«Mis proyectos son como un ritual de protección»
Diana Velásquez es artista con una sólida trayectoria cuya obra se ha mostrado en el Grand Palais de París, Laboral Ciudad de la Cultura de Gijón, Casa de América de Estrasburgo, Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá o el Centro de Arte Caja de Burgos entre muchos otros. Su obra se interesa por los fenómenos que son el reflejo de cambios, alteraciones o disfunciones en la sociedad como la violencia de género, la migración, la crisis económica, las consecuencias de la crisis inmobiliaria o el desahucio. Cada proyecto es un nuevo reto para la artista, pues, además de tratar un tema diferente, cambia con él la técnica con que lo afronta.
Esta semana presenta su nueva exposición individual Cuerda floja comisariada por Sara Torres Sifón en la galería On Art Space en Madrid.
Conversamos con esta artista que aborda con mirada crítica y aguda la actualidad más compleja a través de un trabajo revelador, minucioso y sutil.
– ¿Cuándo comenzó tu interés en el arte y en qué momento decidiste dedicarte profesionalmente a ello?
Dibujar y construir cosas eran mis actividades frecuentes en mi infancia. En aquella época no había en Bogotá un museo que tuviera una colección de arte internacional, entonces yo veía las grandes obras del arte a través de libros y de la enciclopedia Planeta que había en mi casa. A los 9 años fui por primera vez al Louvre. Recuerdo la sensación de sorpresa y emoción a lo largo del recorrido y no querer irme de allí.
La artista Vicky Possin fue mi profesora de Arte toda la secundaria; su clase era mi favorita, me iba bien y confirmó las sospechas que tenía sobre lo bien que me hace sentir el arte.
«veía las grandes obras del arte a través de libros y de la enciclopedia Planeta que había en mi casa»
«A los 9 años fui por primera vez al Louvre. Recuerdo la sensación de sorpresa y emoción a lo largo del recorrido y no querer irme de allí»
– Eres Colombiana pero llevas muchos años residiendo en España ¿cómo fue este cambio para ti personal y profesionalmente?
Estudié la carrera de Artes en Bogotá en la Universidad de los Andes, pudiendo elegir asignaturas de otras carreras también, complementando el arte con la literatura, la historia y la filosofía. Después vine a Madrid a hacer un Máster, pero ese viaje ha durado 20 años. Ha sido un proceso en el que he construido mi carrera aquí y también he formado una familia, me he asimilado como migrante y a la vez como una local más. Han sido años de mucho aprendizaje y de autoconocimiento.
– Trabajas usando técnicas analógicas y manuales que muchas veces incorporas técnicas de otras disciplinas como la moda y la costura ¿cada proyecto te lleva a utilizar una técnica?
Generalmente empiezo mis proyectos investigando, leo y escribo mucho, hago trabajo de campo que en algunas ocasiones ha durado meses, como cuando estuve yendo a la plataforma antidesahucio o haciendo ‘colas del hambre’. Encontré muchas afinidades y me sorprendió la red que genera la dificultad y que permite vivir una soledad acompañada. Esa puesta en común es la piel del proyecto, lo que estimula la idea que a su vez va llevando hacia la técnica.
El proyecto Another approach to non painting justamente empezó con un archivo de patrones, de formas geométricas y orgánicas que provenían de textiles, ropa, interiorismo, alfombras, tapices, cestería, etc.
De una infinidad de labores que me permitieron profundizar en el origen de esos patrones, los cuales a veces pensamos que son ‘globales’, pero tienen un arraigo cultural, una historia y una idiosincrasia. Me pareció interesante combinar esos trozos de identidad y además ejecutarlos a mano en acrílico y óleo sobre seda y algodón como contraposición a su carácter seriado e industrial.
«Empiezo mis proyectos investigando, leo y escribo mucho, hago trabajo de campo que en algunas ocasiones ha durado meses»
«Esa puesta en común es la piel del proyecto, lo que estimula la idea que a su vez va llevando hacia la técnica»
– Has expuesto en exposiciones individuales y colectivas el Grand Palais de París, Laboral Ciudad de la Cultura de Gijón, Casa de América de Estrasburgo, Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá o Centro de Arte Caja de Burgos entre muchos otros ¿cómo es desarrollar una carrera internacional y qué supone?
Para un artista es importante darse a conocer, llegar al mayor número posible de espectadores y de agentes artísticos. Asimismo, se aprende mucho de cómo se trabaja en cada sitio, conocer sus códigos y aquello que ofrece.
En muchas ocasiones los proyectos en el extranjero son retos. Recuerdo por ejemplo, cuando me seleccionaron para la Bienal de Bolivia con la pieza 2m2, que es una casa rodante a la que le cuelga en su interior todo lo necesario para vivir. Era muy caro enviar la obra por lo que se reprodujo allí con la ayuda del equipo de la Bienal que fue súper profesional. La labor de producción a distancia fue enorme y muy enriquecedora.
Me encanta estar en movimiento y pretendo seguir llevando mi obra a muchos rincones del mundo.
«En muchas ocasiones los proyectos en el extranjero son retos»
«Me encanta estar en movimiento y pretendo seguir llevando mi obra a muchos rincones del mundo»
– Parte de tu obra se ha centrado en tratar los temas de la crisis económica, las consecuencias de la crisis inmobiliaria y los desahucios ¿cómo los has desarrollado y por qué te han interesado la arquitectura y su habitabilidad?
La crisis que empezó en 2007 con la quiebra de Lehman Brothers fue piano piano hasta que nos vimos en una situación pasmosa; desahucios, suicidios, desempleo, divorcios etc. Las consecuencias en la vida de la gente y el poder de desestructuración social que provocó fueron agresivos, trayendo una gran precarización que a día de hoy nos sigue acompañando.
Me sentí llamada por lo que estaba ocurriendo porque además yo también estaba sufriendo esa crisis. Recuerdo que llegada a un punto sentía que mis proyectos eran como un ritual de protección y de desactivación de ese monstruo para que no se me echara encima.
Trabajé durante casi 8 años la habitabilidad y la crisis económica en diferentes proyectos que abarcaron el dibujo, la instalación, la escultura y la serigrafía. Ahondé por ejemplo en el paisaje transformado por los esqueletos arquitectónicos que inundaron todo el territorio en la serie Paisajes. Trabajé a partir de contratos hipotecarios firmados durante la burbuja económica, haciendo un análisis de su contenido y remarcando cómo su lenguaje era excluyente y muchas de sus cláusulas abusivas en la serie Real State.
Me parecía una cuestión urgente que la política sólo estaba viendo pasar. De hecho hoy sigue siendo una situación enquistada, demostrando que tener un techo es solamente un derecho para aquellos que se pueden dejar más del 40% de su sueldo en el alquiler o la hipoteca.
«Sentía que mis proyectos eran como un ritual de protección y de desactivación de ese monstruo para que no se me echara encima»
«Me parecía una cuestión urgente que la política sólo estaba viendo pasar»
– También has trabajado temas como la violencia de género y la migración ¿en qué proyectos están presentes?
Algunos temas me han permitido profundizar no sólo en una realidad, sino en cómo me posiciono frente a esa realidad. No siempre somos conscientes del papel o el lugar que un asunto ocupa en nosotros. Es lo que pasó con la violencia de género, tema que abordé cuando acababa de llegar a España, allá por 2004. Era un tema del que se hablaba, se contaban las víctimas cada semana, la línea de atención a mujeres se acababa de instalar. Yo venía de un lugar y de un momento en que ese tipo de violencia me era ajena y podríamos decir que no tenía relevancia frente a la gran inestabilidad de Colombia.
Entonces empecé a ser consciente de muchas cosas como entidad de esta sociedad y como mujer, lo que me llevó a trabajar sobre la violencia machista durante 2 años, en las series Voulez-vous jouer avec moi? y Juego de niños.
«Algunos temas me han permitido profundizar no sólo en una realidad, sino en cómo me posiciono frente a esa realidad»
«No siempre somos conscientes del papel o el lugar que un asunto ocupa en nosotros»
– En tu obra criticas la ductilidad de de las fronteras morales, históricas, éticas y educativas que han vuelto muy arbitrarios la interacción social ¿cómo las percibes y qué contradicciones son las que más te interesan?
La política está alejada del servicio público, la gente está ensimismada en sus problemas y en su propio reflejo. El fake no es sólo una avalancha mediática, construye también las relaciones. La opinión ha pasado a tener más relevancia que los hechos mismos pues hoy una opinión pone en duda incluso hechos históricos. La ética está totalmente relativizada. No me parece fácil lidiar con esa ductilidad. No sé si todo esto es temporal, si es una bisagra entre periodos o si marca una nueva sociedad pero estamos frente a nuevos paradigmas que problematizan la vida cotidiana y comunitaria.
«La opinión ha pasado a tener más relevancia que los hechos mismos pues hoy una opinión pone en duda incluso hechos históricos»
«La ética está totalmente relativizada. No me parece fácil lidiar con esa ductilidad»
– Para tu obra investigas dentro de disciplinas como la filosofía, la psicología, la antropología y la arquitectura ¿qué autoras/es te han marcado para el desarrollo de tu trabajo?
Cada proyecto me lleva a investigar en distintas áreas que enriquecen la manera de abordarlos. Bebo de muchos lugares, de lo que me enseñan mis hijos, que con facilidad me dejan k.o con su forma de ver las cosas, de la literatura que es vital para mí, de la filosofía, la teoría del arte, la historia… Soy bastante dada a hacerle fotos a citas o párrafos que resuenan en mí para consultarlos luego.
A partir de las preguntas que uno se hace como artista es delirante todo lo que se puede absorber a nivel de pensamiento, textos e ideas actuales o anteriores pero que tienen vigencia y/o frases que son sencillas y a la vez decisivas.
En mi labor han sido relevantes Freud, Deleuze, Sartre, Rancière, Bauman, Susan Sontag, Friederick Jameson, Hannah Arendt, B. Chul Han, Hartmut Rosa, Chimamanda Ngozi, Diana Uribe, Almudena Grandes, Laura Restrepo, Cristina Fallarás… y así podría estar un rato. Me faltarían vidas para alcanzar a leer todo lo que me gustaría.
«Cada proyecto me lleva a investigar en distintas áreas que enriquecen la manera de abordarlos»
«A partir de las preguntas que uno se hace como artista es delirante todo lo que se puede absorber a nivel de pensamiento»
– Asesoras a artistas para desarrollar su carrera ¿cómo trabajas con ellos y por qué es importante tener formación para moverse dentro del mundo del arte contemporáneo?
En el campo artístico hay muchas cosas que no se aprenden en ningún lugar en particular, como es el caso de saber comunicar su propio trabajo, hacer un portafolio, escribir un proyecto. Los artistas tenemos que saber cosas que van más allá de nuestro proceso creativo.
Desde finales de 2020 empecé a impartir una clase en la que detallo cómo realizar el portafolio artístico de una manera correcta y funcional. El 25 de mayo y el 1 de junio impartiré el próximo curso en La Parcería.
Por otro lado asesoro a artistas de forma individual a la hora de escribir su statement, hacer el registro de su obra, su portafolio, etc. Todo está encaminado a la comunicación asertiva y a tener las herramientas para presentarse a concursos, becas, residencias o contactar con comisarios o galerías.
– Has trabajado también dentro de la prensa especializada en arte contemporáneo. Estás preparando una nueva sección de entrevistas, campo en el que ya habías trabajado anteriormente. ¿De qué se trata y con qué medio vas a colaborar?
Después de colaborar con Murray Magazine, pasé a trabajar con Plataforma de Arte Contemporáneo (PAC) con Oscar García y Sara Torres, quienes me dieron la oportunidad de colaborar en la sección de entrevistas durante cerca de 3 años. Ahora retomo con ellos coordinando la sección De ida y vuelta, en la que quiero mostrar los puentes que se están dando cada vez más entre agentes artísticos de España y Latinoamérica. El formato es de entrevistas tal como lo hacía antes y estoy muy ilusionada emprendiendo este proyecto.
– ¿Qué proyectos estás realizando en este momento?
El 21 de mayo inauguro la exposición Cuerda Floja comisariada por Sara Torres Sifón en la galería On Art Space en Madrid, que gira alrededor de la precariedad. ¡Estáis todo invitados!
Por otro lado, había pasado tiempo en varios proyectos de gran formato, más instalativos y tenía muchas ganas de volver al dibujo. Desde hace unos meses empecé a trabajar sin rumbo, a leer, a dejarme llevar y me di cuenta que el cuerpo me pedía silencio y meditación. Hoy estoy imbuida en un proceso bastante íntimo, liada a usar nuevos y diversos materiales. Estoy muy a gusto en mi mesa con mis experimentos, mi música, permitiendo que hablen muchas cosas que están dentro, «pinchándome» hace tiempo.
– ¿De qué proyectos te sientes más orgullosa y cuáles te gustaría realizar en el futuro?
Para mí todos los proyectos son importantes y suponen un desafío, porque en muchos casos abordo por primera vez una técnica. Enfrentar esa novedad da vértigo y a la vez me pone siempre en una postura de probarme a mí misma que puedo conseguirlo.
Diría que uno de los proyectos más complejos de realizar ha sido No quiero oro ni quiero plata, el cortometraje que el CAB me produjo para la individual que tuve allí entre 2022 y 2023, Progreso en proceso. Hice castings para elegir a los actores un poco guiada por el director de cine Hatem Khraiche, quien me dio unas pautas que me ayudaron mucho a la hora de elegirlos. Luego, era la primera vez que hacía un guion, un story board, hice todo el script para el rodaje yo misma…. Fue una labor titánica para luego rodar en un solo día.
Proyectos que me gustaría realizar… me gustaría poder investigar sobre la infancia de mi padre, muy ligada a la violencia incipiente de los años 40 en Colombia. Lo que él vivió le llevó a tener que salir huyendo de su casa, una hacienda cafetera en la que era feliz e irse a una ciudad, empezar de cero siendo un niño, trabajar, reconstruirse.
Su historia también marcó nuestra vida familiar y de alguna manera nos empujó a mi hermana y a mí a irnos fuera del país. Como muchas familias nucleares colombianas cuyos miembros viven cada uno de un lugar diferente, yo vivo aquí en Madrid, mi hermana en París y mi madre en Bogotá.
«Para mí todos los proyectos son importantes y suponen un desafío, porque en muchos casos abordo por primera vez una técnica»
«Enfrentar esa novedad da vértigo y a la vez me pone siempre en una postura de probarme a mí misma que puedo conseguirlo»
– ¿Cómo es tu tiempo cuando no trabajas?
Reconozco que soy bastante trabajólica. Si no estoy trabajando mi tiempo libre se divide entre ir a los partidos de rugby de mis hijos; desayunar en algún lugar curioso que no conozco; leer un libro de la «torre de placeres pendientes» como ahora que por fin pude terminarme Objectif lune de Tintin; ir al teatro, que me encanta, recientemente vi Rares de mi querida Carla Novi que es una actriz brutal; o hacer un curso sobre algo que me apetezca aprender. El último que hice fue de encuadernación y últimamente me ronda la idea de hacer alguno de cerámica.
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Llevo un tiempo trabajando en ello, cuando esté terminado ¡te lo contaré!
Más información
Diana Velásquez – LinkedIn – Instagram
CUERDA FLOJA de Diana Velásquez
Comisariado por Sara Torres Sifón
Galería ON ART SPACE. Calle Santa María, 37 – Madrid
Fechas y horario: Del 21 al 25 de mayo.
Inauguración 21 de mayo a las 19:00 horas.
Resto de días de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00. Sábado de 11:00 a 14:00.
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