«El arte es mi país, mi vitamina, mi bálsamo, mi esperanza y mi hogar»
Pepa Salas Vilar nació en Úbeda (Jaén). Desde muy pequeña tuvo claro que quería ser artista y se trasladó a Granada, donde se licenció en Bellas Artes y estudió sobre cómo la memoria influye en la creatividad.
Después de ser becada en Italia, y Polonia, ha establecido su residencia y estudio en la ciudad Alemana de Hannover, dentro de la Eisfabrik, un espacio interdisciplinar donde se encuentran y muestran las obras de músicos, artistas plásticos y escénicos. Descubrió que su manera de percibir la realidad era especial y esto le ayudó a comprenderse más a sí misma.
Su obra pictórica mezcla retratos de personas desconocidas, autorretratos, animales, fotogramas de películas e imágenes de su estudio que plantean preguntas al espectador en un universo propio y con un estilo reconocible. Habla despacio, midiendo las palabras y nos muestra una persona cercana y muy especial capaz de absover la realidad de una manera diferente.
Esta semana presenta su obra en ArtMadrid´18 en la Gallerie Robert Drees y conversamos con ella sobre la vida y el arte.
– Eres de Úbeda, pero te trasladaste a Granada para estudiar en la Facultad de Bellas Artes ¿qué supuso para ti este cambio de ciudad y por qué te descantaste por esta carrera?
Granada es una ciudad de ensueño que te cautiva tanto por su belleza como por su historia. Desde hace siglos, en ella han convivido distintas culturas, como la judía, la árabe y la cristiana. El ambiente de teterías y bares, el flamenco, sus callejuelas… Además de ser universitaria y el gran turismo que la visita, uno tiene la sensación de vivir en una ciudad llena de vida, única. Teniendo la playa y Sierra Nevada tan cerca, para mí Granada, es la ciudad ideal para vivir. Te inspira sí o sí a crear.
De pequeña disfrutaba dibujando y me parecía algo mágico que existiera un espacio educativo dónde sólo se aprendiera arte… ¡qué suerte poder estudiar arte! – me decía a mí misma. Ir a un lugar donde poder aprender técnicas y herramientas para transmitir las emociones que experimentas en tu mundo interior y sacarlas afuera a través del arte. Es aprender a hacer magia. Una vez matriculada, me gustaban muchas cosas, ni al principio ni al final de la carrera, no tenía muy claro por qué decidirme… me gustaba la fotografía y me apasionaba escribir… Unos años más tarde, elegí la pintura, fusionando las dos disciplinas anteriores, pintaba utilizando fotografías bajo una historia o concepto previamente creado, así que estudiar Bellas Artes, me dio la oportunidad de acercarme más a mí, a conocerme mejor y a saber qué es lo que yo podría ofrecer a la vida.
«estudiar Bellas Artes, me dio la oportunidad de acercarme más a mí, a conocerme mejor y a saber qué es lo que yo podría ofrecer a la vida»
– En la Universidad de Granada recibiste Matrícula de Honor en el proyecto de fin de carrera y posteriormente te doctoraste allí también ¿qué temas investigaste y cómo han influido en tu obra posterior?
En mi proyecto fin de carrera, elegí el tema “Alucinaciones en la memoria” porque me interesa los distintos procesos creativos de la memoria al recordar u olvidar. Como cada vez que recordamos un suceso vivido, éste siempre cambia añadiéndoles algunos detalles del momento actual que vivimos u omitiendo otros detalles. No es lo mismo recordar un suceso que ocurrió hace diez años a algo que sucedió ayer. Nuestra mente está continuamente creando.
Al final de la carrera, escuché por primera vez la palabra Sinestesia (un fenómeno de la percepción en el cual, un cerebro sinestésico conexiona dos sentidos que normalmente no están unidos) Descubro a los 27 años que soy multisinestésica, percibo fotismos de distintos tipos de sinestesias de manera consciente y automática. Es algo revolucionario el despertarte un día y darte cuenta que todo el mundo no percibe del mismo modo que tú. Y descubrirlo de manera casual… Desde ese momento, se abre un gran interés en las diferentes maneras de percibir del ser humano y, por consiguiente, las diferentes maneras de crear. Es el campo que investigo en mi tesis doctoral.
El tema de la sinestesia ha influido siempre en mi obra, sin ser consciente de ello, en mis trabajos siempre aparecían símbolos como palabras o letras, números, códigos de color… que aportan a la obra significado. En mi obra actual, mezclo figuración y abstracción. Los elementos figurativos los represento en blanco y negro, mientras que el color lo reservo para expresar la emoción abstracta, como una luz en movimiento que nos visita, la percepción sinestésica.
«Es algo revolucionario el despertarte un día y darte cuenta que todo el mundo no percibe del mismo modo que tú. Y descubrirlo de manera casual… Desde ese momento, se abre un gran interés en las diferentes maneras de percibir del ser humano y, por consiguiente, las diferentes maneras de crear.»
– Estudiaste en la Accademia di Belle Arti di Bologna en Italia gracias a una beca Erasmus durante un año ¿cómo fue esta experiencia para ti y cuál fue tu motivación para estudiar allí?
En Granada, compartía piso con estudiantes de otros países y la convivencia y el intercambio era muy positivo, tenía claro desde que solicité la beca que yo también quería vivir esa experiencia en otro país. Elegí Bolonia, la primera ciudad universitaria de Europa. Pensé que para ir al origen de las artes, había que nutrirse de los clásicos. Además, la cultura italiana es muy similar a la española y eso me apetecía allá por el 2002.
La experiencia fue increíble, un regalo. Tenía la sensación de estar de vacaciones todo el año, al contrario que mi estancia en Polonia o Alemania, donde te sientes extranjero, en Italia me sentía una más de la sociedad totalmente integrada, donde viajaba sola con asiduidad cada fin de semana, para conocer otras ciudades. En la Accademia de Belle Arti, me pareció muy libre el sistema que por aquél entonces había. Tú podías asistir a todas las clases que te interesaban, sin necesidad de hacer una matrícula y al final del curso, te presentabas a las que tu quisieras. Ese año me llovieron cuatro matrículas de honor, y fue una alegría porque anteriormente en cielo español no me había caído aún ninguna.
«Pensé que para ir al origen de las artes, había que nutrirse de los clásicos. (…) La experiencia fue increíble, un regalo»
– En 2006 te trasladaste a Polonia gracias a una beca Leonardo da Vinci de prácticas de Educación ¿qué te llevó a este país y por qué elegiste prácticas en educación?
Un año antes, fui invitada por mi amiga Dorota Kurazinska (compañera de doctorado entonces) a pasar unas navidades con su familia en Polonia y, de paso exponer el tema de mi investigación a los alumnos de su antiguo Instituto de diseño en Koszalin, como una actividad alternativa para el centro. El interés del alumnado por el tema, despertó la idea de poder irme allí con la concesión de una beca y realizar experimentos y ejercicios prácticos con ellos y francamente, funcionó muy bien, todos colaboraron en mi proyecto.
– Has establecido tu taller en la Eisfabrik en Hannover (Alemania), un centro multidisciplinar de artes ¿cómo llegaste a esta ciudad y cómo desarrollas tu trabajo a diario?
A Hannover llegué por amor en el 2010 y desde entonces vivo allí. Por las mañanas cojo el metro hasta la Eisfabrik, una antigua fábrica de hielo que fue destruida en la II Guerra Mundial y reconstruida posteriormente y transformada en un teatro de danza contemporánea “Commedia Futura”. El espacio dispone de dos salas de exposiciones, estudios de músicos y talleres de artistas, como se les conoce en Alemania, Ateliers. Allí está mi Atelier y en él trabajo ocho horas diarias y también algunos fines de semana, mi hogar se podría decir, la fábrica de mis sueños.
«Allí está mi Atelier y en él trabajo ocho horas diarias y también algunos fines de semana, mi hogar se podría decir, la fábrica de mis sueños»
– En tu obra se mezclan autorretratos de tu infancia con reproducciones pictóricas de partes de tu estudio, de fotografías decimonónicas de personajes anónimos y animales o fotogramas de películas ¿cómo es tu proceso creativo?
Para crear mi obra mayormente pictórica, parto de fotografías antiguas encontradas en los mercados de pulgas, los “Flohmarkt” de Hannover, de fotos de familiares, de amigos que me sirven de modelos o de fragmentos de escenas de películas antiguas.
En mis cuadros es común encontrarse bajo una expresión claramente figurativa (como retratos de personas o animales, paisajes o espacios interiores arquitectónicos…) que evoca una realidad, la cual sostiene un elemento abstracto, como una franja o línea de color, a modo de escala tonal de colores. Esa abstracción de color, es la representación de las diferentes ideas, pensamientos o sueños que existen en cada ser, bajo el fenómeno de la percepción de la sinestesia. Los recuerdos se vuelven colores, al igual que los aromas y sonidos.
La figuración está representada en blanco y negro, mientras que el color lo utilizo para realzar lo abstracto o lo irreal. Ambos códigos se encuentran a menudo conviviendo en nuestro día a día, y a veces es difícil diferenciar qué es exactamente lo real y qué sería lo irreal.
Al observar mi trabajo, es fácil advertir que diversos personajes aparecen una y otra vez en mis pinturas: las ballenas, la niña de ojos grandes, el nido, la casa, la jaula, retratos masculinos… Esto me hace recordar una frase que leí una vez: “A menudo el artista se obsesiona con determinados personajes y símbolos”. Todos estos retratos y figuras forman parte de mi entorno más cercano y cobran sentido dentro del discurso de la obra, de mis poesías visuales.
«Todos estos retratos y figuras forman parte de mi entorno más cercano y cobran sentido dentro del discurso de la obra, de mis poesías visuales»
– ¿Qué comentarios te hace la gente al ver tu obra?
Siempre me preguntan, ¿qué significan las ballenas…? ¿Y esa escala de color…?
– ¿De qué trabajo hasta la fecha te sientes más orgullosa?
Pues de la última serie pictórica “Wünsch dir was! / Pide un deseo” en la que actualmente estoy trabajando.
Me atrae el tema de los deseos, al ver una estrella fugaz, al soplar las velas… o cuando alguien nos cierra los ojos y nos requiere que pidamos un deseo, las primeras imágenes que aparecen en nuestra mente, suelen ser trampas de los deseos del ego. Pero tras unos segundos de calma… surgen las verdaderas imágenes de los deseos de nuestro alma. Hay que afinar a la hora de elegir un deseo, para poder hacer diana en nuestro destino.
«Hay que afinar a la hora de elegir un deseo, para poder hacer diana en nuestro destino»
– Participaste en un proyecto de rehabilitación de la Iglesia de San Lorenzo en Úbeda, un lugar de tu infancia, respaldado por la obra social de «La Caixa» y la Fundación Huerta de San Antonio ¿en qué consistió?
El proyecto “Un sueño incandescente”, fue una beca de residencia y exposición que supuso una gran experiencia. Durante un mes, trasladé mi taller de Hannover a la iglesia de San Lorenzo. La intención fue la de producir in situ una serie pictórica que naciera de la interacción personal con el lugar y con las gentes que lo habitan, pudiendo mostrar así la enorme capacidad del arte para canalizar las emociones.
Esta iniciativa se enmarca dentro del espíritu “abierto por obras” que alienta el proyecto de rehabilitación de la iglesia de san Lorenzo, impulsado por la Fundación Huerta de san Antonio. Una de las líneas de actuación de la fundación es la de abrir sus puertas para acoger las inquietudes e ideas de artistas, en diversas disciplinas, que quieran desarrollarlas en el contexto de la iglesia de San Lorenzo.
– También has sido becada en Barcelona con una residencia artística en el Centre d´Art La Rectoria ¿qué proyecto realizaste allí y cómo fue tu estancia?
Una estancia enriquecedora, en este maravilloso lugar tuve la suerte de estar becada dos años. El primer año, realicé el proyecto “Zugunruhe, el cambio”, que consistió en la realización de una serie pictórica y un mural, que giró en torno a las reflexiones plásticas bajo el concepto de la emigración y como metáfora traté el fenómeno del Zugunruhe, que experimentan las aves migratorias, antes de alzar sus vuelos.
El segundo año, representé lo que me inspiraba el espacio en sí de la Rectoria, los paisajes del pueblo Sant Pere de Vilamajor, los compañeros de la beca, la atmósfera del lugar. El pueblo ubicado a los pies del Montseny, las gentes del pueblo y los miembros de la fundación, forman un todo armónico que te incitan a querer volver.
– Durante estos días expones en la feria ArtMadrid en la Robert Drees Gallery ¿qué supone para ti participar en esta muestra?
Me llena de ilusión que la Galerie Robert Drees haya apostado por mi trabajo y el poder participar en esta muestra de arte contemporáneo en mi país, es para mí una gran suerte, que me motiva a seguir trabajando con ánimo y perspectiva de continuar creando y vivir un sueño posible.
– Has vivido y creado obra en España, Italia, Polonia y Alemania ¿qué diferencias has encontrado en el entorno artístico y dónde sientes que tu trabajo ha evolucionado más?
Mi trabajo ha evolucionado considerablemente en Alemania en los últimos cinco años. Antes, en España, Italia y Polonia, fueron periodos de búsqueda, de dar palos de ciego explorando distintas disciplinas y maneras de expresar mi mundo interior. Pero estos años y vivencias fueron necesarios también para crecer hoy, madurar y evolucionar. La diferencia principal que encuentro entre los países europeos, es que Alemania dispone de más capital, recursos y una sabia responsabilidad para invertir en arte, alentando y dando esperanza a la labor y constancia del artista.
«Alemania dispone de más capital, recursos y una sabia responsabilidad para invertir en arte, alentando y dando esperanza a la labor y constancia del artista»
– ¿Qué no cambiarías de tu vida en Alemania y qué echas de menos de España?
Los artistas son las primeras aves que alzan el vuelo. Es necesario volar como pájaros migratorios a otras zonas fértiles de cultura, donde poder alimentarnos y poder vivir de nuestro trabajo. Pero eso no basta, porque el artista, así como el ave, desea regresar a su país natal, en mi caso volver al sur, a los paisajes de mi infancia.
«Los artistas son las primeras aves que alzan el vuelo»
De Hannover, me quedo con el alto interés cultural que posee el ciudadano de a pie, que prefiere comprar arte auténtico de manos del propio artista, a comprar unos cuadros o láminas de Ikea, que hagan juego con las cortinas del salón. Es fácil visitar un museo y encontrarte a un público muy variado en todas las edades, las personas mayores llevan regularmente a sus nietos a visitar espacios artísticos, con una naturalidad que me asombra. Tienen necesidad de arte, mientras que, en mi país, por regla general, digamos que la necesidad o el interés del ciudadano de a pie, sería la de ir a eventos donde se beba y se coma bien, mientras que al museo lo visita un perfil reducido, tan sólo quien tiene verdadero interés en arte.
«De Hannover, me quedo con el alto interés cultural que posee el ciudadano de a pie, que prefiere comprar arte auténtico de manos del propio artista»
De Hannover, también me quedo con el verde intenso de sus bosques, que se encuentran dentro de la propia ciudad, sus lagos, su naturaleza protegida y su espíritu deportista.
De España, indudablemente echo de menos mi cultura, mis paisajes, el sol, el carácter alegre de sus gentes, su gastronomía… pero sobretodo, el símbolo de la Familia, como un fuerte valor que caracteriza a los países del mediterráneo.
Echo de menos los cerros de mi ciudad, Úbeda, que te proporcionan una visión lejana de un horizonte con altibajos, donde el sol se detiene a distintas horas en todos los puntos de las montañas de Sierra Mágina y en sus mares de olivos. En Hannover no hay montañas, y el terreno es siempre plano, lo que te proporciona un horizonte predecible y limitado, (pero eso sí, con carril bici a ambos lados de todas las carreteras) (risas).
He conseguido adaptarme a este nuevo país gracias a la compensación emocional que me aporta mi trabajo creativo. Es la realización de un sueño, poder vivir de lo que te gusta hacer. Crear siempre me da equilibrio allá donde esté. El arte es mi país, mi vitamina, mi bálsamo, mi esperanza y mi hogar.
«El arte es mi país, mi vitamina, mi bálsamo, mi esperanza y mi hogar»
«He conseguido adaptarme a este nuevo país gracias a la compensación emocional que me aporta mi trabajo creativo. Es la realización de un sueño, poder vivir de lo que te gusta hacer»
– ¿Qué consejo darías a un artista que comienza ahora su carrera?
Le diría: – Afina bien tus deseos, sazónalos con toda la pasión que puedas darles y vé a por ellos. Y cuando venga la tormenta, el hambre o la presión social, no abandones nunca, porque si lo haces te abandonarías a tí mismo.
Y viaja, viaja todo lo que puedas y si te es posible vive en otros países y conoce otras culturas, otras maneras de vivir, porque cuanto más conocemos del otro, más conocemos de nosotros mismos y más podremos dar, crear e inspirar. Elige muy bien tus sueños, porque se cumplen.
– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro? ¿dónde te gustaría ver expuesta tu obra?
No sé… todos los proyectos que me hagan ilusión y supongan un reto para mí y mi obra.
La verdad, no suelo pensar dónde quiero ver expuesta mi obra, no me lo planteo a largo plazo… mientras que a corto plazo me hace mucha ilusión que mi obra pintada en Hannover, venga a ArtMadrid ’18, a España. Es divertido pensar que a veces es necesario irse afuera, perderse y encontrarse (o que te encuentren) para regresar a nuestra tierra, para de nuevo volvernos a perder, para así encontrarnos.
«Es divertido pensar que a veces es necesario irse afuera, perderse y encontrarse (o que te encuentren) para regresar a nuestra tierra, para de nuevo volvernos a perder, para así encontrarnos»
– ¿Cómo es tu tiempo libre?
El tiempo libre lo utilizo para seguir trabajando, en esta profesión es muy difícil desconectar, pero cuando tengo mucho tiempo libre, entonces me cojo un vuelo para Andalucía y visitar a mi familia.
– Un sueño que te gustaría se hiciera realidad
La verdad es que me siento muy afortunada al poder vivir del arte, ése es el mayor sueño de mi vida.
Pero si aún pudiera sacarle algo de punta a ese sueño, me gustaría poder vivir del arte en mi país, que no fuese necesario ser profeta en el extranjero.
Que, desde los pueblos más pequeños hasta las grandes ciudades de mi país, hubiese una cultura, educación, fomento, intereses más profundos por y para el arte.
«me gustaría poder vivir del arte en mi país, que no fuese necesario ser profeta en el extranjero.
Que, desde los pueblos más pequeños hasta las grandes ciudades de mi país, hubiese una cultura, educación, fomento, intereses más profundos por y para el arte»
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