«Escribir es para mí una manera de intentar entender el mundo»
Almudena López Molina es escritora y guionista.
Además de participar en diversas antologías de poesía y teatro, ha publicado el poemario En buena hora (Edual, 2017) y la novela Satélites (Ed. Arola, 2018). Para 2024 está prevista la publicación de su segundo poemario, La estrecha herida (Ed. Versátiles), y su segunda novela Cómo encender un fuego (Ed. El rey de Harlem), que resultó finalista del Premio Nadal de novela 2022.
Desde esta publicación seguimos desde hace años cada paso de su interesante carrera y por este motivo le otorgamos el VI Premio Impulso a la Trayectoria Profesional YANMAG.
– Tu vida se ha desarrollado entre dos ciudades, Sevilla y Valencia ¿cómo ha influido en ti personal y profesionalmente este tránsito entre ellas?
– Al pensar en ese tránsito la palabra que se me viene a la mente es «desarraigo». O quizá «falta de arraigo», más bien. Nací en Sevilla y crecí en Valencia, siendo siempre muy consciente de que no pertenecía del todo a esa ciudad, de que era una casi-extranjera, rara y sin vínculos.
Allí no tenía familia y todos los periodos vacacionales los pasaba en el sur. Tampoco tenía casal fallero ni ningún otro recurso para participar en la vida social y cultural. Estábamos de paso, una solución temporal: esa era la sensación. Durante años pensé que todo sería más fácil al volver a mi ciudad natal, pero llegué y me encontré sola en una ciudad famosa por el carácter festivo y acogedor, pero donde no es posible tomarse en serio una expresión como «a ver si nos vemos» cuando no formas parte del grupo. Ese carácter amable es una máscara hueca en una ciudad especialmente gregaria, donde es preciso pertenecer a la familia, el barrio, la hermandad o el equipo que corresponda para evitar la soledad más radical.
A nivel personal, ha sido duro. A nivel profesional, supongo que me ha permitido entrenar una mirada observadora, crítica y externa, que es muy útil para la escritura.
«me encontré sola en una ciudad famosa por el carácter festivo y acogedor, pero donde no es posible tomarse en serio una expresión como “a ver si nos vemos” cuando no formas parte del grupo»
«me ha permitido entrenar una mirada observadora, crítica y externa, que es muy útil para la escritura»
– ¿Qué es la escritura para ti y qué significa?
– Escribir es para mí una manera de intentar entender el mundo. Hay personas muy imaginativas que se dedican a la escritura para volcar en sus textos todas esas ideas geniales.
Yo no lo soy. Siempre digo que no tengo nada de imaginación y este comentario suele recibirse con incredulidad: «¡pero si eres escritora!». Sí, pero no invento. Contemplo y analizo. Si tengo algún problema que me inquieta, mi solución siempre pasa por enfrentarme al papel y volcar ahí toda esa incertidumbre. Y al ir ordenando las palabras que la componen, al ponerle nombre, las ideas se concretan y se estructuran y lo entiendo mejor. Me entiendo mejor. Es también un proceso de autoconocimiento.
Por eso, aunque respeto y admiro muchísimo a los autores de fantasía, porque tienen un don del que yo carezco, o a quienes se dedican a esto por el mero placer de entretener, que es una de las cosas más necesarias para nuestro bienestar, mi escritura está muy lejos de esos parámetros. Es más bien una extensión de mi hábito de observar.
Eso sí, siempre digo que escribo para sentirme un poco menos sola. Al final, la escritura es un acto de comunicación y cubre para mí esa necesidad de comunicar, pero no tiene sentido si no hay alguien al otro lado.
«Si tengo algún problema que me inquieta, mi solución siempre pasa por enfrentarme al papel y volcar ahí toda esa incertidumbre»
«a quienes se dedican a esto por el mero placer de entretener, que es una
de las cosas más necesarias para nuestro bienestar, mi escritura está muy lejos de esos
parámetros. Es más bien una extensión de mi hábito de observar»
– Eres autora de novela, poesía y teatro. ¿Cómo es tu proceso creativo cuando escribes?
Creía que lo tenía controlado, pero no. Es más caótico de lo que pensaba. Hace un tiempo te habría contestado con una receta para cada género, pero, ahora, con mi segundo poemario y mi segunda novela a punto de publicarse, me doy cuenta de que no es una cuestión de género, sino del proceso propio de cada obra.
Para escribir mi primera novela fui muy exhaustiva: partí de un tema general, desarrollé luego el resto de ideas que quería tratar, diseñé los personajes, creé la trama y luego esquemas de escenas por capítulo. Todo muy estructurado. Así que, cuando me puse efectivamente a teclear, sentía que estaba escribiendo aquella historia por tercera vez. La segunda novela tiene un tono de diario íntimo y empecé a escribirla justo así: un ratito cada tarde después de trabajar, dejándome fluir y sin pensar mucho, sin haber cerrado la trama ni haber creado siquiera la mayor parte de los personajes que iban «brotando». Y, a medio camino del proceso, ya sí me vi en la necesidad de anotar, al menos levemente, las líneas maestras de la trama y el desarrollo que esperaba para esos personajes. Frente a la carpeta de documentación llena de archivos que creé para escribir la primera novela, en la segunda tenía como apoyo solo un folio.
Aunque en teatro tengo menos experiencia, sí percibo una gran diferencia en función del tono. Al escribir comedia, para mí el origen de la escritura es el chiste y, a partir de ahí, nace el conflicto que da sentido a la dramaturgia. Mi última obra, dramática, prácticamente se escribió sola: me dejé llevar por el trance de imágenes poéticas y anotaba ideas en cualquier parte, en el móvil. Luego solo uní las piezas en un orden que me parecía lógico y desarrollé un poco. Es cierto que mi manera de escribir poesía no ha cambiado mucho: escribo poemas según se me ocurren, luego corrijo mucho y, finalmente, los agrupo en temas para componer una obra con sentido.
«Creía que lo tenía controlado, pero no. Es más caótico de lo que pensaba»
«Hace un tiempo te habría contestado con una receta para cada género, pero (…), me doy cuenta de que no es una cuestión de género, sino del proceso propio de cada obra»
– Defines la temática de tu obra como realista, en tus escritos analizas la vida en sus detalles más pequeños ¿qué motiva cada obra que has publicado y cómo esta temática se transforma en cada género?
– Como te decía antes, escribo sobre lo que me inquieta, lo que me preocupa o lo que me duele. Mi primera novela, Satélites, habla sobre los procesos de duelo a través de la historia de cinco personajes. Mi primer poemario, En buena hora, es la búsqueda de una espiritualidad laica. El segundo, La estrecha herida, es una crítica al patriarcado desde una perspectiva histórica, social y cultural, porque me parece esencial saber de dónde viene ese machismo en que estamos inmersos como sociedad.
Y mi última novela, Cómo encender un fuego, reflexiona, entre otras muchas cuestiones, sobre cómo construimos nuestros vínculos en el mundo contemporáneo. Es cierto que cada tema parece pedir un desarrollo concreto con una forma diferente. Las novelas me permiten esa observación amplia de un contexto que luego incide en la vida de los personajes que sigo. En los poemas, por el contrario, intento destilar esas ideas hasta la abstracción: van a lo esencial construyendo imágenes cargadas de contenido. Pienso en el teatro como un espejo donde el público puede reconocerse y también como un ritual en que conjurar males comunes. Por eso, en él me gusta usar como herramienta el chiste.
Creo que, al final, cada proyecto, cada idea, pide un lenguaje concreto y encuentra siempre su mejor forma.
«Las novelas me permiten esa observación amplia de un contexto que luego incide en la vida de los personajes que sigo. En los poemas, por el contrario, intento destilar esas ideas hasta la abstracción: van a lo esencial construyendo imágenes cargadas de contenido»
«Pienso en el teatro como un espejo donde el público puede reconocerse y también como un ritual en que conjurar males comunes. Por eso, en él me gusta usar como herramienta el chiste»
– Has recibido premios por tu obra, tanto en novela como en poesía y teatro ¿qué es lo que la gente habitualmente desconoce de cómo se desarrolla la carrera literaria de una autora?
– La mayor parte de la carrera literaria de una autora es lo menos glamuroso que te puedas imaginar: sacar horas de donde sea para teclear en chándal en cualquier rincón de casa, tomar notas en el móvil mientras haces la compra en el supermercado, rebuscar en internet hasta encontrar el artículo que te sirve para documentar esa escena concreta o ir a la biblioteca con la mochila vacía y la intención de llenarla.
Sin embargo, si me preguntas cómo se llega a conseguir premios y publicaciones, la atención de los editores o los medios, debo reconocer que no tengo ni idea. Hace años, cuando por primera vez pensé en escribir una novela, le hice esa pregunta a una persona que, como es mi caso ahora mismo, tenía varias obras publicadas y alguna incluso premiada. Me contestó que no lo sabía y que intentara el camino de los premios. Yo, evidentemente, pensé que tenía algún motivo para no querer decirme la verdad, para ocultar ese secreto.
Ahora entiendo que estaba siendo sincera y que no había maldad en sus palabras, porque te diría lo mismo que ella: lo ignoro. Creo que es posible formar parte del sistema, aunque sea en una medida pequeñísima, como es mi caso, y no tener nada claro cómo funciona. Y quizá eso explique que, a pesar de los premios, no tenga una amplia proyección ni una gran editorial detrás que quiera publicarme. Que sea una desconocida, vaya.
Mis publicaciones hasta ahora han sido posibles siempre gracias a premios, sin conocer a nadie, así que entiendo que todavía quedan en el mundo jurados honestos. Para conseguirlo, lo único que he hecho es teclear desde mi casa y mandar la obra a concursos.
«Creo que es posible formar parte del sistema, aunque sea en una medida pequeñísima, como es mi caso, y no tener nada claro cómo funciona»
«Para conseguirlo, lo único que he hecho es teclear desde mi casa y mandar la obra a concursos»
También creo que para construir una trayectoria sólida y con apoyo mediático es preciso no solo que a una la lean, sino que la «vean»: estar en todos los eventos y ferias, tener un cierto capital social, contactos en el sector que puedan abrir una puerta desconocida… Todo eso implica llamar la atención, hacerse notar, y es una habilidad que yo no tengo y no sé si me gustaría tener. Me interesa más el proceso de escritura.
– Has sido finalista del Premio Nadal novela 2022, uno de los más importantes dentro del mundo literario en España ¿qué ha significado para ti este reconocimiento?
– Pues, aunque parezca increíble, no mucho. Por un lado, sé que significa esencialmente que un lector profesional, o un grupo de lectores, valora positivamente la obra. También sé que no es el único caso, porque esta misma novela ya fue preseleccionada en 2021 para el Premio Ateneo de Sevilla. En ese sentido, es la confirmación de la calidad del manuscrito y eso, como ya dije en su momento, es un acicate para seguir adelante con la escritura, para no abandonar este camino.
Quedar finalista en un premio como este parece un gran acontecimiento en la vida de una autora. Pero en su momento no tuvo ningún eco mediático, ni siquiera a nivel local. Mi familia y amigos están muy orgullosos, eso sí.
Tampoco se ha traducido en ninguna facilidad para acceder a ese mundo editorial tan hermético ni, en concreto, para publicar esta novela. Algunos sellos que no forman parte de los grandes grupos editoriales me pidieron el manuscrito para considerarlo y finalmente voy a publicarlo con una editorial independiente, El rey de Harlem. He tardado casi dos años en encontrar una editora, Elena Flores, que haya querido apostar por el texto. Y creo que el tiempo que me ha llevado explica por sí solo que no ha sido un proceso sencillo. Le estoy muy agradecida a Elena por su confianza y valentía y entusiasmada con el trabajo que tenemos todavía por delante hasta que el libro vea la luz.
«es la confirmación de la calidad del manuscrito y eso, como ya dije en su momento, es un acicate para seguir adelante con la escritura, para no abandonar este camino»
«Le estoy muy agradecida a Elena por su confianza y valentía y entusiasmada con el trabajo que tenemos todavía por delante hasta que el libro vea la luz»
– ¿En qué momento creativo te encuentras ahora y qué proyectos tienes en camino?
– Estoy agotada. Cada vez que acabo una novela me digo que nunca más, que este género es picar piedra. Me siento absolutamente desgastada, así que, aunque tengo una idea para una tercera novela, de momento no encuentro energías para ponerme con ella. Solo intentar plantear una trama se me hace muy cuesta arriba.
Eso sí, después de terminar Cómo encender un fuego, he tenido tiempo de escribir una obra de teatro y empezar un poemario. Me gustaría seguir con ello y empezar también a darle forma a otra obra teatral que tengo en mente. También tengo ideas para un ensayo y un documental.
En resumen, necesito oxigenarme con otros géneros.
«he tenido tiempo de escribir una obra de teatro y empezar un poemario. Me gustaría seguir con ello y empezar también a darle forma a otra obra teatral que tengo en mente»
«necesito oxigenarme con otros géneros»
– Eres Licenciada en Historia del Arte ¿cómo ha influido tu interés por el arte en tu obra literaria?
– Igual que la escritura, el arte me sirve para entender el mundo. Al final, la obra de arte no es solo la expresión de un artista, porque nadie trabaja completamente aislado de su contexto, sino que nos devuelve un reflejo de lo que somos y, a lo largo de la historia, lo que hemos sido.
Es un objeto que nos devuelve muchísima información, porque lo podemos analizar desde
infinidad de puntos de vista. Supongo que, en general, explorar la historia del arte ha sido un entrenamiento de la mirada y una toma de conciencia sobre la vinculación entre ética y
estética.
«Igual que la escritura, el arte me sirve para entender el mundo»
«explorar la historia del arte ha sido un entrenamiento de la mirada y una toma de conciencia sobre la vinculación entre ética y estética»
– También estudiaste el Máster de Escritura Creativa y trabajas realizando guiones para documentales sobre patrimonio y audioguías para grandes museos entre otras muchas cosas ¿cómo es este trabajo para ti y qué es con lo que más disfrutas?
– Es un trabajo muy estimulante porque constantemente me enfrento a temas que desconozco, o que conozco solo parcialmente, y en los que tengo que sumergirme profundamente, aprender muchísimo en muy poco tiempo, para poder trasladar esa información al público de la mejor manera posible, según las circunstancias, el contexto, las características del público y el lenguaje que estemos utilizando. Es un reto creativo que disfruto un montón, entre otras cosas, por lo mucho que me permite leer, investigar,
aprender.
– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?
Como te decía, me apetece volver al documental, pero con una historia personal. Siempre he trabajado en este género por encargo y nunca he podido desarrollar ideas propias con mi propio enfoque. También me apetece explorar temas de estética y creación artística a través del ensayo, que es un género que no he tratado.
– ¿Cómo es tu tiempo cuando no trabajas?
– Hace un par de años no habría sabido contestarte, porque todo mi tiempo «funcional» lo ocupaba el trabajo y, cuando no trabajaba, me limitaba a sobrevivir. Al ser autónoma, siempre he tenido muchísimo miedo de rechazar proyectos porque pienso que los clientes se lo pueden tomar como una afrenta y me van a castigar por ello; o, peor, sencillamente se olvidarán de mí y no volverán a llamarme. Así que, durante años, he aceptado absolutamente todas las ofertas que me llegaban. He llegado a estar con tres proyectos simultáneos: uno que atendía por las mañanas; otro, por las tardes; y el tercero, los fines de semana. Terminé tan quemada que no sabía ni quién era ni qué me gustaba hacer: había dejado de ser persona para ser solo «trabajadora».
Llevo desde entonces, a finales de 2021, en terapia para superar eso, y el estrés y la ansiedad que implica: estoy aprendiendo a decir que no y rechazar encargos sin sentirme culpable, a descansar y cultivar tiempo de ocio. Estoy intentando conocerme y volver a conectar con las cosas que me gustan.
He vuelto a pintar. Eso, y disfrutar de la música, el cine, la creación en general, diría que son mis grandes pasiones.
«estoy aprendiendo a decir que no y rechazar encargos sin sentirme culpable, a descansar y cultivar tiempo de ocio»
«Estoy intentando conocerme y volver a conectar con las cosas que me gustan»
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad.
Que la gente se escuchara menos a sí misma y más a los demás.
«Que la gente se escuchara menos a sí misma y más a los demás»
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