«Podemos trabajar en lo que está en nuestras manos»
Huichi Chiu es actriz con una larga trayectoria en cine, teatro y series nacionales. Con veinte años de carrera ha trabajado en todo tipo de géneros, afrontando retos y dificultades de una profesión muy exigente. En este momento hace balance de lo conseguido, de su recorrido como actriz. Ahora prepara un nuevo proyecto y sigue buscando la manera de contar historias como creadora.
– Naciste en Taiwán, allí te licenciaste en Bellas Artes ¿por qué decidiste venir a
España y qué supuso este cambio para ti?
– Aunque parezca muy tópico, vine a España por el flamenco. Tenía unos libros para aprender español y la portada era una foto de un grupo de gitanos con trajes de flamenco, las mujeres con pelo largo, ondulado y negro con una flor roja puesta en la oreja, posaban junto a un hombre con su guitarra. Pensaba que España era un país como ilustraba esa portada y que en tres años, me convertiría en una bailaora y volvería a Taiwán. Al final, el sueño flamenco lo dejé para mi siguiente vida, y sin darme cuenta, ya han pasado 20 años. Vivir fuera de Taiwán me ha dado otras perspectivas de la vida y muchas experiencias. Por supuesto el hecho de dejarlo todo atrás trae sus consecuencias y hay que pagar un precio muy alto. A veces te hace dudar de si todo ha valido la pena. Pero puedo decir que en esta vida estoy viviendo la vida que quiero, con todas las dudas y los desafíos incluidos.
«Vivir fuera de Taiwán me ha dado otras perspectivas de la vida y muchas experiencias. Por supuesto el hecho de dejarlo todo atrás trae sus consecuencias y hay que pagar un precio muy alto»
«puedo decir que en esta vida estoy viviendo la vida que quiero, con todas las dudas y los desafíos incluidos«
– Llevas 20 años trabajando en innumerables series, películas y obras de teatro en España ¿qué es la interpretación para ti y qué relación tiene con tu vida?
– Durante muchos años, la interpretación para mí ha sido un reto para superar mis miedos, una manera de poder vivir muchas vidas, transformarme en alguien que no era yo. Aunque solo he disfrutado esa fantasía en la escuela de teatro Mar Navarro y en los proyectos de mis amigos. Viendo los trabajos que he realizado, la mayoría me piden ser casi siempre lo mismo. Con el tiempo, siento que mi función y mi aportación para el imaginario colectivo no me enriquece como persona.
Soy muy trabajadora y disciplinada. El castellano es como si fuera mi lengua materna escénica. A la gente le cuesta entender por qué me es difícil decir algo en escena en chino. Me resulta raro escucharme a mí misma hablando en chino en el escenario. Al no ser nativa y viniendo a España ya mayor, tengo que esforzarme el triple para memorizar el texto.
De hecho siempre sueño que olvido todo lo que tengo que decir antes de subir al escenario. Cuando empieza la obra, antes de entrar al escenario, repito mis líneas por lo menos 3 veces. En la obra Top Girls de Caryl Churchill, tenía mucho texto, nunca he hablando tanto en escena. Pensé que con tanta cantidad no iba a ser posible que repitiera todo antes de salir en menos de 5 minutos. Y lo hice igual. Me aterraba la idea de equivocarme, de quedarme en blanco, me preguntaba «¿porqué tengo que estar aquí sufriendo, ¿qué necesidad hay?» mientras veía a mis compañeras con un flow, disfrutando ese subidón de la escena.
Sin embargo, los momentos más inolvidables han sido siempre los accidentes, la risa incontrolable sin razón durante una escena, las bromas que nos hacíamos entre las compañeras.
También hubo unas cuantas veces en las que logré aplacar la voz del autoboicot. En esos momentos estaba conectada, me sentía alineada con la maquinaria humana, con el momento presente y con todos los santos…fue maravilloso.
Ahora me gustaría establecer otra relación con la interpretación. En vez de retarme como si fuera a ir a una batalla, prefiero habitar el escenario de otra manera, compartir el momento con las personas que están en el mismo lugar en este instante. Ser generosa con el público, y conmigo misma.
«En vez de retarme como si fuera a ir a una batalla, prefiero habitar el escenario de otra manera, compartir el momento con las personas que están en el mismo lugar en este instante«
«Ser generosa con el público, y conmigo misma»
– ¿Cómo te adaptas a cada proyecto?
– Entendiendo la naturaleza de cada proyecto, conociendo la manera de trabajar de los directores, de los compañeros y aportando mi punto de vista. Es como entablar una relación con una persona, lo ideal sería una relación recíproca, de poder experimentar durante el proceso y lanzarte a las propuestas o las decisiones de los directores. Para mí lo más importante es tener ilusión y ganas de probar cada día.
– ¿En qué trabajos sientes que ha habido un salto cualitativo en tu carrera?
– En 2020, participé en un ciclo de lecturas dramatizadas de Benito Pérez Galdós. Era un elenco internacional…esto me llevó a pensar que a partir de ahora no quiero autodefinirme más como actriz-racializada porque este término no me representa íntegramente y pienso que debemos parar de justificarnos y de que otros justifiquen nuestra existencia. Bueno, sigo.
Nosotros, un elenco diverso, estuvimos trabajando en el Teatro Español durante un mes como si fuera la compañía de dicho teatro, ensayábamos tres días para una obra y la representábamos por la noche. Por la mañana ensayábamos otra nueva, así durante un mes, ¡vivíamos en el teatro!
«ahora no quiero autodefinirme más como actriz-racializada»
«este término no me representa íntegramente y pienso que debemos parar de justificarnos y de que otros justifiquen nuestra existencia»
Era un sueño para los actores internacionales porque no hacíamos lo que nos solían proponer a raíz de nuestra procedencia-, ¡sino que hacíamos personajes de las obras de Galdós!. Ester Bellver dirigió una y me dio el papel de Electra. En el tercer día de la última función, experimenté algo mágico. Me sentí en un trance, como si fuera Electra y esa conexión continuó incluso al saludar al público.
Otra obra significativa para mi fue Un idioma propio, un texto de Mingke Wang dirigido por Víctor Velasco. La hicimos en la sala Princesa del Teatro María Guerrero. Donde aprendí a sólo estar en vez de hacer. No era nada fácil.
Para mí han sido dos trabajos que me han cambiado por dentro como intérprete. Es una pena que este tipo de propuestas sólo sucedan de forma anecdótica, en una sala pequeña, y como si fueran una oportunidad caída del cielo. Te dejan la miel en los labios pero nunca va a ser la realidad, o por lo menos no lo veo posible en el panorama actual.
«Es una pena que este tipo de propuestas sólo sucedan de forma anecdótica, en una sala pequeña, y como si fueran una oportunidad caída del cielo«
«Te dejan la miel en los labios pero nunca va a ser la realidad, o por lo menos no lo veo posible en el panorama actual»
– ¿Qué proyectos de interpretación te gustaría realizar en este momento?
– Estoy desarrollando un proyecto titulado No tener abuelas con el director Víctor Velasco. ʺEl proyecto nace de la necesidad de reconciliación y reparación con la naturaleza, con la historia, con la cultura, con la familia, con la sociedad. La investigación pretende sentar las bases de un proyecto multidisciplinar que se articula en torno a una idea matriz: el proceso escénico de apelar al pasado (invocación de las abuelas) como tentativa de reconquistar el ámbito de la posibilidad -desde una perspectiva individual, social y política- en el presente escénico». Me gusta utilizar las palabras del director directamente porque lo expresa de maravilla. Ambos teníamos una relación muy estrecha con nuestras abuelas. Estamos investigando un lenguaje escénico que nos interesa, con el deseo de reencontrar el sentido y nuestro lugar como creadores. También me gustaría trabajar con el director José Troncoso para aprovechar mi parte tragicómica escondida. Para mí es una suerte encontrar un grupo o unos compañeros con quien poder ʺjugarʺ tan a gusto en escena. Me emociona verlos haciendo teatro.
– Te estás adentrando en la escritura cinematográfica ¿qué es lo que ha motivado este paso en tu carrera?
– Como actriz taiwanesa que vive en España desde hace veinte años, no es fácil encontrar un hueco dentro de la industria. Aún así, me he labrado una carrera en España. Sin embargo, echo en falta la diversidad y el mestizaje real en las historias.
Desde el 2020 empecé con la escritura del largometraje Los días eran transparentes. La gente me decía que debería empezar primero con un par de cortos y después ya ponerme a escribir un largo, pero me han salido unas páginas de más…una parte de la historia es aquella en la que me gustaría retratar la vida cotidiana de los inmigrantes chinos que llevan la mayor parte de su vida en España. Creo que es necesario incorporar la presencia real y las vivencias de los “nuevos españoles” en el formato audiovisual, para reflejar fielmente la sociedad diversa en la que vivimos, ya que “uno no es de donde nace sino de donde pace”. Soy consciente de que mis intenciones no se van a poder cumplir ya como actriz, pues dependo de la visión de otros. Por eso, intento hacerlo como creadora, desde la escritura, desde la propuesta de ideas y miradas en la génesis del proyecto.
«es necesario incorporar la presencia real y las vivencias de los “nuevos españoles” en el formato
audiovisual, para reflejar fielmente la sociedad diversa en la que vivimos»
«mis intenciones no se van a poder cumplir ya como actriz, pues dependo de la visión de otros. Por eso, intento hacerlo como creadora»
– ¿En qué momento creativo te encuentras y qué apoyos buscas para este proyecto?
– Podemos ver la película como un relato colectivo o como un archivo familiar, en el que participará gente de mi entorno, mezclados con actores profesionales.
El año pasado disfruté y aprendí muchísimo en el programa CIMA Impulsa donde pude desarrollar la escritura de la historia. Actualmente estoy en la cuarta edición de Coofilm y sigo afinándola. Estoy buscando una productora española con la que asociarme y aunar esfuerzos para buscar una coproducción en Taiwán. Para ello, confío en el interés, a diferentes niveles, del proyecto, que me permita encontrar más socios y financiación internacional. Es un viaje iniciático, una búsqueda de ese lugar al que pertenecemos, no solo en el sentido físico, sino en relación a la identidad, a esas raíces que nos hacen únicos como individuos.
«Estoy buscando una productora española con la que asociarme y aunar esfuerzos para buscar una coproducción en Taiwán»
«Es un viaje iniciático, una búsqueda de ese lugar al que pertenecemos, no solo en el sentido físico, sino en relación a la identidad, a esas raíces que nos hacen únicos como individuos«
– ¿Cuáles son tus referentes creativos?
– Mis referentes son Apichatpong Weerasethakul, Tsai Ming-liang, Chantal Akerman. Me encantan películas de Ulrich Seidl, Aki Kaurismäki, Ali Abbasi y Atom Egoyan.
Me hace tan feliz ver algunas películas o series españolas de los nuevos creadores que tienen un mundo peculiar y una mirada propia, como Neus Ballús, Irene Moray, Laura Ferrés, Álvaro Carmona, el colectivo EspírituEscalera…etc. Ojalá poder colaborar con ellos algún día. Recuerdo una vez que mi prima dijo delante de mi sobrino de 6 años en Taiwán ʺ¡la tía Chi es una actriz en España!ʺ. El renacuajo me miró de arriba y abajo y dijo que no lo parecía. En aquel momento me dolió algo en mi orgullo pero viéndolo con distancia, casi es un halago…ya que ahora la mayoría de directores prefieren trabajar
con “gente natural”. A mí me interesan mucho este tipo de películas también. He de decir que me generan algo de conflicto estas dos visiones…
– ¿Qué consejo darías a una persona que quiera dedicarse a la interpretación en España en este momento?
– Lánzate a probar, busca una buena escuela, fórmate y trabaja mucho. Podemos trabajar en lo que esté en nuestras manos, sé buena persona, generosa, disciplinada, ama lo que haces. En esta profesión hay mucho ego y frustración que requiere inteligencia emocional para poder gestionarlo, pero a la vez es enriquecedor. Como dicen los veteranos, es una carrera de fondo.
«Podemos trabajar en lo que esté en nuestras manos, sé buena persona, generosa, disciplinada, ama lo que haces»
«En esta profesión hay mucho ego y frustración que requiere inteligencia emocional para poder gestionarlo, pero a la vez es enriquecedor»
– ¿A qué dedicas tu tiempo cuándo no trabajas?
– A trabajar en mis proyectos, a pensar en un plan B si no me entra nada de curro como actriz, a tomar clases de idiomas, a cuidarme a mí y a mi casa, a caminar… tuve una discusión con mi madre hace veinte años. Le dije que no quería hacer una oposición, que quería probar otras opciones. Me dijo que lo que yo quería era vivir la vida de una jubilada, y hacer lo que quisiera. Siempre que respondo a este tipo de preguntas, veo la cara de mi madre.
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
– Aceptar como soy a pesar de las dificultades y agradecer a la vida; realizar mi película, traer a mi tía a actuar como actriz en mi proyecto; tener un transplante de riñón clonado por mis propias células. Bueno, son tres deseos (risas).
«Aceptar como soy a pesar de las dificultades y agradecer a la vida»
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