semejante ruido»
«Soy ese mismo tiempo que además, debo insistir, es sensiblemente feliz»
– ¿Cómo ha influido tu formación en filosofía y en las religiones en la creación de los muñecos?
Ambas son experiencias académicas bastante similares. Si bien con la filosofía he sufrido un poco más, puesto que poner límites a mi manera de razonar con toda la castración que eso conlleva para que encaje en el molde “científico” me ha hecho sentir incoherente y deshonesta en algunas ocasiones, también es cierto que me ha enseñado estrategias de acomodo y pautas para situar las cosas en sus propias coordenadas desde una retórica comprensible y aceptable para los demás. La filosofía, al ser una disciplina con un rigor y limpieza específica, ha influido para buscar la válvula de escape necesaria para atender todo lo que se escapa desde ese mundo organizado y abstracto de metal de lo mental. También es cierto que decidí estudiar en la UAM por la fama que tenía el departamento de estética que después, una vez allí, fue lo que menos me interesó.
La filosofía es un universo y la academia, me temo, solo su sala de máquinas, que sin ser poco solo es una reducción…
«La filosofía es un universo y la academia, me temo, solo su sala de máquinas, que sin ser poco solo es una reducción…»
Al máster de Ciencias de las Religiones llegué con el proyecto Estoy hecho un trapo más desarrollado. Me matriculé buscando ampliar mi catálogo de figuras antropomórficas dado que es en el ámbito de las religiones donde la razón simbólica se despliega con toda su fuerza desde el principio de los tiempos. Conocía las pocas cosas que pululan por nuestro imaginario común, que sé yo, el Golem, a Daruma, los Ushebtis egipcios o los exvotos íberos… pero durante esos dos años he descubierto a muchos otros dioses convertidos en objeto o rituales donde la pieza concentra toda la potencialidad del acto. Por ejemplo, no sabía que en Roma existía una cosa llamada funus imaginarium –funerales de imágenes– que se realizaban cuando alguien importante moría fuera de la ciudad. Se construía un muñeco de cera que tenía que morir en la cama de la autoridad, al que además se atendía durante días como a un ser humano, para poder celebrar el funeral cuando el cadáver real quedaba demasiado lejos. O el culto a un dios daga como Phurpa en el Tíbet, un dios personal intransferible con unas capacidades apotropaicas tan poderosas que cuando muere el hombre que la agente se debe enterrar muy lejos de la población por lo demonios que puede llegar a invocar… al final ha sido un máster en el que he disfrutado muchísimo y que me ha dejado la deliciosa motivación de querer investigar mucho más fuera de la sala de máquinas…
– Aceptas encargos personalizados ¿cómo es la elaboración de cada muñeco y qué información necesitas conocer para construirlo?
De momento poca información, creo que hasta la fecha entiendo cada encargo a la primera. Supongo que porque no es tan difícil y con el paso de los años y encargos voy depurando las cinco preguntas necesarias para entender lo que se quiere.
La elaboración siempre es lo mejor, hacer para otros me permite desaparecer de una manera más exigente que cuando es una idea mía que me apetece explorar. Me suelo asombrar con el resultado además de crear un vínculo fantasioso con la persona con la que de forma derivada he compartido ese momento. Es decir, al querer gustar, se activan lugares y escuchas placenteras y generosas en los que no se está nada mal.
«Al querer gustar, se activan lugares y escuchas placenteras y generosas en los que no se está nada mal»
– ¿Cuánto tiempo tardas en la elaboración de cada trabajo?
Depende. Si me das una fecha límite eso es lo que tardo. Si no hay nadie esperando igual estoy dos días cosiendo y lo tengo, como le sucedió a Mosquito Matamosquitos, o estoy seis meses haciendo uno a uno el pelo de Cíclope.
– Siempre utilizas telas y otros materiales reciclados, ¿cómo las eliges?
Todo es reciclaje, ésta es la primera premisa de Estoy hecho un trapo, utilizar lo que no sirve para suprarreciclar, que para mí es una declaración de intenciones, porque tampoco quiero aceptar una servidumbre voluntaria a nada ni a nadie.
Al principio todo era intuición, ahora, que voy comprendiendo un poco más los materiales y sus combinaciones a veces planifico y otras se presenta de golpe el diseño continuando con el método de eficacia intuitiva.
«Todo es reciclaje, está es la primera premisa de estoyhechountrapo, utilizar lo que no sirve para suprarreciclar, que para mí es una declaración de intenciones»
– Se dice de tus trabajos que tienen alma propia y que son pequeñas piezas de arte, muchos recuerdan a los fetiches africanos o al art brut ¿cuáles son tus influencias?
Me influye todo y no tengo muchas oportunidades para priorizar y obsesionarme como es debido con algo específico. Para hacer muñecos solo cuento con mi diversión autodidacta, voy conociendo la materia y sus posibilidades a ciegas mediante un ensayo error básico. Cada uno viene de un sitio y es más que su forma, por ejemplo, Filósofo de mierda es un retrato realista de un profesor que me inspiró muchas ganas de hacer el mal durante la carrera. El primer Besalotodo, que lo hice con las manos ardiendo, surgió después de embobarme con una foto donde aparecía El beso de Brancusi. Gárgola del amor fue producto de un ataque de alboroto después de terminar un trimestre de lecto-escritura utilizando libros de Olga de Dios con unos niños que me contagiaron su jaleo.
Cada muñeco es un mundo complejo plegado y suele estar cargado de referencias, homenajes y chistes privados que me parece siguen siendo en su mayoría invisibles.
Luego está la deformación académica, paso muchas horas buscando imágenes y leyendo descripciones, todos los viajes que hago giran alrededor de algún museo o exposición que quiero visitar, en las redes predomina mi búsqueda de hacedores y con toda la información que prosumo no te cuento las cosas que sueño…
«Cada muñeco es un mundo complejo plegado y suele estar cargado de referencias, homenajes y chistes privados que me parece siguen siendo en su mayoría invisibles»
– ¿Qué sensación tienes una vez entregas un muñeco a su destinatario?
Gratitud, mucha. Satisfacción, considerable.
– ¿Quién puede necesitar uno de tus muñecos de trapo?
No tienen nicho ni público objetivo. He realizado encargos distintos. Aunque me gustaría magnetizar propuestas todavía más diferentes, para probar nuevas dificultades y también para extender mi asombro por la imaginación humana. He hecho desde mascotas para colegios, órganos genitales para talleres de educación sexual, una alfombra oso de peluche para un corto, propuestas personalizadas como una Divine, una profesora de Tai Chi, o un abuelo hasta una Katrina basada en un fotomontaje de Josep Renau… pero ya te digo que alguien que tenga una idea loca y quiera ponerme a prueba para permitirme descubrir que podemos hacer en equipo es alguien que podría necesitar mi magia.
«Me gustaría magnetizar propuestas todavía más diferentes, para probar nuevas dificultades y también para extender mi asombro por la imaginación humana»
– Además de la venta aceptas el trueque como forma de pago ¿qué trueques has realizado hasta al momento y cuáles te han gustado más?
El trueque y también, como se explica en la portada de la página, si alguien tiene una buena razón y me convence puedo regalar.
La idea principal es que todas las piezas cuestan tiempo. Los trueques que más me han gustado han sido: un cuadro de Julio Linares que no solo me flipa sino que en el mercado del arte está justamente más valorizado que mis personillas, tres meses de inglés y la obra completa de Azorín con tapas de cuero en una edición de los años cincuenta de Aguilar.
Por otro lado, siendo otro tipo de trueque, me siento orgullosa de haber participado en eventos de SOS Racismo para recaudar fondos, o conseguirlos para Pro Activa Open Arms subastando alguno, o construyéndolos como retorno en una campaña de goteo.org para desarrollar una cámara de hardware libre… participar en algo, que desde algún lugar racioemocional entienda como necesario, me parece suficiente remuneración.
«Me siento orgullosa de haber participado en eventos de SOS Racismo para recaudar fondos, o conseguirlos para Pro Activa Open Arms subastando alguno, o construyéndolos como retorno en una campaña de goteo.org para desarrollar una cámara de hardware libre»
– Buscas colaborar con otras personas en diferentes áreas ¿qué te aporta y de qué proyectos te gustaría formar parte?
Estoy en un momento perfecto para invocar proyectos y colaboraciones, sin empleo ni matrículas. Disfruto mucho jugando en mi cueva feliz, pero esto para la mayoría no es suficiente, aprender, disfrutar y expandirse con otras personas es una necesidad vital así que predomina la idea de aventura sin preferencias establecidas. Me gustaría formar parte de la vida andando y sus continuas sorpresas, dicho mal y pronto, y como invitación lo más abarcadora posible.
«Me gustaría formar parte de la vida andando y sus continuas sorpresas»
– Te gusta escribir, para tí y para otros ¿qué temas te impulsan a ello?
Hay más impulsos que temas. En un primer momento me dan igual el tema y los otros, digamos que lo de escribir es una exigencia que afecta a una zona de mi persona demasiado importante para mi propia supervivencia, es decir, no sé si a estas alturas me gusta escribir pero tengo claro que es algo que no puedo dejar de hacer. Estoy hecho un trapo se ve salpicado y muchos muñecos tienen su relato, algunos los subo al blog de la página, pero quizá de forma más anecdótica. Escribir es Julia Olavarrieta y aunque predomina la ficción cada incógnita intelectual o emotiva demanda su formato y reflexividad.
– ¿Qué te gusta hacer el resto del tiempo?
¡El tiempo no tiene restos! ¡El tiempo es todo el rato! La verdad, vivo en un continuo que no acepta clasificaciones o cortes pero te confesaré que a veces leo demasiado o me pierdo en una ensoñación y se me olvida comer.
«Vivo en un continuo que no acepta clasificaciones o cortes pero te confesaré que a veces leo demasiado o me pierdo en una ensoñación y se me olvida comer»
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Profesionalizar la teína creativa que me corre por las venas mientras calmo el ansia de conocimiento compartido que me mantiene todo el día alerta en situación de coeducación… pues un poco lo que todo el mundo ¿no?, vivir bien descubriendo la infinidad de maneras de hacer mejor las cosas con todo tipo de gente y contando con excedentes de salud y alegría. Deseo ser el reciclaje mejor hecho y acompañar a otros en sus remiendos necesarios.
«Deseo ser el reciclaje mejor hecho y acompañar a otros en sus remiendos necesarios»
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