Borja de Diego – Escritor y Periodista

Entrevista y fotografías: Berta Delgado

«La creatividad se alimenta de visiones e ideas distintas. Me gusta la sensación de estar arropado y formar parte de algo»

Borja de Diego (Sevilla, 1988) es escritor y periodista. Autor de libros como el poemario Barro o El leñador de sombras y otros cuentos, ve la literatura como un campo de juego donde el lenguaje se vuelve una herramienta inagotable. La poesía está presente en todos los textos que escribe, por ser para él más que un género. Dice entenderla como una forma de mirar que llena las palabras y permite ir un paso más allá de la simple comunicación con los demás.
Como dramaturgo ha publicado y estrenado textos para público adulto (como El peso de Judas o ¿Dónde estaré esta noche?) y familiar (las entregas de Arturo G. Holmes, Misterios en familia), y ha recibido algunos reconocimientos por ello. Abrazando al mismo tiempo el terror y la emoción de ver sus textos en escena, y muy atento siempre a las reacciones del público, siente que es el lugar donde quiere estar.

– ¿Cuándo comenzaste a escribir e inventar historias?


No sabría decirte. Todos hemos jugado a algo siendo niños y en mi caso fueron los playmobils. Era, además, un niño inquieto e intenso, intentaba huir siempre del aburrimiento y tal vez por eso me inventaba lo que fuera. Esos muñecos, esos personajes, estaban a mi disposición; podía hacer lo que quisiera con ellos. Y además el circo de playmobil se podía convertir tan fácilmente en un colegio o un apartamento de vacaciones, si mezclaba las estructuras del fuerte de los vaqueros y el zoo tenía mi propio parque de Doñana… Era una manera de no agotar nunca el juego, de no aburrirnos mi hermana pequeña y yo. También leía mucho y veía muchas películas… sobre todo leía mucho. A medida que crecía empecé a ver la literatura como un campo de juego, el lenguaje como una herramienta inagotable. Empecé a escribir mis cuentos, mis poemas; tuve la inmensa fortuna de cruzarme con la gente indicada y, también por suerte, terminé llegando al teatro.

«A medida que crecía empecé a ver la literatura como un campo de juego, el lenguaje como una herramienta inagotable»

Borja de Diego. Escritor. Foto Berta Delgado. YANMAG
Foto (C) Berta Delgado

«Empecé a escribir mis cuentos, mis poemas; tuve la inmensa fortuna de cruzarme con la gente indicada y, también por suerte, terminé llegando al teatro»

– Eres licenciado en Periodismo. ¿Cómo fue el periodo en la Universidad y qué te aportó profesional y vitalmente? 


Fue el periodo más enriquecedor de mi vida, porque coincidí con mucha gente volcada en la misma vocación. También fue el más frustrante: lo primero que aprendí es que en Periodismo enseñaban pocos periodistas. Elegí estudiar esta carrera pensando en sus puntos de encuentro con la literatura y que tal vez me ayudaría a conseguir algo de estabilidad, y sin embargo todos sus cánones se fueron al traste entre la crisis de 2008 y la llegada del clickbait. Pero también, cuando empecé a preguntarme qué hacía yo allí y si no me convendría una retirada a tiempo, entré a hacer prácticas en Radio Nacional de España y me enamoré de la entrega de sus redactores, del ajetreo del oficio y de esa sensación de estar haciendo algo útil para los demás, algo que vale la pena.

«Elegí estudiar Periodismo pensando en sus puntos de encuentro con la literatura y que tal vez me ayudaría a conseguir algo de estabilidad»

Borja de Diego. Escritor. Foto Berta Delgado. YANMAG
Foto (C) Berta Delgado

«Entré a hacer prácticas en Radio Nacional de España y me enamoré de la entrega de sus redactores»

– Trabajas como guionista para diferentes proyectos: ¿prefieres hacerlo en grupo, con otros compañeros guionistas, o tú solo?


Depende de qué se trate y de la compañía, claro. Pero normalmente trabajar en grupo es más enriquecedor, por cuanto puedes aprender de los compañeros, porque la creatividad se alimenta de visiones e ideas distintas y porque me gusta la sensación de estar arropado y formando parte de algo. Ya pesa demasiado la precariedad como para encima sentirte solo.

«La creatividad se alimenta de visiones e ideas distintas»

Borja de Diego. Escritor. Foto Berta Delgado. YANMAG
Foto (C) Berta Delgado

«Me gusta la sensación de estar arropado y formando parte de algo»

– Dices que la poesía siempre está presente de alguna manera en todos los géneros en los que escribes. ¿Qué significa para ti y por qué nunca te abandona? 


La poesía es más que un género, es una forma de mirar. Y una forma que está relacionada con la curiosidad, con la ingenuidad, con la capacidad de sorprenderse, con nuestra forma de estar en el mundo, de estar vivos… Llena de valor las palabras, explora la profundidad del lenguaje… No sé. Nos permite ir un paso más allá de lo que es la simple comunicación con los demás: podemos convencer, emocionar, alcanzar a otros. Y al final entiendo que es lo que intenta hacer cualquiera que se anima a escribir.

«La poesía es más que un género, es una forma de mirar»

Foto (C) Berta Delgado

«Nos permite ir un paso más allá de lo que es la simple comunicación con los demás: podemos convencer, emocionar, alcanzar a otros»

– ¿Qué características tienen las historias que te enganchan como lector? ¿son las mismas que buscas como escritor?


Como lector doy mucho valor a la voz narrativa. No se trata tanto de la historia como del tono, del estilo, el ingenio del narrador, las imágenes en las descripciones… Valoro mucho esa especie de perfección áurea que se da a veces, cuando estás leyendo y hay algo que no terminas de definir en esa sucesión de palabras pero te estremece, casi de la misma manera en que lo haría una serie de notas tocadas al piano. Pero también te diría que cuando escribo sueño con esto, con cazar a esta especie de unicornio literario.
Por otra parte me gustan las buenas historias, como a todos, pero no sabría decir qué características les busco. Ahora me llama mucho la ciencia ficción, por ejemplo. Pero la de nuestro tiempo, más orientada a buscar un sentido al humanismo que a soñar con los devenires de la tecnología. Una cierta dosis de existencialismo, un preguntarse por nosotros como especie y la huella que dejaremos. Supongo que ésa podría ser la conclusión y tiene lo suyo de posicionamiento ideológico en esta era nuestra, tan volcada hacia la Inteligencia Artificial: historias que aborden nuestra condición humana.

«A veces hay algo en una sucesión de palabras que no terminas de definir pero te estremece como lo haría una serie de notas tocadas al piano.»

Borja de Diego. Escritor. Foto Berta Delgado. YANMAG
Foto (C) Berta Delgado

«Cuando escribo sueño con esto, con cazar a esta especie de unicornio literario.»

– Varios de tus textos dramáticos se han producido y representado. ¿Qué sensaciones te transmite ver tus obras en escena con actores y la reacción del público?


Siempre tiene algo de impactante. Es emocionante y a la vez inquietante y aterrador. Reconforta ver que otros compañeros recogen tu trabajo, lo hacen suyo, lo encarnan. Es razonable pensar que algo tienes que haber hecho bien si creen que el texto está para eso. Pero también es la fase final de la escritura dramática: has dedicado toda tu energía a diseñar un barco, a recoger los materiales, a ejecutar los planos, y ahora lo echas al agua y ves si flota… y si no flota, adiós a todo eso. Así que me siento siempre expuesto, abrazado a mi síndrome del impostor, preguntándome qué intentaba contar, qué he
terminado contando y si se entenderá, muy atento a cada tos y cada suspiro entre el público. Pero por otra parte, también me siento inmensamente vivo y convencido de que ése es el lugar en el que quiero estar.

«Ver textos propios en escena es emocionante y a la vez inquietante y aterrador. Reconforta ver que otros compañeros recogen tu trabajo, lo hacen suyo, lo encarnan.»

Foto (C) Berta Delgado

«En esos momentos me siento inmensamente vivo y convencido de que ése es el lugar en el que quiero estar.»

– La comedia es uno de los géneros más complejos porque el humor es quizás menos universal que el drama. ¿De qué manera la incorporas en tus textos?  


Con cuidadito, porque la comedia la carga el diablo. Primero es algo a decidir, si tal cosa es o no una comedia. Si lo es, buena suerte. Y si no, aun así, no puede extrañarnos que la comedia brote por algún sitio, que el cuerpo pida un chiste pequeñito para descargar de tanto drama. Después, cuando me propongo escribir comedia, sigo una regla un pelín egoísta: que me haga gracia a mí. Hasta ahora no me ha tocado escribir ninguna de encargo y he podido hacer lo que he querido. He podido ser fiel a mi ideología política, porque el humor es política. Intento tratar el asunto con respeto y delicadeza, porque me gusta ver la comedia como un arma cargada, montada y sin el seguro puesto, así que siempre hay que responsabilizarse de hacia dónde estás apuntando.

«Cuando me propongo escribir comedia, sigo una regla un pelín egoísta: que me haga gracia a mí.»

Borja de Diego. Escritor. Foto Berta Delgado. YANMAG
Foto (C) Berta Delgado

«Me gusta ver la comedia como un arma cargada, montada y sin seguro, así que hay que responsabilizarse de hacia dónde estás apuntando.»

– Recientemente se ha adaptado tu monólogo La doncella de Orleans sobre Juana de Arco en Uruguay y fue nominado a varias categorías a los premios Florencio 2024. ¿Qué ha su puesto esta obra en tu carrera y que haya sido valorada en Sudamérica.

Es lo más grande que me ha pasado. La adaptación nace de un encuentro casual con la directora, Laura Viojo, en un programa de radio uruguayo (Diálogos comanches). Ella leyó el texto y sintió la necesidad de llevarlo a escena. La idea era que se alejara lo máximo posible del montaje en España (Dónde estaré esta noche, de Tormento Cía) y Laura me habló de una ambientación entre contemporánea y distópica, que le iba muy bien, pero además después me contó que iba a trabajar con ocho actores, ¡para un unipersonal!. Estuvieron programados todo un mes de junio. Fue tan bien de público que lo prorrogaron
y llegaron las nominaciones a los Premios Florencio, de la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay.

Todo esto me cogió en uno de tantos momentos en los que te ves perdido, preguntándote qué es lo que estás intentando hacer y por qué tanto empeño si parece que vamos a estar por siempre obligados a hacer equilibrios en la precariedad con tal de seguir trabajando… Así que me llevé un buen arreón de energía positiva y felicidad. Además fue una buena ocasión para asomar la cabeza fuera, salir un poco del lugar que frecuento y ver que hay otras formas de trabajar, otros recursos y otras estrategias. Y todo esto es importante cuando planteas tu trabajo desde la periferia, lejos de los canales principales, hacia otras periferias en las que de repente encuentras nuevos compañeros y forjas nuevas alianzas. Gracias a ellos me siento un poco menos solo, menos náufrago.

– Sueles impartir talleres sobre escritura dramática. ¿Qué tratas de inculcar a tus alumnos y cómo es la relación con ellos?


Mi empeño es ofrecerles algo que les pueda resultar útil. Partimos de los presuntos principios de la dramaturgia, del conflicto, de Aristóteles… pero intento abrir siempre las notas que he tomado por el camino a sus inquietudes e incluir los temas que les pueda interesar. Intento también ser muy práctico, porque a escribir se aprende leyendo y yo no puedo controlar sus lecturas, pero también se aprende escribiendo y revisando después, todos juntos.
Al final, lo mejor son las relaciones que se crean. Me siento muy afortunado por contar con su confianza y que me dejen aprovecharme de ellos, porque en realidad el que estoy seguro que aprende soy yo.

– ¿Qué proyectos te gustaría llevar a cabo en el futuro?


Más que proyectos en sí, me gustaría llevarlos a cabo con unas mínimas condiciones, a salvo de la precariedad. Al final tiro con lo que tengo y como puedo, pero es tentador pensar en los resultados que podría conseguir con un mínimo soporte vital. Intento cuidar mis ideas antes de escribirlas de cualquier manera, qué menos.
Quitando esto, tengo un par de textos que me gustaría poder cerrar. Uno refleja mi estado de ánimo actual y precisamente apunta hacia la ciencia ficción, y el otro es más teatro-documento a partir de las andanzas de un tío-abuelo mío, deportado en un campo de concentración. También me gustaría llevar las estructuras interactivas que he desarrollado para el teatro familiar al público adulto, experimentar con ellas y su difícil encaje en los mínimos requisitos comerciales de nuestro teatro convencional. Y poder ver culminar alguna de las iniciativas audiovisuales en las que ando involucrado, pero estoy aprendiendo que es un terreno aún más complejo y sobre todo lento.

– Un sueño que te gustaría se hiciera realidad. 


Vivir dignamente de esto.

Borja de Diego. Escritor. Foto Berta Delgado. YANMAG
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«Me gustaría vivir dignamente de esto.»

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