Charo Crego – Ensayista

Entrevista y fotografías Berta Delgado

 

«El arte es una forma de hablar sobre el mundo y sobre nosotros»

 

Charo Crego es doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, ensayista y crítica de arte. Ha impartido conferencias en instituciones como Museo Thyssen-Bornemisza, Museo Reina Sofía y Círculo de Bellas Artes entre muchas otras. Ha publicado cinco ensayos sobre estética en Abada Editores: Geografía de una península. La representación del rostro en la pintura (2004), Perversa y utópica. La muñeca, el maniquí y el robot en el arte (2007), Lo que no te conté de Francis Bacon (2015), De Stijl. El espejo del orden (2020) y recientemente Dentro. La intimidad en el arte (2023) que presentará estas semanas en Madrid.

Conversamos con la autora que nos descubre a través de sus investigaciones una manera profunda y diferente de mirar el arte.

 

– Eres licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma ¿por qué dentro de la filosofía te decantaste por los estudios de estética y por qué el arte es importante para ti? 

Cuando empecé a estudiar en la Universidad me interesaba tanto el arte como la filosofía, por eso, fue algo natural que me inclinara hacia la estética, pues en esa disciplina se conciliaban perfectamente ambos intereses. Además, gracias a la filosofía, y en particular a la estética, adquirí un aparato conceptual que ha sido fundamental para poder entender el arte de una forma más profunda.
El arte no es solo un cuadro o una escultura, una instalación o una performance, un vídeo o una sinfonía. El arte es algo más que esos objetos físicos. Es una forma de hablar sobre el mundo y sobre nosotros. Sea cual sea su forma concreta, el arte nos permite descubrir, con otros medios y de una manera totalmente diferente al discurso racional, cuestiones palpitantes.

 

«gracias a la filosofía, y en particular a la estética, adquirí un aparato conceptual que ha sido fundamental para poder entender el arte de una forma más profunda»

«el arte nos permite descubrir, con otros medios y de una manera totalmente diferente al discurso racional, cuestiones palpitantes»

 

– Has vivido en diferentes ciudades como París, Ámsterdam y Bruselas, y actualmente alternas estancias entre Bruselas y Madrid ¿qué representa cada ciudad en cada momento de tu vida y cómo han influido en tu obra y en tus investigaciones? 

Llegué a París en 1978, una vez acabada la Universidad en Madrid. El Gobierno francés me había concedido una beca para hacer el doctorado. París fue para mí una iluminación. Salía de una España, que, aunque ya no era tan oscura, yo la veía negra. Viví un París resplandeciente. No notaba ni la lluvia ni los días grises ni el frío, para mí todo brillaba. Después, en todas mis visitas posteriores a París, nunca he vuelto a tener esa sensación. Descubrí un mundo en el que se me abrían las puertas y todo parecía posible. Aunque es muy probable que todo eso fuera una ilusión, aprendí mucho en París, viví experiencias muy ricas, divertidas, novedosas. No hice el doctorado, pero me hice, sin saber cómo, mucho más sabia, más madura, diríamos.

 

«París fue para mí una iluminación»

«Salía de una España, que, aunque ya no era tan oscura, yo la veía negra»

 

A Ámsterdam llegué tres años después de París. Primero recalé dos años en Madrid y un año en Jerez de la Frontera donde di clases de filosofía en un instituto. Mi marido es holandés, así que después de tres años en España decidimos probar suerte en Holanda. La experiencia de Ámsterdam fue mucho más dura que la de París. Yo ya no era una estudiante, sino una profesional que tenía que ganarme la vida y buscar trabajo. Y antes de nada, tenía que aprender neerlandés, un aprendizaje que en algunos momentos se me hizo cuesta arriba. La ventaja fue que tenía mucho tiempo, así que me dediqué a hacer, lo que no había hecho en París, la tesis doctoral. Como estaba en Ámsterdam, elegí centrarla en el grupo holandés De Stijl.
Después, en 1986, fui a vivir a Bruselas, pues había sacado unas oposiciones de traductora en las instituciones de la Unión Europea. Mi situación profesional cambió radicalmente. Tenía un trabajo fijo y bien remunerado. Todo fue mucho más fácil. Pero, lo importante fue que el trabajo profesional no me impidió seguir con mis estudios. En 1991, presenté la tesis y después continúe investigando y publicando.

 

– En tu libro De Stijl. El espejo del orden haces un estudio detallado del grupo de artistas holandeses que formaron la revista De Stijl, entre los que se encontraba Mondrian ¿qué te interesaba de ese movimiento?

Este libro recoge mi tesis, aunque la adapté para que fuera accesible a un público general. Desde un punto de vista estético, el grupo neoplástico era muy interesante. Yo estaba convencida de que Mondrian no había pintado esos cuadros de líneas y colores porque le gustaran las línea y colores, sino porque de esa forma quería decir algo. Las lecturas formalistas no sirven para entender a Mondrian. Desde el primer momento yo quería saber qué quería decir Mondrian, qué era lo que le había llevado a depurar la pintura hasta dejarla en líneas, planos y colores primarios. Contaba para ello con los escritos de Mondrian y de los demás miembros del Grupo. Los estudié e intenté dilucidar a través de ellos lo que había detrás de esas producciones artísticas. Y concluí que ahí había mucha filosofía, mucho idealismo y mucha utopía, que con sus cuadros, esculturas y obras arquitectónicas intentaban construir en el arte lo que anhelaban que se hiciera realidad en el mundo.

 

«yo quería saber qué quería decir Mondrian, qué era lo que le había llevado a depurar la pintura hasta dejarla en líneas, planos y colores primarios»

Charo Crego. Ensayista. Foto: Berta Delgado. YANMAG

«con sus cuadros, esculturas y obras arquitectónicas intentaban construir en el arte lo que anhelaban que se hiciera realidad en el mundo»

 

De Stijl. El espejo del orden (2020) – Charo Crego

 

 

– En tu obra Geografía de una península. La representación del rostro en la pintura ahondas en una línea que pasa por El Bosco, Goya, Munch, Picasso, Bacon, De Kooning o Nebreda ¿por qué consideras en este libro que estos artistas son los heterodoxos de la historia de la representación del rostro?

En la historia de la representación del rostro hay dos líneas y eso es lo que trato de sostener en este texto. En él intento hacer una geografía del rostro, con su topografía, orografía, etc. Al estudiar el rostro me di cuenta de que hay dos «accidentes geográficos» fundamentales: la boca y los ojos. Si nos centramos en la primera o en los segundos, la representación cambia radicalmente. Esas son las dos líneas. La representación que se centra en la boca, como la que vemos en algunas tablas medievales o en El Bosco apela a una concepción del hombre instintiva e irracional, mientras que la que se centra en los ojos, como los retratos de Van Eyck o de Velázquez, incide en una imagen del hombre racional. La línea que va por el Bosco, Goya, Munch, Bacon o Nebreda es la línea que se centra en la boca y que ha sido relegada en la historia. A partir del siglo XX la boca vuelve a adquirir importancia, aunque ahora ya no es el órgano deglutidor medieval, sino la fuente del grito, del malestar y de la locura. Es cierto que en la historia del arte ha dominado la representación centrada en los ojos y en la confianza del hombre en su dominio el mundo, pero la otra línea siempre ha estado ahí, aunque cueste más descubrirla.

 

«La representación que se centra en la boca (…) apela a una concepción del hombre instintiva e irracional»

Charo Crego. Ensayista. Foto: Berta Delgado. YANMAG

«la que se centra en los ojos (…) incide en una imagen del hombre racional»

 

Geografía de una península. La representación del rostro en la pintura (2004) – Charo Crego

 

Perversa y utópica es una obra en la que investigas sobre la muñeca, el maniquí y el robot ¿por qué se te ocurrió abordar este tema?

Al estudiar la pintura y la escultura de principios del siglo XX en Europa, me di cuenta de que en ellas aparecía un nuevo personaje, una figura que se situaba entre los hombres y los objetos, tomando a veces la forma de un maniquí o de una muñeca y otras la de un robot o un autómata. Me pareció un tema muy intrigante, por eso se me ocurrió que valía la pena dedicarle un libro. La muñeca, el maniquí o el robot expresan la crisis de identidad del hombre, pero a su vez constituyen una respuesta. Son sus dobles: representan, por una parte, el lado monstruoso, la cara oscura, sombría y perversa del hombre; pero, por otra, señalan la vía de la utopía, clara, limpia y perfecta. Artistas como Hans Bellmer, Kokoschka o Cindy Sherman recogen ese lado oscuro, mientras que Schlemmer, Léger o Robert Graham se situarían con sus autómatas en la representación del hombre rígido, mecánico, ajeno a las pasiones.

 

«La muñeca, el maniquí o el robot expresan la crisis de identidad del hombre, pero a su vez constituyen una respuesta»

 

Perversa y utópica (2007) – Charo Crego

 

– Uno de tus libros más conocidos es Lo que no te conté de Francis Bacon, una recopilación de cartas que escribiste a tu hija Clara en torno al arte ¿cuándo surgió la idea y qué acogida tuvo entre tus lectores?

Este es mi libro más personal. La idea surgió de una forma muy espontánea. Con dieciocho años, Clara se fue a estudiar fuera de casa, a Lovaina. Para mantener una relación que no fuera la típica de madre-hija, pensé «le voy a mandar correos sobre temas de arte», sobre las cosas que a mí siempre me habían interesado, pero que durante su infancia y primera juventud no le había contado para no atosigarla. Así empecé a escribirle correos sobre temas relacionados con arte: sobre una exposición que había visitado o un libro que había leído o una excursión a algún lugar interesante. No tenía en mente escribir un libro. En un primer momento era estrictamente personal. El título: Lo que no te conté de Francis Bacon remite a una anécdota divertida. Cuando en 2009 fuimos a ver juntas la exposición de Francis Bacon en el Prado, Clara se mostró totalmente escandalizada. Durante la visita, me preguntaba insistentemente qué hacíamos allí, cómo me podían gustar esos cuadros que a ella le parecían horrorosos. Entonces no le expliqué nada. Pensé que darle una clase de estética sobre lo sublime y la belleza no le iba a interesar. Ahora, sin embargo, podía, por fin, explicarle por qué mirábamos con interés esas pinturas, por qué Francis Bacon era un pintor que merecía la pena.

Esta forma de tratar el arte de una manera sencilla y accesible tuvo una acogida muy buena. El hecho de que fueran capítulos cortos —no olvidemos que son correos—, me permitió tratar temas muy variados, como, por ejemplo, la arquitectura de Nueva York, la falsificación o la destrucción del arte, el color azul o el mercado del arte, y un largo etcétera. El género epistolar, además, conseguía que el lector participara de una manera más activa, como si él fuera el interlocutor. Mucha gente se sintió muy cerca de este planteamiento y, según me dijeron, disfrutaron mucho leyéndolo.

 

«Esta forma de tratar el arte de una manera sencilla y accesible tuvo una acogida muy buena»

Charo Crego. Ensayista. Foto: Berta Delgado. YANMAG

«El género epistolar, además, conseguía que el lector participara de una manera más activa, como si él fuera el interlocutor»

 

Lo que no te conté de Francis Bacon (2015) – Charo Crego

 

Clara, hija de Charo Crego, habla en este vídeo sobre las cartas que le envió su madre, las obras y lugares de los que trata en el libro y su creación

 

– Después de todos estos años de investigación ¿qué te gustaría que los lectores descubrieran sobre el arte a través de tus libros y publicaciones?

Lo importante para mí es aportar no solo conocimiento, sino también emoción y amor por el arte. Cuando miras un cuadro en un museo es fundamental saber de qué trata, quién lo pintó, en qué contexto fue pintado, por qué vicisitudes pasó, qué materiales ha utilizado el pintor y de qué forma, etc. Pero todo eso, no significa nada, si al mismo tiempo ese cuadro no te emociona, no te hace vibrar y ver el mundo de otra manera. Es muy difícil describir esta sensación, pero yo creo que es básica en nuestra relación con el arte. Facilitar esta emoción es lo que más me gustaría aportar a través de mis escritos.

 

«Lo importante para mí es aportar no solo conocimiento, sino también emoción y amor por el arte»

Charo Crego. Ensayista. Foto: Berta Delgado. YANMAG

«Facilitar esta emoción es lo que más me gustaría aportar a través de mis escritos»

 

– Acabas de publicar Dentro. La intimidad en el arte, un libro sobre la representación de los interiores en el arte ¿cómo has profundizado en este aspecto y en qué autores te has centrado?

Los cuadros de interiores me interesan desde hace mucho, quizá se deba a mi relación con Holanda y el arte holandés. Pero no solo me atrae la belleza de esos interiores de Vermeer o De Hooch, sino también el ambiente de calidez que saben crear. Son interiores íntimos. Así surgió mi interés por la noción de intimidad y por estudiar cómo se había desarrollado este sentimiento a través de la historia. Tras los holandeses, el artista danés Hammershøi creó unos interiores perfectos, elegantes, bellísimos, paro ya no eran los espacios cálidos de los holandeses, sino fríos y sin color. Los interiores del suizo Vallotton, sin embargo, son muy calientes. Él no cierra las puertas de sus habitaciones para proteger a sus habitantes, sino para que no se vea lo que ocurre dentro. Son interiores secretos. El americano Edward Hopper ha creado los nuevos interiores del siglo XX. Los interiores de los no lugares: habitaciones de hotel, cafeterías o compartimentos de tren, muy lejanos del interior doméstico. Más tarde los surrealistas recrearon el interior onírico, en el que todo, las paredes, los suelos o los muebles, se disloca.

En la casa hay dos lugares en donde se condensa la intimidad: el cuarto de baño y el dormitorio. A estos dos lugares he dedicado sendos capítulos. He estudiado el cuarto de baño de la mano de Degas y Bonnard en el momento en que se pasó de la palangana a la bañera y se cerraron las puertas de esta estancia. Al dormitorio y, en particular, a la cama le he dedicado el último capítulo con artistas como Sophie Calle, González-Torres, Carsten Höller o Tracey Emin. La cama que era el lugar más escondido e íntimo de la casa se ha convertido en un asunto público, iluminado por los focos del espectáculo. Este es el recorrido que he hecho en el libro, desde la invención de la intimidad con los holandeses hasta su disolución en el arte contemporáneo.

 

«Este es el recorrido que he hecho en el libro, desde la invención de la intimidad con los holandeses hasta su disolución en el arte contemporáneo»

Dentro. La intimidad en el arte (2023) – Charo Crego

 

– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad 

¡A quién no le gustaría vivir en el paraíso! Yo me conformaría con que nuestra relación con el planeta fuera más respetuosa, que consiguiéramos atenuar y combatir el cambio climático. Desearía que las relaciones con nuestros congéneres fueran también más respetuosas, que mantuviéramos relaciones pacíficas y humanitarias entre nosotros y que lográramos construir un mundo más igualitario. Hay que combatir la desigualdad. Es un escándalo que en este siglo XXI haya trabajadores pobres.

Pero, bajando a la tierra, me gustaría algo mucho más modesto, por ejemplo, que este último libro que acabo de publicar encuentre a sus lectores, y que, además, sepa transmitir emoción, placer y gusto por el arte.

 

Charo Crego. Ensayista. Foto: Berta Delgado. YANMAG

 

«me gustaría que este último libro que acabo de publicar encuentre a sus lectores, y que, además, sepa transmitir emoción, placer y gusto por el arte»

 

Más información

 

Presentación de Dentro. La intimidad en el arte

Jueves 25 de mayo, 19.00 h

Librería La Mistral

C/ Travesía del Arenal nº2, Madrid

con la participación de

Javier Maderuelo, Beatriz Blasco, Lucía Jalón y Fernando Guerrero

Firma de ejemplares en la Feria del Libro

Parque del Retiro (Paseo de Coches) Madrid

Domingo 28 de 10.30 a 15.00, caseta 278

 

Charo CregoLinkedIn

Libros de Charo Crego en Abada Editores – Instagram

 

YanMag

 

0 comments